El PSE pretende "controlar el desgobierno" en las empresas con fondos p¨²blicos

El control del desgobierno. Tal es la aspiraci¨®n de la parlamentaria socialista Joana Madrigal con su enmienda a la totalidad a la reforma de la ley de R¨¦gimen Presupuestario planteada por el Ejecutivo. Madrigal ha presentado adem¨¢s un texto alternativo cuyo objetivo es que se recoja de manera expresa qu¨¦ se entiende por sector p¨²blico vasco. La idea es que, aunque la Administraci¨®n no controle el 51% de una sociedad, ¨¦sta sea reconocida como p¨²blica en la medida en que el tripartito tiene una posici¨®n de dominio.

"Los casos Guggenheim y Balenciaga han puesto de manifiesto que todas estas sociedades instrumentales que no son de nadie se constituyen con intenci¨®n de zafarse de los controles r¨ªgidos que l¨®gicamente impone la Administraci¨®n. Y luego pasa lo que pasa", dice la parlamentaria del PSE.

Madrigal ha batallado toda la legislatura por acabar con ese descontrol y ahora tiene la oportunidad, aunque es probable que la legislatura concluya antes de que se pueda debatir su propuesta en la C¨¢mara. "El modelo que ha impuesto el PNV da pie a que no haya profesionalidad. Los gerentes y gestores de esas sociedades se eligen por conveniencia pol¨ªtica o amistad. Y para el resto de personal tampoco hay una selecci¨®n basada en los principios de publicidad y concurrencia. La profesionalidad queda al margen", incide Madrigal.

Como fruto de todo ello, los ejecutivos contratados libremente, como los casos de Mariano Camio en el caso Balenciaga, y Roberto Cearsolo en el del Guggenheim, tienen una capacidad extraordinaria para hacer y deshacer. Y como nadie fiscaliza las cuentas, pueden campar a sus anchas.

Sin riesgo y sin control

El Tribunal Vasco de Cuentas P¨²blicas tambi¨¦n ha venido dando la batalla para cambiar el modelo por el que se rigen las sociedades instrumentales, con capital p¨²blico dominante. El consejero del ¨®rgano auditor Rafael Iturriaga critica la existencia de un "excesivo artificio que gestiona servicios p¨²blicos y se nutre de dinero p¨²blico", pero que est¨¢ revestido de una apariencia de empresa privada con la ¨²nica consecuencia de que "se pierde el control desde el poder pol¨ªtico y administrativo".

"Se pierde esta capacidad de control y no se sustituye por ninguna otra pues, a diferencia de lo que ocurre en las empresas privadas de verdad, aqu¨ª no hay un capitalista que mire por sus inversiones. Hemos vivido el juego del capitalismo sin riesgo y de la burocracia sin control. Algo mucho peor que la burocracia pura o que el capitalismo competitivo", concluye Iturriaga.