El dinero no era gratis
La crisis inmobiliaria afecta sobre todo a los inmigrantes - La morosidad general se ha disparado hasta tasas desconocidas en la ¨²ltima d¨¦cada
"Aqu¨ª s¨ª hay hipotecas basura. Y vosotros me disteis una a m¨ª". Es lo que solt¨® Juan Pablo Almache al empleado de la caja de ahorros a la que hab¨ªa ido para decir que no pensaba pagar m¨¢s su hipoteca. Que hab¨ªa hecho todos los esfuerzos imaginables, pero que ya no pod¨ªa m¨¢s. Que se quedaran con el piso.
Inmigrante. Antiguo empleado en la construcci¨®n. Y ahora en paro. Su perfil coincide punto por punto con el de aquellos que van a pagar m¨¢s cara la sucesi¨®n de crisis -primero inmobiliaria, luego financiera y por fin laboral- que asola la econom¨ªa espa?ola.
En su familia lo saben bien: cuatro hermanos ecuatorianos nacionalizados espa?oles que han comprado otros tantos pisos, dos en Madrid y dos en Navarra. En total, los Almache deben casi 800.000 euros. Todos se han avalado entre ellos. Todos ten¨ªan sueldos medios o bajos. Ninguno puede pagar ahora la hipoteca. Forman la punta del iceberg de los excesos cometidos por la banca en los a?os en los que parec¨ªa que endeudarse era gratis y que todo el mundo pod¨ªa, e incluso deb¨ªa, hacerlo.
5.000 extranjeros denuncian que les dieron hipotecas con avales cruzados
Se estima que unas 60.000 familias han dejado de pagar el cr¨¦dito de su piso
"Los bancos han relajado sus condiciones", dice Standard & Poor's
"Si cobro 800 euros de paro es imposible dar 1.700 al banco", afirma Rommy
Es cierto que el de los Almache es un caso extremo. Pero tambi¨¦n lo es que en los ¨²ltimos a?os muchas parejas de mileuristas o ni siquiera mileuristas que se acercaban a una sucursal bancaria no s¨®lo consegu¨ªan un pr¨¦stamo para comprarse la vivienda que estar¨ªan pagando el resto de su vida. Era muy com¨²n que el amable oficinista que encontraban al otro lado de la ventanilla tambi¨¦n les recomendara que pidieran un poco m¨¢s. Para los muebles. O para un coche. O para un viaje que les hiciera ilusi¨®n. Los tipos de inter¨¦s por los suelos hincharon de alegr¨ªa a las entidades financieras a la hora de conceder pr¨¦stamos. Pero ahora su papel est¨¢ en entredicho.
"La calidad de los activos bancarios se deteriora. Y lo har¨¢ a¨²n m¨¢s en 2009. El r¨¢pido crecimiento de los pr¨¦stamos de los ¨²ltimos diez a?os, la mayor competencia entre entidades, la abundante liquidez y la ampliaci¨®n de la red de sucursales bancarias hizo que se relajaran las condiciones para conceder cr¨¦ditos. Aument¨® el porcentaje del precio de la vivienda que financia el banco y los plazos de devoluci¨®n del pr¨¦stamo". Es un extracto del duro informe sobre el sistema financiero espa?ol que la semana pasada hizo p¨²blico Standard & Poor's.
Los datos del Banco de Espa?a sustentan la tesis de la agencia de calificaci¨®n estadounidense. El chorro de dinero que prestan los bancos para adquirir la vivienda se ha multiplicado por m¨¢s de cinco en la ¨²ltima d¨¦cada. Las familias espa?olas deb¨ªan a mediados de a?o 600.000 millones de euros por el piso. Y si las tasas de morosidad de estos cr¨¦ditos se manten¨ªan por debajo del 0,5% tan s¨®lo un a?o atr¨¢s, el pasado mes de junio ya se hab¨ªa alcanzado el 1,3%. Todas las previsiones apuntan a que esta cifra aumentar¨¢ considerablemente, de la mano de la erosi¨®n del mercado laboral, que ya arrastra el pesado fardo de tres millones de parados.
De fondo late el debate sobre la responsabilidad de bancos y cajas. ?stos, como no pod¨ªa ser de otra forma, achacan el repunte de la morosidad a la coyuntura econ¨®mica y afirman que nadie hab¨ªa previsto una situaci¨®n tan complicada como la actual.
En el otro bando, analistas como el catedr¨¢tico Jos¨¦ Garc¨ªa Montalvo replican que las entidades se vieron arrastradas por el sue?o de que la escalada de los precios de la vivienda no tendr¨ªa fin. As¨ª se gener¨® un juego de expectativas perversas en el que lo recomendable era prestar dinero, aunque fuera a clientes poco solventes. Si no pod¨ªan pagar, siempre tendr¨ªan la opci¨®n de vender el piso a un precio mayor. Pero el violento estallido de la burbuja inmobiliaria ha acabado con este razonamiento. Lo mismo que ocurri¨® hace un a?o con las hipotecas basura o subprime en EE UU.
?Cu¨¢ntas personas se ven ahora incapaces de afrontar su deuda? No existe ninguna estad¨ªstica que lo cuantifique, pero se puede hacer una estimaci¨®n dividiendo los casi 7.800 millones de deuda impagada entre un importe medio de hipoteca de 130.000 euros. El resultado: unas 60.000 familias atrapadas en el piso que compraron con tanta ilusi¨®n y que ahora se ha convertido en su condena.
Frente a estos datos, chocan las declaraciones de banqueros, pol¨ªticos y -tambi¨¦n hay que decirlo- periodistas que alababan la bondad de los criterios que han seguido las entidades espa?olas en la concesi¨®n de pr¨¦stamos. La que hizo la ahora ministra de Defensa cuando estaba al frente de Vivienda es s¨®lo un ejemplo. "Los espa?oles nos hemos endeudado con cabeza y los bancos nos han dado cr¨¦ditos con cabeza. No nos hemos endeudado por encima de nuestras posibilidades", dec¨ªa Carme Chac¨®n en septiembre del a?o pasado en Telecinco.
Cuando alababa la "cabeza" de bancos y clientes, seguramente Chac¨®n no hab¨ªa o¨ªdo hablar de la familia Almache. Ni de ella ni de los 5.000 emigrantes que han denunciado a trav¨¦s de la asociaci¨®n AESCO que recibieron cr¨¦ditos en los que se avalaban unos a otros, pr¨¢ctica que no siendo ilegal flota en el limbo de la alegalidad. La mayor¨ªa de los afectados trabaja en la construcci¨®n o en limpieza, y las n¨®minas de algunos no llegaban a los 500 euros.
El presidente de AESCO, Juan Carlos Rois, explica que las denuncias afectan a casi todas las entidades financieras: Caja Madrid, Caixa Catalunya, Ibercaja... "Los afectados nos cuentan que les reun¨ªan a unos cuantos el d¨ªa de la compra. Como todav¨ªa no hab¨ªan firmado nada, no constaban en ning¨²n registro y as¨ª unos se pod¨ªan avalar a los otros sin que el sistema del banco avisara de que estaban incumpliendo las normas de riesgo", explica Rois.
Los bancos, muy reacios a hablar del tema, niegan la mayor. "No hemos recibido ninguna demanda sobre avales cruzados. Caja Madrid no acepta esta pr¨¢ctica", responden en la entidad madrile?a. A?aden que siempre han mantenido un estricto control del riesgo, a pesar de que en septiembre su tasa de morosidad haya alcanzado el 3,57%, tasa superior a la media del sector. Otras entidades dan una respuesta muy parecida. Fuentes financieras explican que estas pr¨¢cticas se han podido dar porque lo m¨¢s importante para las entidades es la garant¨ªa real, la que da el bien hipotecado. La garant¨ªa personal, la del avalista, ser¨ªa un a?adido por si acaso, pero no el fundamental. "Lo vital es que el dinero prestado no supere el 80% de la tasaci¨®n", a?aden estas fuentes. El problema es que en los a?os del boom del ladrillo muchas entidades tambi¨¦n se saltaron esta regla de prudencia. Incluso se lleg¨® a superar el 100% de la tasaci¨®n.
Casi todos los que han acudido a la asociaci¨®n contrataron hipotecas crecientes. Esta modalidad se presentaba como una facilidad para los que no ten¨ªan en ese momento unos ingresos suficientes. La idea era que con el tiempo la situaci¨®n mejorar¨ªa y podr¨ªan hacer frente a cuotas m¨¢s altas.
Pero las cosas han salido exactamente al contrario. La econom¨ªa se ha paralizado, el paro arrecia y, si se a?ade el efecto del crecimiento imparable del Eur¨ªbor en los tres ¨²ltimos a?os, muchos de estos inmigrantes se encuentran ahora con cuotas que casi duplican las que pagaban al comprar el piso.
Rommy Orlando, de 27 a?os, ya habr¨ªa dejado de ara?ar todos los meses los 1.700 euros en los que se le ha puesto la letra si no fuera porque su madre es la avalista. Si ¨¦l no paga, ella perder¨¢ el piso que tanto le cost¨® comprar. Y esto no lo supo hasta semanas despu¨¦s de firmar su hipoteca. "Me dijeron que pusiera como avalista a otra chica ecuatoriana a la que no hab¨ªa visto en mi vida. Y que por un formalismo metiera tambi¨¦n a mi madre. Despu¨¦s me enter¨¦ de que mi madre nos avalaba a los dos", cuenta este peruano que lleva 14 a?os en Espa?a y tres meses en el paro. "Yo quiero pagar. Nunca me ha gustado deber nada, pero si los del paro me dan 800 euros es imposible que yo ingrese 1.700 en el banco", dice.
Lo mismo les ocurre a Juan Pablo Almache y a su hermana Blanca. "?l ya ha dejado de pagar, y yo me estoy planteando hacer lo mismo", explica ella desde el sal¨®n de su piso madrile?o de tres habitaciones en el barrio madrile?o de Ascao. Sobre una mesilla descansa el libro El ni?o con el pijama de rayas. Los dos se quejan de que nadie les inform¨®, de que en la caja de ahorros les dijeron que la cuota no iba a subir, que como mucho pasados los a?os pagar¨ªan 10 o 20 euros m¨¢s al a?o. "Yo he ido a devolver las llaves de la casa. Ya no la quiero. No tiene sentido dejar de vivir esclavizado por cuatro paredes. Pero en el banco dicen que no quieren la casa, que me han prestado un dinero y que tengo que devolverlo", a?ade Juan Pablo.
Sobre la responsabilidad de los bancos hay distintos puntos de vista. Alfonso Garc¨ªa Mora, director de Analistas Financieros (AFI), cree que no ha habido una mala pr¨¢ctica generalizada. "Los mecanismos de gesti¨®n del riesgo son ahora much¨ªsimo mejores que nunca. Seguro que alguna entidad ha sido poco rigurosa, pero nadie pod¨ªa saber que las condiciones iban a ser tan malas. Si s¨®lo se hubieran concedido cr¨¦ditos a las personas sobre las que no hab¨ªa ninguna duda, pr¨¢cticamente no se le habr¨ªa dado a nadie", se?ala.
Garc¨ªa Mora apunta a una diferencia radical entre el sistema donde nacieron las subprime y el espa?ol: "Aqu¨ª las entidades tienen que gestionar cada pr¨¦stamo que da. En cambio, en EE UU el que lo origina es distinto del que lo administra. Al no asumir el riesgo, se incentivaba la concesi¨®n de cr¨¦ditos a todo el mundo. Y en Espa?a no existe s¨®lo la garant¨ªa por la vivienda, sino que el cliente garantiza la deuda con todo su patrimonio".
Pero los datos son elocuentes. La morosidad general (la que afecta tanto a familias como a empresas) se ha disparado hasta tasas desconocidas en la ¨²ltima d¨¦cada. El 2,6% de los cr¨¦ditos que acumulan un retraso de tres meses o m¨¢s -la definici¨®n que el Banco de Espa?a da de morosidad- queda todav¨ªa lejos de la cota del 9% alcanzada en la anterior crisis, en 1994. Pero la evoluci¨®n asusta: los casi 49.000 millones de euros de pr¨¦stamo dudoso suponen un incremento del 350% respecto a la cifra de hace tan s¨®lo dos a?os.
AFI pronostica que la tasa llegar¨¢ al 6,5%. Los m¨¢ximos ejecutivos de Caixa Catalunya y Caja Madrid, dos de las entidades donde la morosidad pega cada vez mordiscos m¨¢s salvajes, han avisado de que avanza a pasos de gigante. Narc¨ªs Serra, presidente de la caja catalana, reconoc¨ªa recientemente que superar¨¢ el 9%. Y esta cifra asusta m¨¢s si se tiene en cuenta que diversos analistas se?alan al 15% como la barrera que, una vez traspasada, provocar¨ªa el hundimiento del sistema financiero.
Mientras la estad¨ªstica arroja cada vez m¨¢s familias que no pueden o no quieren pagar su casa, el Gobierno brit¨¢nico ofreci¨® el pasado mi¨¦rcoles soluciones a los m¨¢s castigados por la crisis. El Ejecutivo de Gordon Brown propone aplazar el pago de la hipoteca y ofrece a los bancos la garant¨ªa de que, si al final pierden dinero, el Estado pagar¨¢ la diferencia. El espa?ol se ha limitado a ofrecer a los parados un aplazamiento durante dos a?os de la cuota hipotecaria. Blanca les responde: "Me siento enga?ada por la inmobiliaria, por el banco, por el Gobierno. Por todos".
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