Presidente Ra¨²l
Con Ram¨®n Calder¨®n escoltado por los Ultras Sur, Bernd Schuster con bandera blanca ante el Bar?a, Pedja Mijatovic del brazo de Van der Vaart y Huntelaar y M¨ªchel desbravado contra el presidente, Ra¨²l acudi¨® el lunes al rescate del Madrid, de la instituci¨®n y del equipo. Lo hizo cuando entre tanto delirio puso el acento en la gen¨¦tica madridista, un club sin imposibles en el que la rendici¨®n es un delito. Ra¨²l lo sabe, se acun¨® as¨ª. Es el eslab¨®n de Di St¨¦fano, Pirri, Camacho y muchos otros. Por eso anteayer, con los jerarcas en las trincheras, fue quien puso un punto de sensatez al proclamar la capacidad del equipo ante la cita con los azulgrana. Un mensaje en apariencia intrascendente, pero que puso a Schuster en la diana. Ra¨²l, siempre dispuesto a la vena heroica, quiere aventureros a su lado, no t¨¦cnicos que capitulan de tal forma que enmudecen en el descanso ante el Real Uni¨®n, no se apuntan voluntariamente a un entrenamiento tras caer en Valladolid o se arrugan ante una visita al Bar?a. Y todo, con el amparo de un rector presidencial angustiado por el correo de las urnas, las cuentas o el ¨¢lbum fotogr¨¢fico de sus predecesores.
La firmeza del capit¨¢n ante la debilidad del club termin¨® por arrastrar de forma subliminal a Schuster
Calder¨®n sigue convencido de que la Liga de Capello se gan¨® por su paciencia con el italiano. Nada dice de la autogesti¨®n an¨ªmica de una plantilla que el transalpino consinti¨® y de la que termin¨® por ser un feligr¨¦s m¨¢s. Esta vez, con Schuster de fondo, no hab¨ªa causa com¨²n posible. Del juntos podemos a juntos ya no podemos m¨¢s.
Con una plantilla desequilibrada, la enfermer¨ªa a rebosar, un presidente en campa?a continua, un director deportivo que pretende hacer en diciembre los deberes de junio, un t¨¦cnico descre¨ªdo y un responsable de la f¨¢brica dimitido, Ra¨²l pas¨® de capit¨¢n a gobernador. El club lo necesitaba, y lo hizo sin sobrepasar los l¨ªmites de su brazalete. Schuster estaba superado y alguien ten¨ªa que sujetar al Madrid. S¨®lo ¨¦l se mostr¨® firme ante la debilidad de un club que se resetea constantemente: tard¨® 32 a?os en conquistar la s¨¦ptima Copa de Europa y desde entonces, en una d¨¦cada, ha tenido cinco presidentes, seis directores deportivos y doce entrenadores. De catarsis en catarsis, reh¨¦n de su grandeza y su capitalizaci¨®n social, que no mercantil, el Madrid resiste cualquier vaiv¨¦n siempre que prevalezcan sus valores: entereza, fe, pasi¨®n, autoestima, la enso?aci¨®n permanente. Justo lo que representa Ra¨²l.
Intencionada o no, su intervenci¨®n del lunes, tras una ¨¦pica derrota ante el Sevilla, retrat¨® de tal forma a Schuster, indolente tambi¨¦n tras el batacazo de Getafe, que Calder¨®n se qued¨® sin coartada. Y, de paso, Mijatovic, que no titubea cuando toma decisiones, encontr¨® la puntada que le faltaba para despedir al t¨¦cnico. Buen o mal entrenador, Schuster se alej¨® del credo madridista, el ¨²nico que hoy puede rehabilitar al equipo. Ra¨²l, de forma subliminal, y Mijatovic, de forma directa, lograron que el presidente fuera presidente por un d¨ªa.
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