El p¨²blico quiere menos cultura y m¨¢s solidaridad
Que tiemblen iglesias y exposiciones: cuando el cliente decide, crece la inversi¨®n en obra social - La experiencia de la Caja de Ahorros de Navarra pone en evidencia el divorcio de prioridades
Sorpresa en el mundo de la banca. Y de la democracia. La decisi¨®n de la Caja de Ahorros de Navarra de dar a sus clientes voz y voto para elegir los proyectos en los que invertir ha dado un vuelco a las previsiones: no quieren tanta cultura, sino solidaridad. El divorcio entre dirigentes y opini¨®n p¨²blica ha trastocado las cuentas de cientos de proyectos y ha puesto sobre la mesa el debate sobre las prioridades sociales.
En 2006, antes de que las hipotecas basura y los activos t¨®xicos hundieran la Bolsa de Wall Street, Jacques Attali, presidente de PlaNet Finance -la mayor organizaci¨®n mundial de microcr¨¦ditos-, predijo la p¨¦rdida de confianza en las entidades bancarias. "Los bancos producen seguros, mercados de valores y todo este tipo de cosas que no son recursos muy ¨²tiles para gente que necesita agua potable. Si no se aproximan a esta nueva dimensi¨®n, van a tener problemas en el futuro", afirm¨® en EL PA?S.
Democratizar el uso de fondos sociales supuso una p¨¦rdida de poder de la CAN
A los clientes no les import¨® saber cu¨¢nto ganaba la entidad a su costa
Con la crisis se centrar¨¢n m¨¢s en ayudar a los desfavorecidos
Las empresas del Ibex 35 dedican el 1% de sus beneficios al patrocinio social
La gente piensa que apoyar la cultura es un deber de las Administraciones
El 'banco ¨¦tico' Triodos aumenta a un ritmo de casi el 50% en Espa?a
Y el futuro ha llegado cargado de recelos. Cada vez m¨¢s gente se plantea qu¨¦ hacen los bancos con su dinero. Por eso las entidades se centran hoy en vender la obra social de sus fundaciones y los minoritarios bancos ¨¦ticos -que s¨®lo prestan e invierten el dinero en iniciativas sociales, medioambientales y culturales- est¨¢n de enhorabuena.
"La gente quiere saber si su dinero va en la misma direcci¨®n que sus ideales y valores", se?ala Esteban Barroso, director general de Triodos Bank, un banco ¨¦tico que se estableci¨® hace dos a?os en Espa?a. "En Europa crecemos un 20% anual y en Espa?a entre un 40% y un 50%. Tenemos ya 13.000 clientes".
Caja de Ahorros de Navarra (CAN) ha decidido que sean sus 650.000 clientes quienes dispongan a qu¨¦ obras sociales se destinan 50,4 millones de euros -el 30% de sus beneficios-. Y se han dado cuenta de que durante d¨¦cadas la reinversi¨®n en la sociedad no ha coincidido con lo que ¨¦sta quer¨ªa. En manos de los usuarios, el 28% de los fondos que iba a cultura se han convertido en un p¨ªrrico 5%, y el 35% de ocio, bienestar y deportes se ha quedado en un 15%. Mientras, medio ambiente ha aumentado su partida del 5% al 10% o la discapacidad -la m¨¢s favorecida con el sistema de votaci¨®n- del 11% del 34%.
"Este sesgo social y cultural tiene que ver con la mala conciencia. Es una forma de ganarse el cielo. La c¨²pula de Barcel¨® es algo in¨²til frente a los geri¨¢tricos que tanto necesitamos", opina Enrique Gil Calvo, profesor de Sociolog¨ªa en la Universidad Complutense. "Igual que se entiende que los ricos paguen m¨¢s, es una forma de redistribuci¨®n de la renta a favor de los m¨¢s desfavorecidos. Esta estrategia de las cajas recuerda al reparto de presupuestos de Portoalegre". En la ciudad brasile?a los vecinos apoyan con su voto el gasto en alcantarillado, pavimentaci¨®n y educaci¨®n.
En Mutilva Baja, una localidad aleda?a a Pamplona de 3.700 habitantes, buscan el apoyo econ¨®mico de los clientes de la CAN el cura, que quiere reparar la iglesia; un grupo de vecinos que quiere m¨¢s investigaci¨®n de da?os cerebrales o Joaqu¨ªn Sevilla, cuya ONG necesita fondos para una nueva vacuna contra el c¨¢ncer de cuello uterino. Del sistema se han beneficiado en 2008 m¨¢s de 3.600 proyectos de toda Espa?a. La caja lo inunda todo. Flori¨¢n, a sus 80 a?os, tiene "tres trabajos" -en un comedor social, el Banco de Alimentos y un taller solidario de reparaciones-, y en todos est¨¢ la CAN. "La gente piensa que la cultura es un deber de las administraciones p¨²blicas y priorizan las iniciativas sociales", sostiene Ignasi Carreras, ex director de Interm¨®n Oxfam y director del Instituto de Innovaci¨®n de Esade.
A Jos¨¦ Etayo, presidente de la Asociaci¨®n de Esclerosis M¨²ltiple de Navarra (Ademna), no le extra?a que el dinero que reciben de la CAN se haya multiplicado por cinco desde que los inversores decide d¨®nde va su dinero. "La gente con esta patolog¨ªa cada vez se esconde menos y los medios de comunicaci¨®n han ayudado a que se conozca". Para el pr¨®ximo a?o se han propuesto tambi¨¦n mejorar la vida de los enfermos de zonas rurales y para ello necesitan 100.000 euros suplementarios.
Las conclusiones del muestreo de la CAN -implantada en el noreste de Espa?a, Madrid y Valencia- probablemente se repetir¨ªan en el resto del pa¨ªs. Caixa Tarragona permite a los clientes elegir a qu¨¦ dedicar el 20% de su obra social -se presentan unos 700 proyectos- y las l¨ªneas de trabajo son muy parecidas a las navarras: tan s¨®lo un 26% de la parte consensuada por los clientes se reparte entre cultura y ocio. "El a?o que viene dejaremos en sus manos cerca del 30%, porque cada vez se presentan m¨¢s programas y queremos dotarlos. Lo que constatamos es que en 2009 se van a presentar m¨¢s proyectos de contenido social", explica Xavier Bas, su director de obra social.
"Existe una especie de despotismo ilustrado. Demos al pueblo lo que necesita pero sin saber qu¨¦ es. Hay una falta de modernidad, con un estudio demosc¨®pico lo sabr¨ªan", dice Jos¨¦ Juan Toharia presidente de Metroscopia. "Hicimos una vez un estudio que demostraba que la gente no sab¨ªa que su caja hac¨ªa obra social. Con la mejor de las intenciones se da el dinero a quien presenta un proyecto viable, sin hacer luego un seguimiento de ¨¦ste. Les vale, por ejemplo, con que mucha gente visite la exposici¨®n".
Este trasvase del ocio a la obra social acaba de ponerse de manifiesto en Jun (Granada), donde los vecinos han decidido de forma casi un¨¢nime que se destine unos 5.000 euros a la contrataci¨®n de varios desempleados del municipio, aunque suponga renunciar al alumbrado navide?o.
"Lo que hacen estas dos cajas con su obra social es un paso interesante, pero habr¨ªa que pedirles que tuviesen en cuenta a qui¨¦n prestan el dinero. Generan dividendos sin preocuparse de los criterios sociales", afirma Jordi Mar¨ª, director general de Financiaci¨®n ?tica y Solidaria (Fest), una asociaci¨®n compuesta por ONG, cooperativas y sindicatos. "Lo m¨¢s coherente es la opci¨®n de la banca ¨¦tica, que es muy minoritaria. Adem¨¢s, en los bancos y cajas se dan contradicciones. Puede que inviertan en una empresa que contamina en un valle y, a su vez, den dinero a los ecologistas que se manifiestan en su contra".
"Nosotros pensamos que el ahorro es un instrumento de transformaci¨®n social", opina Emilio Vi?uelas, de Banca ?tica de Badajoz. En 2001 una red de voluntarios que trabajaba con inmigrantes sin papeles en esa provincia consider¨® la necesidad de crear una entidad que prestase dinero a esos indocumentados.
Desde entonces cuentan con peque?os ahorros de 50 personas -"el inter¨¦s que consiguen es 0, pero tiene un gran valor social"- y los prestan para pagar un billete de avi¨®n o una operaci¨®n en el pa¨ªs de origen. "Ahora se interesa por nuestro proyecto m¨¢s gente, pero tambi¨¦n tiene menos dinero ahorrado", cuenta Vi?uelas.
"Las entidades con peso en la sociedad civil han hecho de las obras sociales su bandera de comunicaci¨®n, aunque no se les exige. Y el caso de la CAN, posicionarse con la banca cercana, es una alt¨ªsima herramienta de marketing y sus resultados son buenos", prosigue Carreras. En la entidad, claro, reconocen que con el boca a boca para sostener los proyectos conf¨ªan en que se abran nuevas cuentas. Promover el "proselitismo econ¨®mico". Cuando en 2000 se fusionaron Caja Navarra y Caja Pamplona se plantearon c¨®mo competir en un sistema bancario de 45 cajas muy complejo. Y, tras encargar un estudio, constataron que la sociedad no sent¨ªa como suyas las obras sociales sufragadas con sus ahorros porque desconoc¨ªa su finalidad. Hoy casi toda su clientela se implica en el reparto. Pero tomar la decisi¨®n de democratizar el uso del dinero no era f¨¢cil para la caja de ahorros. Implicaba que "los ¨®rganos de gobierno de la CAN renunciasen al poder de control y hacer tabla rasa con las obras sociales hist¨®ricas, lo que luego ha supuesto que baje la actividad en las salas de exposiciones", recuerda Guillermo Catal¨¢n, director de comunicaci¨®n de la CAN. Las goteras de la iglesia de El Salvador, de Pamplona, tendr¨¢n que esperar -s¨®lo han conseguido el 8% de lo presupuestado-, mientras que el Orfe¨®n y la Coral de C¨¢mara de esta ciudad se tienen que conformar con un 25% de lo solicitado.
Adem¨¢s, la transparencia nunca ha gustado mucho al sistema financiero. Y no hay que ser muy avezado para calcular cu¨¢nto gana la entidad contigo, si ¨¦sta te indica el dinero con el que cuentas para distribuir en proyectos. De nuevo una sorpresa para la CAN. Encuestaron a 10.000 personas y lejos de escandalizarse, casi todas opinaban que esta informaci¨®n inusual resultaba positiva. Es m¨¢s, la red de voluntarios que acompa?an los proyectos de la CAN no deja de crecer. Van por casi 10.000.
"Los bancos tradicionales nunca han sido transparentes, ni lo van a ser. Es el ansia de ganar m¨¢s de los bancos y de los consumidores lo que les hace mirar a otra parte. Ante estas deficiencias nacen las iniciativas de ahorro ¨¦tico, pr¨¦stamos solidarios, para dar respuesta a una ciudadan¨ªa, cada vez m¨¢s justa y responsable", razona Laura Rodr¨ªguez, de Ideas (Iniciativas de Econom¨ªa Alternativa y Solidaria).
La mezcolanza es ins¨®lita. Hay asociaciones que solicitan a la CAN 1.300 euros para caf¨¦ y bollos para los bailes de la tercera edad, algo m¨¢s para la conservaci¨®n de la cig¨¹e?a negra en Tarifa o miles de euros para ambiciosas investigaciones de sida o con ni?os prematuros en el hospital Gregorio Mara?¨®n de Madrid.
Carreras, de Esade, remarca que esta atomizaci¨®n va en contra de la tendencia general de las empresas de concentrar el capital solidario en menos proyectos pero con mayor financiaci¨®n. "Un comit¨¦ de expertos deber¨ªa hacer una preselecci¨®n de proyectos de calidad contrastada y teniendo en cuenta el contexto social, y que luego que los clientes eligiesen", aconseja el directivo.
La CAN no veta ninguna candidatura, pero supervisa que el dinero sea bien gestionado y ha organizado m¨¢s de 500 "rendiciones de cuentas", eventos en los que se explica a los clientes d¨®nde va a parar su capital. El f¨ªsico Joaqu¨ªn Sevilla, de la Asociaci¨®n de Investigaci¨®n Solidaria El Sadar, pens¨® que nadie acudir¨ªa al encuentro en el que ten¨ªa que contar c¨®mo se van a gastar los 800.000 euros que su ONG envi¨® este a?o a la Fundaci¨®n Instituto de Inmunolog¨ªa de Colombia (Fidic). "A la charla acudieron 25 personas muy interesadas en saber todos los detalles, con una exigencia moral que me parece muy buena. La gente no piensa igual que los expertos. No tienen las mismas connotaciones las personas y las piedras. Pero, claro, ?ahora qui¨¦n va a restaurar el puente romano?", se pregunta Sevilla.
De las arcas de la caja provienen m¨¢s de la mitad del presupuesto del Fidic, en el que 100 investigadores dirigidos por Manuel Elkin Patarroyo -descubridor de una pol¨¦mica vacuna contra la malaria- buscan una vacuna contra el c¨¢ncer de cuello uterino m¨¢s barata que la actual, inaccesible para el Tercer Mundo. Por eso Sevilla, preocupado, pide que los clientes sigan apoy¨¢ndoles. Para el a?o 2010 empiezan de cero y anima a visitar su web: ww.investigacionsolidariasadar.org/. Adem¨¢s, Sadar dise?a aplicaciones tecnol¨®gicas que favorecen la inserci¨®n laboral de los discapacitados intelectuales navarros. "Como nos va bien, cada vez m¨¢s compa?eros se animan a presentar un proyecto".
Y ante la temida crisis hay opiniones divergentes sobre la actuaci¨®n social de las grandes empresas. "No se van a ver disminuidas en momentos de menor bonanza econ¨®mica, porque se plantean desde objetivos de negocio y de resultados en la sociedad, no desde un ¨¢rea marginal dedicada s¨®lo a gestionar un presupuesto de donaciones", sostiene Francisco Abad Jim¨¦nez, director de la Fundaci¨®n Empresa y Sociedad. Es m¨¢s, conf¨ªa en que la coyuntura anime a "debates como el del papel de las empresas ante la inmigraci¨®n, la educaci¨®n, la dependencia o el envejecimiento pr¨®ximo y su efecto en el sistema de pensiones, el gasto sanitario o la atenci¨®n a los mayores".
Carreras, de Esade, opina en cambio que los presupuestos de acci¨®n social se van a reducir, "sobre todo en las cajas que dedican a ¨¦sta entre un 10% y un 30% de sus beneficios que van a ser peores". Aunque con mejores ojos ve el comportamiento de las grandes empresas del Ibex 35, que dedican un 1% de sus beneficios a patrocinio. "Ser¨¢n sensibles a las necesidades sin cubrir que afectar¨¢n cada vez a m¨¢s personas". Quiz¨¢ por fin sigan los consejos de Jacques Attali.
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