Dormir al raso por un jornal
Unos 30 trabajadores pasan la noche en un lavadero de coches de Baena
Se tapan con mantas como si fueran los capullos de unos gusanos de seda. Ovillos multicolores y alargados que buscan ser herm¨¦ticos al fr¨ªo implacable de la noche de Baena (C¨®rdoba). Dentro de cada uno de ellos, un trabajador sin suerte; un jornalero inmigrante que ha llegado a esta capital del aceite para encontrar que no hay tajo en el olivar. "Yo vine el a?o pasado, pero mi jefe me ha dicho que ahora tiene que meter a gente de su familia que no tiene trabajo", dice un joven africano.
En total, esta noche son unas 30 personas las que van a dormir bajo el alto techo met¨¢lico de un lavadero de coches. Hace poco m¨¢s de una semana, el n¨²mero era el doble, seg¨²n sus inquilinos.
Mantas sobre el cemento. Y sobre el que se tumba, varias m¨¢s. Y el que tiene suerte, consigue un saco de dormir. El material se lo facilita el puesto de la Cruz Roja del pueblo, de unos 20.000 habitantes, que ha visto c¨®mo d¨ªa tras d¨ªa, decenas de trabajadores for¨¢neos ped¨ªan una de sus 28 camas, calientes y bajo techo. Pero la lista de espera es muy larga. Y mientras llega el turno, a muchos no les queda nada m¨¢s que la calle. Pertrechados de chaquetones, abrigos y gorros o guantes -los m¨¢s preparados-, se disponen a pasar una noche m¨¢s al raso, a la espera de una oportunidad.
"Mi jefe me ha dicho que ahora tiene que meter a gente de su familia"
"En cinco meses ganas lo que en ?frica en cinco a?os. Por eso aguantamos"
"Dormir en el suelo es muy duro, porque el fr¨ªo entra poco a poco hasta los huesos y luego, te dura todo el d¨ªa", explica Bubakar Yalo, senegal¨¦s de 22 a?os. Bubakar reconoce que nunca pens¨® que, despu¨¦s de haberse jugado el pellejo en un cayuco desde la costa de su pa¨ªs hasta Canarias hace a?o y medio, iba a terminar durmiendo m¨ªseramente en la calle. "Nadie piensa eso. Y nadie se lo dice a su familia o a sus amigos del pa¨ªs. A tu familia no quieres preocuparla. Y a tus amigos, si les explicas lo duro que es esto, creen que eres un cabr¨®n que no quiere que m¨¢s gente gane dinero y se haga rico", reconoce.
A su lado, otros compatriotas, algunos m¨¢s j¨®venes que ¨¦l, le dan la raz¨®n. Uno de ellos es Mohammed Said Ba, que dice tener 17 a?os, aunque nunca ha pasado por un centro de menores desde su desembarco en el archipi¨¦lago canario. Delgado y con cara de ni?o, Mohammed cuenta que lleg¨® hace un a?o y tres meses a Espa?a y que no ha podido trabajar ni un solo d¨ªa. "No tengo papeles. He estado en L¨¦rida, buscando trabajo y no consegu¨ª nada. Vine a Baena hace nueve d¨ªas y nada. Ahora quiero que me den un billete de autob¨²s para irme. Quiero volver a L¨¦rida, all¨ª tengo amigos", dice.
Como Mohammed, otros muchos han escogido la puerta de salida, dadas las ¨ªnfimas posibilidades de encontrar trabajo. Desde el lunes, el volumen de inmigrantes que buscaban una oportunidad en Baena y el resto del ¨¢rea olivarera -y citr¨ªcola, tambi¨¦n en campa?a- ha podido pasar de unos 2.000 a poco m¨¢s de 1.000, seg¨²n Comisiones Obreras.
Ayuntamientos como el de Baena dan billetes de autob¨²s para aquellos inmigrantes que lo piden. El joven Bubakar lo pens¨®, pero ha tenido suerte en el ¨²ltimo momento. Un agricultor le ha contratado esta ma?ana. ?l no se lo cree, pero durante dos o tres meses ganar¨¢ 38,78 euros al d¨ªa. "En Espa?a, en cinco meses ganas lo que en ?frica, en cinco a?os. Por eso aguantamos", dice antes de esconderse entre sus mantas y pasar su ¨²ltima noche al raso.
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