Artistas en una ciudad "pobre pero sexy"
Arruinada y con un alto ¨ªndice de paro, Berl¨ªn se ofrece, sin embargo, como el microcosmos ideal para los creadores
Cuando abrimos aqu¨ª nos tomaron por locos. Este lugar era salvaje, un puro descampado cosido por los canales del r¨ªo Spree por donde pululaban operarios de almac¨¦n, mec¨¢nicos con mono de los talleres y mucho cami¨®n. S¨®lo los zorros se acercaban por la noche a visitarnos. Pero vi este espacio y no lo dud¨¦ un segundo". Lo cuenta emocionado el neozeland¨¦s Hamish Morrison. ?l y el berlin¨¦s Jan Phillip decidieron abrir sus galer¨ªas de arte contempor¨¢neo en un complejo industrial cercano a la Invalidenstrasse y la Lehter Bahnhof, una tierra de nadie por donde zigzagueaba el muro de Berl¨ªn hasta 1989, entre las zonas de Moabit y Wedding. Ellos inauguraron en 2005 sus salas (inmensa la Hamish Morrison Galerie, m¨¢s modesta y dedicada al dibujo la de Phillip, llamada Fr¨¹hsorge). Y hoy no son los ¨²nicos enloquecidos: suman ya 15 los espacios que componen el proyecto Heidestrasse, 46-52.
As¨ª, rinc¨®n a rinc¨®n, se anda propagando desde hace d¨¦cadas un virus que hace estragos en la capital alemana: el arte. Los s¨ªntomas afloran en forma de galer¨ªas, talleres, festivales, foros, ferias... Espacios y eventos art¨ªsticos de tama?o grande, medio o min¨²sculo; con concepci¨®n comercial, alternativa o antisistema. Desde las galer¨ªas de renombre que organizan ruedas de prensa para sus inauguraciones como si de grandes museos se tratara hasta las exposiciones organizadas en el sal¨®n de la propia casa, en la peluquer¨ªa de la esquina, en el hall de la oficina de un amigo, en un escaparate prestado o en la misma calle. Pasando por esos vernissages ¨²ltimos (aperturas), tan de moda y tan multitudinarios, donde el comisario/a de renombre de la muestra en cuesti¨®n acaba desmelenado mutando en el dj estrella de la noche.
S¨®lo el a?o pasado abrieron 60 salas de arte en Berl¨ªn (superan ya las cuatrocientas largas). Son debutantes o filiales de otras de otras ciudades ya de por s¨ª art¨ªsticas (especialmente, Colonia o Francfort). "Un salto que llega hasta las nubes", titulaba en verano Zitty, la m¨¢s antigua revista-agenda de la ciudad, que calculaba en 17 los d¨ªas necesarios para poder degustar tal fest¨ªn art¨ªstico, del que se ignoran, en general, presupuestos y beneficios (seg¨²n estad¨ªsticas federales, al tiempo que bajan los ingresos del sector, al ser m¨¢s las empresas y galer¨ªas a repartir, aumenta la demanda internacional de arte alem¨¢n). La enfermedad es crear y exhibir. No importa c¨®mo, ni d¨®nde, ni con qu¨¦ medios.
Hay artistas contempor¨¢neos residentes en Berl¨ªn que son famosos y lo hacen (crear) con mucho dinero, como los n¨®rdicos Olafur Eliasson y Elmgreen & Dragset; otros lo consiguen con poco y se convierten en mileuristas de la creatividad: pululan tras oportunidades, contactos, salas, alg¨²n ingreso; siempre orgullosos de su condici¨®n, incansables, imaginativos. Los hay subvencionados por alguna de las decenas de instituciones oficiales o privadas. Y est¨¢n los que conforman ese grupo de 250 estudiantes con potencial matriculados en la Universit?t der K¨¹nste.
Existen otros, muchos, sin un solo euro ("mendigos del arte", se autodenominan), que trabajan en lo que sea y aterrizan aqu¨ª atra¨ªdos por la fama de esta metr¨®poli europea que mira hacia el Este: Berl¨ªn vendr¨ªa a ser el para¨ªso del arte contempor¨¢neo actual que en casa no existe, all¨ª donde se debe estar, dejarse ver y ser visto; donde conocer colegas, crecer, deslumbrar o ser deslumbrado. "En realidad lo que se vende aqu¨ª no es s¨®lo arte, sino un sentimiento, un estilo de vida", sigue el magazine Zitty.
"Aqu¨ª otra cosa quiz¨¢ no, pero crear... uff, vaya s¨ª se puede", dice riendo Simona, de la galer¨ªa Tanas (dedicada a mostrar obra contempor¨¢nea turca en Heidestrasse), mientras se?ala el incre¨ªble espacio de su sala, unida a la de Block Edition, que debe superar con creces los 300 metros cuadrados. Lo afirma tambi¨¦n su colega al otro lado del patio, una estudiante de arte llegada de Francfort y rendida ya al embrujo de Berl¨ªn, que se ocupa del mostrador y la obra del artista Eamon O'Kane, expuesta en este momento en la nave inmensa de la galer¨ªa Schuster (cuenta ya con dos sedes en la ciudad; la otra dedicada a la fotograf¨ªa, adem¨¢s de la casa matriz en Francfort). Detr¨¢s de ella, a trav¨¦s del ventanal, se contempla el tr¨¢fico intenso de la Heidestrasse. Es esta v¨ªa una suerte de boca enorme que se abre desde la Invalidenstrasse y la estaci¨®n central (Lehrter Bahnhof o Hauptbahnhof), acristalada, gigantesca, rehecha sobre los restos de la original en los ¨²ltimos a?os, que escupe hacia el norte de la ciudad cada d¨ªa m¨¢s y m¨¢s gente.
Nadie podr¨ªa imaginar desde ah¨ª fuera que aqu¨ª donde nos encontramos (una zona desconocida para la gran masa tur¨ªstica) se esconde una quincena de espacios internacionales de arte (?y qu¨¦ espacios!), en una suerte de "Chelsea neoyorquino a la berlinesa", seg¨²n Hamish. "Fusi¨®n industrial-tecnol¨®gico-art¨ªstica", dice, crecida al calor de la Hamburger Bahnhof, la que fuera anta?o estaci¨®n de trenes hacia Hamburgo y hoy gran centro de arte contempor¨¢neo (posee colecci¨®n propia y, desde hace a?os, tambi¨¦n la Flick). "Su tir¨®n tiene gran parte de culpa de la expansi¨®n en esta zona", dicen muchos aqu¨ª (no todos, algunos consideran al museo demasiado volcado en el culto al artista famoso, un mal algo alejado de sus propios objetivos: mostrar lo nuevo, arriesgar).
Portones met¨¢licos
La proliferaci¨®n de salas y la reforma de la Lehrter Bahnhof, convertida en gran estaci¨®n y puro centro neur¨¢lgico de la ciudad, han conseguido recuperar en el mapa este entramado de espacios deshabitados y verdes, naves industriales de vigas de hierro, portones met¨¢licos enormes y muelles de carga y descarga. Para acceder a las 15 galer¨ªas es necesario pasar ante los talleres mec¨¢nicos instalados junto a los t¨ªpicos edificios berlineses de ladrillo y grandes cristaleras unidos por patios interiores donde colocar la basura bien clasificada y la bici perfecta.
Viviendas que anta?o albergaban despachos para la log¨ªstica, comunicados por estrechas escaleras. Uno, dos, tres, cuatro pisos arriba. En el completo de los n¨²meros 46 al 52 de la Heidestrasse se afanan los expertos en el motor de un BMW bajo los carteles con los nombres de los due?os de los negocios... Ya est¨¢n acostumbrados a no ser s¨®lo ellos. Desde 2005, tras la decisi¨®n de Morrison y Phillip, empezaron a pulular por aqu¨ª otro tipo de vecinos: escultores, pintores, dibujantes, dise?adores, fot¨®grafos... Hombres y mujeres de est¨¦tica y procedencia ecl¨¦ctica como Anika Werner (de Edition Block), el rumano Mihai Pop (de galer¨ªa Plan), el bosnio Edo Serna (de Nolan Judin, abierta hace apenas dos meses), el brit¨¢nico Ed Linse (de Artistas An¨®nimos) o Lisa Bosse, de Haunch of Venison (que tiene filiales en Nueva York, Londres, Z¨²rich).
Gentes que, a veces, "s¨®lo hablan y entienden ingl¨¦s", tal como comenta, un tanto consternado, el electromec¨¢nico Thomas M¨¹ller (de nombre y fisonom¨ªa sacada de un cat¨¢logo cien por cien alem¨¢n), que visten a la ¨²ltima y organizan fiestas nocturnas todos juntos "all¨ª enfrente". Y se refiere al Tape Club, al otro lado de la calle, una fusi¨®n de galer¨ªa y club, que dirige con programaci¨®n impactante Amir Fatall, otro entregado a la causa art¨ªstica sin condiciones. "Si hay que disfrutar del arte, en todas sus facetas, se disfruta", ¨¦sta parece ser su m¨¢xima. Y lo consigue. Algunas de sus fiestas son sonadas. As¨ª, todas las galer¨ªas en Heidestrasse programan aperturas y clausuras al un¨ªsono. Son un equipo, un proyecto. "La sinergia funciona. Cada vez hay m¨¢s p¨²blico. Y son m¨¢s las propuestas en grupo en la ciudad".
El toque ib¨¦rico
Una de estas propuestas colectivas podr¨ªa ser la de cinco espa?oles y un portugu¨¦s en la galer¨ªa llamada Invaliden1 (siguiendo la Invalidenstrasse hasta su nacimiento y uni¨®n con la Brunnestrasse), en el barrio de Mitte, pleno boom creativo en forma de salas de arte y talleres de moda. El espa?ol Paul Ekaitz y el portugu¨¦s Rui Cal?ada Bastos colocan de tarde en tarde el banco frente al ventanal de la galer¨ªa y observan pasar, arriba y abajo, a los jud¨ªos ortodoxos camino del servicio religioso, a las pandillas de adolescentes desatados, a las amas de casa del Este de toda la vida o a las muchachas rusas bell¨ªsimas de nueva hornada. Y cuentan que abrieron en 2005, junto a Sergio Belinch¨®n, Frank Kalero, Antonio Mesones y Santiago Yd¨¢?ez. "Mostramos aqu¨ª nuestra obra y lo ofrecemos como espacio para otros".
Pero no se trata de una estrategia conceptual com¨²n, ni de est¨¦tica, ni de disciplina siquiera: "Nos une nuestra complicidad, que somos de la misma generaci¨®n, los setenta, y que disfrutamos viviendo en una metr¨®poli art¨ªstica". Su proyecto, por los costes, por todo, "s¨®lo es posible en Berl¨ªn". Y no es tanto que vendan mucho, que no, sino que estar aqu¨ª les sirve "como plataforma para vender en Espa?a". Ellos, como muchos otros creadores espa?oles, han elegido con gusto Berl¨ªn como residencia en distintos momentos hist¨®ricos. Algunos llevan veinte a?os. Otros acaban de llegar. Y en los ¨²ltimos tiempos su n¨²mero ha aumentado tanto como el n¨²mero de turistas espa?oles: un 40% crecieron en 2007, seg¨²n la entidad Berlin Tourismus Marketing (BTM).
Muchos se organizan en grupo, y otros, como Jos¨¦ Noguero o Concha Argueso, trabajan individualmente. Los hay que abren y gestionan talleres o escuelas, como Chema Alvargonz¨¢lez, un cl¨¢sico en Berl¨ªn, que compr¨® una vieja escuela de cuatro plantas en el barrio de Kreuzberg (Glogauer.net) ocupada por diez estudios.
En total, calcula la BTM, viven 10.000 artistas en la ciudad. La gran mayor¨ªa son berlineses ya, por el tiempo de residencia y/o por su devoci¨®n a esta urbe monumental; sigue llegando mucho creador nacional, y aumenta espectacularmente el extranjero desde hace una d¨¦cada, al calor de los precios moderados y la facilidad que ofrece la capital alemana para poder vivir bien y con estilo con mucho, poco o nada.
"Aqu¨ª se podr¨¢ pasar hambre f¨ªsica pero nunca espiritual", bromear¨¢ luego el fot¨®grafo Erik Niedling desde su vivienda-estudio en un ¨¢tico de Heidestrasse. Al fondo se ve la cama a¨²n deshecha; su ordenador y sus fotos, sobre una ¨²nica mesa. Minimalismo, tonos blancos y buena calefacci¨®n. Ense?a Niedling, que procede de Erfurt (Alemania del Este), un antiguo archivo fotogr¨¢fico encontrado en el desv¨¢n de su abuelo con im¨¢genes de entreguerras que ha recuperado y tratado y va a exponer "justo aqu¨ª abajo". Se refiere a la galer¨ªa Zern; cerrada hoy por montaje.
Bajando, de nuevo en el patio, se ven flyers y alg¨²n cartel anunciando pr¨®ximas exposiciones. As¨ª, en la galer¨ªa Nolan Judin: Fligth into Egypt. O para entendidos, en la Haunch of Venisson: Paz y agricultura en un paisaje id¨ªlico prerrom¨¢ntico, sin terrores sublimes.
Porque si la iniciativa privada no es bastante para saciar apetitos, siguen Niedling y Hamish y Simona, aqu¨ª en Berl¨ªn siempre estar¨¢n disponibles los museos (son 175, entre ellos, el hit de Alemania: los de la Isla de los Museos. "En este pa¨ªs hay m¨¢s visitantes de museos que de estadios de f¨²tbol, 110 millones anuales; 20 de ellos, s¨®lo de centros de arte", informan en el BTM), las ¨®peras (tres), las salas de conciertos (decenas), los mercadillos... y, alguien apunta, "las tiendas turcas o asi¨¢ticas que tanto contribuyen a la hora de vestir y alimentar a bajo precio a lo m¨¢s bajo del pueblo, artistas incluidos". Si uno no puede vivir solo, comparte casa o habitaci¨®n y hasta podr¨ªa okupar si supera las pruebas (cosa nada f¨¢cil, ojo). Y si sufre de calamidades insuperables, siempre quedan los clubes, a cientos y del estilo que sea, ideales siempre para sentirse cerca del pr¨®jimo y desahogar el cuerpo o el esp¨ªritu, seg¨²n convenga.
Niedling informa de que paga apenas 600 euros por este loft, calefacci¨®n y agua incluida. "Es verdad que me lo cedi¨® mi colega Axel Anklam, pero Berl¨ªn sigue siendo asequible si lo comparas con otros lugares, aunque all¨ª, ?ves?, ya andan planeando construir viviendas y todo esto antes o despu¨¦s no desaparecer¨¢, pero se encarecer¨¢ como otras zonas de la ciudad". Jan Phillip (de Fr¨¹hsorge), apasionado de Nueva York y del dibujo ("tanto que decid¨ª convertirlo en protagonista de mi galer¨ªa. Es un arte desprestigiado, pero siempre fresco, porque todos los artistas dibujan"), sentencia: "Ya no queda tanto sitio libre, pero nosotros lo hemos conseguido".
De momento, la metr¨®poli arm aber sexy ("pobre pero sexy", que dec¨ªa su alcalde, Klaus Wovereit, porque est¨¢ endeudad¨ªsima y repleta de parados) dispone de sitio para todos; de toda tendencia, estilo y procedencia: aqu¨ª conviven 180 nacionalidades. Y es con este combustible colectivo como prendi¨® la mecha y se extendi¨® la epidemia hace ya mucho. Berl¨ªn fue art¨ªstica, festiva y desvergonzada a principios del siglo XX (infinitos los artistas de entonces que aqu¨ª crecieron y se asentaron, desde Max Beckman, Edvard Munch o Lovis Corinth a Kathe Kollwitz) y lo sigue siendo (interrupciones fascistas y muros aparte) a principios de este siglo XXI.
El virus de la creatividad habitaba antes del muro en el oeste: el arte y lo social, en todas sus facetas, reinaban en las calles de aquel Berl¨ªn occidental subvencionad¨ªsimo y mimado. Y se ha ido extendiendo por el este tras la reunificaci¨®n. Fue infectando Mitte, especialmente en la Auguststrasse y sus alrededores; luego Prenzlauer Berg; luego... Y cuanto m¨¢s se encarece el precio de los alquileres en el centro, m¨¢s hacia el extrarradio se abren galer¨ªas: desde Kreuzberg hacia Friedrichshaim o Neukoln o Treptow hasta... Hacia all¨ª dirigen sus ojos grandes mecenas, artistas callejeros o ut¨®picos varios. Sucede cada d¨ªa. Fren¨¦ticamente. Nuevos brotes: abre alguien en Fasanenstrasse, Oranienburgerstrasse o, pr¨®ximamente, Karl Marx-Allee; se inaugura un pabell¨®n para artistas berlineses contempor¨¢neos frente a la Isla de los Museos, all¨ª donde se construir¨¢ al estilo prusiano viejo el nuevo palacio berlin¨¦s; se anuncian exposiciones en el reci¨¦n cerrado aeropuerto de Tempelhof; y aumentan los talleres de artistas: Bethanien, Kunstfabrik am Flutgraben, Atelierhaus Mengerzeile...
Adem¨¢s, los espacios de Heidestrasse no son lo ¨²nico nuevo en esta zona. En mayo abri¨® el llamado Halle am Wasser, a iniciativa de dos conocidos emprendedores del gremio, Friedrich Loock y Christian Jarmuschech, una nave de apariencia met¨¢lica, levantada junto a la Hamburger Bahnhof. Cobija, adem¨¢s de las dos salas citadas, las de Frisch, Arndt & Partner, Andersen's Contemporary y BodhiBerlin. Tener o no tener galer¨ªa en Berl¨ªn, ¨¦sa es la cuesti¨®n.
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C¨®mo ir
? Easyjet (www.easyjet.com). Ida y vuelta a Berl¨ªn-Schonefeld desde Madrid, a partir de 53 euros, ida y vuelta, con tasas y cargos. Tambi¨¦n vuela desde Barcelona, Mallorca, Ibiza y M¨¢laga. A trav¨¦s de su agencia online Easyholidays se puede contratar tambi¨¦n el hotel: un combinado de vuelos, estancia de tres noches y desayuno cuesta desde 92 euros por persona, precio final.
? Iberia (902 400 500; www.iberia.com). Ida y vuelta a Berl¨ªn desde Madrid, a partir de 159 euros, tasas y gastos incluidos.
? Air Berl¨ªn (www.airberlin.es; 902 32 07 37) vuela a Berl¨ªn-Tegel desde Barcelona, ida y vuelta, a partir de 93 euros, precio final.
? Germanwings (www.germanwings.com) ofrece vuelos directos entre Barcelona y Berl¨ªn-Schonefeld por un total de 111 euros.
? Lufthansa (902 88 38 82; www.lufthansa.es) vuela con escala a Berl¨ªn-Tegel desde 139 euros.
Galer¨ªas en Internet
? www.berliner-galerien.de.
? www.indexberlin.de.
? www.invaliden1.com.
? www.heidestrasse.com.
? www.halleamwasser.de
Informaci¨®n
? Turismo de Berl¨ªn (00 49 30 25 00 25; www.berlin-tourist-information.de).
? www.visitberlin.de/espanol.
? www.berlin.de.
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