'Mileuristas' para siempre
Espa?a perdi¨® la oportunidad de crear empleo de calidad en los a?os de bonanza - La brecha salarial con los socios europeos se consolida y la paradoja sigue: se buscan profesionales, pero muchos se van
Como en Espa?a no se vive en ninguna parte. Hartos de o¨ªrlo, puede haber quien se lo crea. Pero unos cuantos datos podr¨ªan bajarle los humos a los optimistas. Por ejemplo: con los horarios de Espa?a se trabaja en muy pocas partes. Y con la tasa de temporalidad que hay el mercado laboral espa?ol, pr¨¢cticamente en ninguna. En pocos pa¨ªses europeos hay tantos licenciados, m¨¢ster arriba m¨¢ster abajo, con sueldos mileuristas. Y en ning¨²n otro pa¨ªs -al menos de la OCDE- el poder adquisitivo de los trabajadores ha bajado en plena d¨¦cada de bonanza. ?De verdad que como en Espa?a no se vive en ninguna parte?
El kilo de ingeniero, de m¨¦dico, de abogado, de licenciado, sale proporcionalmente en Espa?a m¨¢s barato que en los pa¨ªses de su entorno, y los incentivos econ¨®micos para obtener un t¨ªtulo universitario -la mejora salarial respecto al que carece de ¨¦l- van a la baja con los a?os.
1,3 millones de licenciados tienen un trabajo inferior a su formaci¨®n
Muchos j¨®venes encuentran la prosperidad en el extranjero
"Aqu¨ª se habla mucho de I+D pero se hace muy poco", critica un ingeniero.
Los salarios han perdido poder adquisitivo en pleno crecimiento
Un pu?ado de datos ilustra que tener t¨ªtulo universitario no es un gran negocio. Seg¨²n la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE), el 22,7% de los trabajadores indefinidos y el 40,27% de los eventuales de entre 16 y 30 a?os desarrolla un trabajo que requiere menos preparaci¨®n de la que tiene. Comisiones Obreras da una cifra absoluta: 1,3 millones de licenciados tiene un trabajo que no es acorde a su formaci¨®n. Adem¨¢s, la diferencia de jornal entre los universitarios y los que no han acabado la secundaria ha ca¨ªdo un 40% entre 1997 y 2004, seg¨²n un estudio de La Caixa. Los colectivos profesionales no dejan de quejarse de la devaluaci¨®n de su trabajo, no s¨®lo en t¨¦rminos econ¨®micos, sino tambi¨¦n de prestigio.
"El hecho de que m¨¢s de la mitad de los j¨®venes est¨¦n empleados con contratos temporales perjudica el desarrollo de su potencial, con lo que esa parte de poblaci¨®n que est¨¢ m¨¢s formada que la media no est¨¢ sirviendo para mejorar la productividad de la econom¨ªa espa?ola. La econom¨ªa no se est¨¢ beneficiando de su formaci¨®n", dice Andr¨¦s Fuentes, economista primero del departamento de la OCDE especialista en Espa?a y Suiza.
El informe oficial del organismo, de 2008, tambi¨¦n incide: "La econom¨ªa no ha experimentado todo el beneficio de la enorme entrada de trabajadores cualificados", que son el 40% de aqu¨¦llos entre 25 y 35 a?os.
Manuel Jim¨¦nez es uno de los licenciados espa?oles que, como dice la OCDE, ya no contribuyen a mejorar la competitividad espa?ola. Hace tres a?os decidi¨® iniciar su vida en Madrid junto a su pareja, Paulina, finlandesa. ?l, licenciado en Derecho y con un m¨¢ster en Derecho Internacional, cobraba 700 euros por trabajar sin contrato en una organizaci¨®n humanitaria, y completaba el sueldo cuidando un locutorio por las noches. Ella, su entonces novia y ahora esposa, tambi¨¦n licenciada en Derecho, ingresaba 1.000 por trabajar en una oficina de arquitectura.
"A m¨ª este panorama me impact¨® menos porque ya conoc¨ªa el pa¨ªs, pero a Paulina se le acab¨® el mundo. Nuestra idea era vivir en Madrid, establecernos, pero las pas¨¢bamos canutas para llegar a fin de mes y mis padres me ten¨ªan que ayudar", explica este asturiano de 29 a?os.
Al cabo de un a?o, replegaron velas. Tras un largo viaje a Honduras, acamparon en Helsinki y el escenario cambi¨®. "Yo ahora no trabajo, tengo una beca para estudiar el doctorado de 1.250 euros, y eso aqu¨ª no est¨¢ mal para vivir. Paulina trabaja en una ONG por 1.850 euros al mes, con lo que tenemos nuestro propio piso y no necesitamos ayuda de los padres", explica Manuel. "Eso s¨ª, aqu¨ª hace un fr¨ªo del carajo, y a las tres de la tarde ya es de noche. Nos gustar¨ªa alg¨²n d¨ªa volver a intentarlo en Madrid, pero no es f¨¢cil".
Las diferencias de salarios medios entre Espa?a y los pa¨ªses de su entorno siguen siendo relevantes incluso despu¨¦s de la puesta en equivalencia del poder adquisitivo, es decir, descontando el efecto de los distintos niveles de vida. Los 22.667 que se cobran en Espa?a en la industria y los servicios contrastan con los casi 28.000 de Francia y los 41.000 de Alemania (m¨¢s datos en cuadro).
"Pero no es que haya demasiados licenciados en Espa?a, porque Alemania y Reino Unido producen muchos m¨¢s y esto no ocurre. La clave est¨¢ en el valor a?adido de sus econom¨ªas. Es que Espa?a no produce suficientes empleos de valor", se apresura a recalcar Carlos Mart¨ªn, economista del gabinete de estudios de Comisiones Obreras.
De hecho, otra rega?ina de la OCDE se debe a lo que ha hecho el mercado de trabajo en Espa?a en la ¨¦poca de bonanza: entre 1995 y 2005, el poder adquisitivo del salario medio baj¨® un 4%, el ¨²nico descenso en todos los pa¨ªses de la organizaci¨®n. Y es que dos de cada diez empleados ganan 1.000 euros brutos al mes, seg¨²n CC OO.
Las perspectivas no son buenas. El volumen de ofertas de empleo cualificado ha ca¨ªdo un 8% entre abril de 2007 y el mismo mes de 2008, mientras que en el mes de septiembre, la oferta de este tipo de empleo disminuy¨® el 25%, con respecto al mismo mes del a?o pasado, seg¨²n el informe de infoempleo.com, patrocinado por La Caixa.
Aunque, hasta ahora, el d¨¦ficit de ingenieros o de personal sanitario en Espa?a no ha sido noticia. Manuel Acero, presidente del Instituto de la Ingenier¨ªa en Espa?a, no discute que a las empresas les cueste encontrar ingenieros, pero critica que a los j¨®venes que han acabado una licenciatura de cinco a?os m¨¢s el proyecto "les est¨¢n ofreciendo sueldos de 22.000 euros al a?o, lo que no se corresponde en absoluto con el esfuerzo realizado, con lo que este pa¨ªs no est¨¢ promocionando para nada la formaci¨®n".
Es verdad, concede, que si el trabajador tiene paciencia, sus condiciones laborales van mejorando con los a?os, pero no todos tienen o quieren esperar. Y no todo se paga con dinero. Acero destaca tambi¨¦n la distinta organizaci¨®n del trabajo: "Aqu¨ª se basa en hacer horas, hay mucha presi¨®n por lo que dir¨¢ o pensar¨¢ el jefe, mientras que en otros pa¨ªses hay m¨¢s flexibilidad y m¨¢s apuesta por los objetivos". "Aqu¨ª se habla mucho de I+D, pero no se hace nada", lamenta.
A los j¨®venes espa?oles tambi¨¦n les atraen las posibilidades de investigaci¨®n de otros pa¨ªses. Jes¨²s Guitarte, ingeniero de Telecomunicaciones, fue de Zaragoza a M¨²nich en 2000 para realizar su proyecto de fin de carrera, y acab¨® haciendo el doctorado. "En Espa?a no lo hubiera hecho porque se realiza en la Universidad, y eso te corta las alas, mientras que aqu¨ª investigas dentro de una empresa, con lo que ya est¨¢s ganando experiencia laboral. Y con una beca", apostilla. En su caso, la empresa fue Siemens, la misma compa?¨ªa que le convirti¨® en trabajador fijo al acabar el doctorado.
El sector sanitario en Espa?a tambi¨¦n vive en la contradicci¨®n de un d¨¦ficit de mano obra local y una progresiva fuga de profesionales a otros pa¨ªses. ?Por qu¨¦? Antoni Gallego, del sindicato M¨¦dicos de Catalu?a, lo tiene claro: "La retribuci¨®n es un problema, pero la carga de trabajo tambi¨¦n, y la consideraci¨®n social: una muestra es que est¨¢ creciendo el n¨²mero de agresiones a los profesionales. Es que la salud se convierte en un bien de consumo m¨¢s que un servicio. Se ha perdido la consideraci¨®n al facultativo. Ahora oyes: 'Eh, t¨², hazme la baja', y en otros pa¨ªses no es as¨ª".
Seg¨²n el sindicato, el salario medio de un m¨¦dico en Espa?a se sit¨²a entre los 33.000 y los 41.000 euros anuales, mientras que en Reino Unido alcanza una horquilla de 73.000 a 140.000 euros y en Francia o Italia est¨¢ entre 45.100 y 89.000.
A las enfermeras les ocurre algo parecido. Esther Vilarasau, del sindicato Satse, asegura que el gremio "ha perdido poder adquisitivo con los a?os", pero coincide a su vez en que "no se trata s¨®lo de salarios, sino de la proyecci¨®n social y profesional que las enfermeras tiene en otros pa¨ªses, donde hay diferentes grados de enfermer¨ªas, especialidades".
La enfermera gallega Natalia Varela asegura que se siente, en propoci¨®n, tan mileurista en Cambridge como en A Coru?a, pero con una diferencia: s¨®lo en Reino Unido puede hacer el posgrado de dramaterapia (pr¨¢ctica del teatro con finalidad terap¨¦utica). Por eso ha decidido quedarse.
Ella ha aterrizado en Inglaterra a trav¨¦s de una empresa ubicada en Valencia, Baker Street, que hace de intermediaria para exportar profesionales enfermeros y farmac¨¦uticos a Reino Unido. Este a?o ha enviado unas cien enfermeras a Reino Unido, "porque ha habido un par¨®n desde 2006", seg¨²n su director, Joshua C. Goldblatt, aunque en 2009 calcula que ir¨¢n unas 200. Tambi¨¦n env¨ªan a unos 200 farmac¨¦uticos.
Satse tambi¨¦n destaca que buena parte de los contratos de trabajo que se ofrecen en Espa?a para el gremio son eventuales. La precariedad es uno de los continuos motivos de toques de atenci¨®n por parte de la OCDE. El mercado laboral espa?ol se obstina en mantener la mayor tasa de empleo temporal de Europa: el 31% de los trabajadores es eventual, el doble que en la Europa de los 15 (14,8%), en la de los 27 (14,5%), y que en los cuatro grandes: Francia (14,4%), Italia (13,2%), Reino Unido (5,9%) o Alemania (14,6%), seg¨²n datos de Eurostat de 2007.
Para invertir la tendencia, la OCDE insta a Espa?a a reformar la normativa de protecci¨®n de los empleados, ya que "es tanta la protecci¨®n de los empleados fijos que apenas se fomenta la movilidad y la incorporaci¨®n de nuevos empleados", explica Fuentes.
Marta B. D¨ªez sabe bastante de cambios de destino. Trabaja en el departamento de ayuda a refugiados de Cruz Roja en Brisbane, Australia, por el equivalente a 2.000 euros al mes, una cantidad que all¨ª le permite pagar su alquiler sola, vivir y viajar. No se plantea regresar a Espa?a, y menos con la crisis. "La ayuda social es muy amateur en Espa?a, mucho menos profesionalizada. Es como si no se considerase un trabajo: cuando te quejas de que se paga mal, la gente se sorprende, como si se tuviese que hacer gratis", explica esta licenciada en Filolog¨ªa Inglesa, que tambi¨¦n ha trabajado en Leeds (Reino Unido), pero no en Espa?a. Lo peor de la devaluaci¨®n de una profesi¨®n como la de la ayuda social, reflexiona, "es que la gente no quiera dedicarse a ello, que parezca que s¨®lo lo hace quien no puede hacer otras cosas".
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