Cinco sospechosos de planear el 11-S aseguran que se confesar¨¢n culpables
El organizador de los atentados pide ser ejecutado por el Gobierno de EE UU
Con una larga barba gris¨¢cea y t¨²nica y turbante blancos, el supuesto cerebro de los atentados del 11-S, Jalid Sheij Mohamed, sorprendi¨® ayer a la comisi¨®n militar que lleva su proceso, en la base estadounidense de Guant¨¢namo, al renunciar a seguir defendi¨¦ndose, y a continuar con los recursos sobre la legalidad de las comisiones y de las pruebas obtenidas bajo tortura. Sheij Mohamed present¨® una nota al juez junto a otros cuatro acusados en la que ped¨ªan declararse culpables y que todo terminara cuanto antes. Quieren ser condenados a muerte y ser ejecutados como m¨¢rtires.
El anuncio de los acusados se ha producido cuando falta poco m¨¢s de un mes para la toma de posesi¨®n como presidente de Barack Obama, que ha anunciado su intenci¨®n de acabar con el sistema de justicia de excepci¨®n de Guant¨¢namo y trasladar los casos a tribunales estadounidenses. La petici¨®n de los cinco acusados pretende acelerar la sentencia y forzar al Gobierno a ejecutarlos antes de la toma de posesi¨®n de Obama.
Pero plantea distintos problemas jur¨ªdicos que tendr¨¢n que ser resueltos. Entre ellos, si hace falta que se celebre un juicio aunque haya declaraci¨®n de culpabilidad. La pena capital debe ser decidida, en todo caso, por un jurado.
Algunos familiares de v¨ªctimas se desplazaron a la base para ver en vivo a los presuntos organizadores de la matanza. Lo que se celebraba ayer no era el juicio propiamente dicho, sino una audiencia previa en la que deb¨ªan discutirse cuestiones alegadas por la defensa. Tres de los acusados se representaban a s¨ª mismos. Han renunciado a sus abogados, en los que no conf¨ªan. "No queremos seguir desperdiciando nuestro tiempo", dijo Sheij Mohamed. "No nos fiamos de ning¨²n americano".
El juez no ha aceptado por el momento la petici¨®n de dos de los acusados, Ramzi bin al Shibh y Mustaf¨¢ al-Hawsawi, porque se est¨¢ evaluando su capacidad mental. En la sesi¨®n de la tarde, Sheij Mohamed dijo que, antes de seguir adelante con su confesi¨®n, los que s¨ª pod¨ªan hacerla hab¨ªan decidido esperar para ver qu¨¦ pasaba con sus otros dos compa?eros, uno de los cuales dijo en ¨¢rabe que enviaba sus "saludos a Osama Bin Laden" y que esperaba que la yihad "contin¨²e y golpee el coraz¨®n de Am¨¦rica con todo tipo de armas de destrucci¨®n masiva".
?ste es el caso m¨¢s importante que juzgan las comisiones militares y una de las principales razones por las que George W. Bush cre¨® el sistema de Guant¨¢namo. A Sheij Mohamed, presunta pieza clave dentro del engranaje de Al Qaeda, se le imputan 2.973 asesinatos, uno por cada v¨ªctima del 11 de septiembre de 2001. Se le acusa de haber organizado y financiado a los 19 pilotos suicidas que secuestraron los aviones y se estrellaron contra las Torres Gemelas, el Pent¨¢gono y el que cay¨® en un campo de Pensilvania. En su primera comparecencia ante la comisi¨®n, confes¨® haber planeado los atentados de la "A a la Z".
Los cinco acusados fueron trasladados a Guant¨¢namo en 2006, tras pasar por c¨¢rceles secretas de la CIA en distintos puntos del planeta. All¨ª fueron sometidos a interrogatorios que, en el caso de Sheij Mohamed, capturado el 1 de marzo de 2003 en Pakist¨¢n, incluyeron simulacros de ahogamiento, lo que ha planteado dudas sobre la fiabilidad de sus declaraciones.
La vista se celebr¨® en una zona de alta seguridad del Camp Justice (Campo Justicia) de Guant¨¢namo creada para los acusados del 11-S. Es la sala de juicios n¨²mero 2: una habitaci¨®n blanca s¨®lo adornada por los emblemas y las banderas de las cinco ramas del Ej¨¦rcito y una de EE UU. La sala se encuentra dentro de un barrac¨®n rodeado de alambradas junto al mar Caribe. Junto a la sala, y separadas por una verja, se alzan las caravanas que hacen las veces de oficinas para los defensores y fiscales.
El Ej¨¦rcito extrem¨® los controles: no se pod¨ªa pasar con bolsas, c¨¢maras de fotos o grabadoras, y cada libreta o jersey eran palpados minuciosamente por un polic¨ªa militar con guantes. Los periodistas y observadores estaban separados de la sala por un cristal y escuchaban el sonido con 20 segundos de retraso.
Para algunos de los familiares de las v¨ªctimas presentes en la vista, ver las caras de los acusados supuso una catarsis. Alice Hoagland, cuyo hijo muri¨® en el vuelo United 93, que se estrell¨® contra el suelo en Pensilvania despu¨¦s de que los pasajeros consiguieran reducir a los secuestradores, dec¨ªa, visiblemente emocionada, que estaba "muy agradecida". "Claro que sirve. Yo dedico ahora mi vida a las causas de mi hijo. A luchar contra el terrorismo y a defender los derechos de los homosexuales. Mi hijo Mark era gay".
El hombre que inspir¨® a Bin Laden
Jalid Sheij Mohamed conoci¨® a Osama Bin Laden a mediados de 1996. Fue ¨¦l quien le habl¨® al l¨ªder de Al Qaeda de la posibilidad de estrellar aviones como si fueran misiles en edificios emblem¨¢ticos estadounidenses. Tres a?os despu¨¦s recibi¨® el visto bueno. El 11 de septiembre estaba en marcha, seg¨²n se?ala el informe de la comisi¨®n del Congreso de EE UU que investig¨® la matanza. ?l se ha descrito como jefe del comando militar para todas las operaciones extranjeras de Al Qaeda.
KSM, como le denominan en algunos informes de espionaje norteamericanos, naci¨® en Kuwait. Su familia era paquistan¨ª. En los ochenta se traslad¨® a Estados Unidos para estudiar ingenier¨ªa en una universidad de Carolina del Norte. Tras su paso por el pa¨ªs, empez¨® a relacionarse con la yihad antisovi¨¦tica en Afganist¨¢n. Y su participaci¨®n en atentados terroristas contra Occidente comenz¨® en 1993, el primer atentado con bombas contra las Torres Gemelas, organizado por su sobrino. Pero su papel de entonces fue muy secundario.
Estuvo en los noventa en Filipinas, donde supuestamente organiz¨® atentados contra el entonces presidente de EE UU, Bill Clinton, y el papa Juan Pablo II. Pero, desde la primavera de 1999, parece que se dedic¨® sobre todo a preparar el 11 de septiembre, a reclutar, organizar y preparar a los cuatro terroristas suicidas que acabar¨ªan con la vida de 3.000 personas. Ha declarado que decapit¨® ¨¦l mismo al periodista de The Wall Street Journal Daniel Pearl y que ha planeado un sinf¨ªn de atentados.
Desde 2003 est¨¢ en manos de la CIA. Ha pasado por c¨¢rceles secretas en Polonia y Oriente Pr¨®ximo. Ahora vive sus d¨ªas en el Campo 7 de Guant¨¢namo, una prisi¨®n de m¨¢xima seguridad que no puede ser visitada y cuya ubicaci¨®n f¨ªsica es alto secreto. Ahora pide la pena capital para morir como un m¨¢rtir.
Los cuatro c¨®mplices
- Ramzi bin al Shibh. Uno de los cerebros del 11-S, este yemen¨ª iba a pilotar uno de los aviones del ataque, pero no logr¨® el visado de EE UU.
- Mustaf¨¢ Ahmad al-Hawsawi. De nacionalidad saud¨ª, su papel fue clave en la financiaci¨®n de los atentados.
- Ali Abd al-Aziz Ali. Lugarteniente y sobrino de Seij Mohamed.
- Walid Bin Attash. Adem¨¢s de su relaci¨®n con el 11-S, seg¨²n el Pent¨¢gono ha admitido haber planeado el ataque al destructor USS Cole en aguas de Yemen, en el que murieron 17 marines.
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