El poder y el delirio
PIEDRA DE TOQUE. La biograf¨ªa de Hugo Ch¨¢vez escrita por el ensayista mexicano Enrique Krauze muestra un personaje m¨¢s complejo de lo que se piensa. El venezolano est¨¢ abrasado por el patriotismo y el culto a Bol¨ªvar
Quienes consideran al comandante Hugo Ch¨¢vez un ser primitivo y superficial juzg¨¢ndolo s¨®lo por sus apariciones televisivas, en las que derrocha truculencia, demagogia, vulgaridad, diatribas y jerga, se llevar¨¢n una sorpresa leyendo el libro que el historiador y ensayista mexicano Enrique Krauze ha dedicado al presidente venezolano: El poder y el delirio. En su intenso rastreo, Ch¨¢vez aparece, desde adolescente, antes de ingresar al Ej¨¦rcito, como un joven abrasado por una pasi¨®n subversiva y patri¨®tica, que practica el b¨¦isbol con ¨¦xito y devora libros de historia de su pa¨ªs, biograf¨ªas de sus h¨¦roes y escudri?a sin tregua la vida y proezas de Bol¨ªvar a quien profesa un culto religioso y sue?a con emular.
Los hombres fuertes y los caudillos acarrean peores males que los que pretenden remediar
Lo m¨¢s s¨®lido de la intelectualidad venezolana milita en las filas de la oposici¨®n
M¨¢s tarde, ya de oficial, experimentar¨¢ una singular conversi¨®n a la ideolog¨ªa y los designios revolucionarios de los guerrilleros a quienes ha sido enviado a combatir a la regi¨®n de Anzo¨¢tegui. All¨ª, en los setenta, ley¨® un libro que, seg¨²n Krauze, cambi¨® su vida: El papel del individuo en la historia, del padre del marxismo ruso, Gueorgui Plej¨¢nov. A partir de entonces, mezclando reflexiones propias con lecturas de Marx, Lenin y panfletos revolucionarios latinoamericanos, al mismo tiempo que a su devoci¨®n por Bol¨ªvar a?ad¨ªa la fascinaci¨®n por Fidel Castro, ir¨¢ construyendo su peculiar ideolog¨ªa, una alianza de militarismo, marxismo y fascismo, en el que el eje y motor de la revoluci¨®n es el h¨¦roe ep¨®nimo, entendido ¨¦ste en la acepci¨®n carism¨¢tica y trascendental que le atribuy¨® Carlyle en su libro (tan admirado por Hitler) De los h¨¦roes y el culto de los h¨¦roes. Todo esto ocurre en el secreto, claro est¨¢, pues el Ej¨¦rcito del que forma parte Ch¨¢vez se halla en aquellos a?os identificado con los gobiernos democr¨¢ticos de Venezuela y empe?ado en una lucha dif¨ªcil contra las guerrillas que, apoyadas por Cuba, han abierto varios frentes de lucha en el interior del pa¨ªs. Dentro de sus filas, Ch¨¢vez forma sociedades secretas y conspira ya entonces preparando la toma del poder mediante un golpe, algo que s¨®lo intentar¨¢, fracasando en el intento, a?os m¨¢s tarde, en 1992, durante el segundo Gobierno de Carlos Andr¨¦s P¨¦rez.
De manera que cuando el comandante Ch¨¢vez sube al poder, en 1998, ungido por los votos de los electores venezolanos, est¨¢ lejos de ser un improvisado. Va a poner en pr¨¢ctica un proyecto pol¨ªtico y social que ir¨¢ puliendo y radicalizando desde el gobierno, pero que ya le rondaba la cabeza desde su juventud. ?sta es tambi¨¦n una tesis que hace suya el ex presidente boliviano Jorge Quiroga, para quien Ch¨¢vez es un astuto estratega que, detr¨¢s de sus extremos histri¨®nicos, va edificando sin prisa ni pausa y a golpes de chequera -de petrochequera- un imperio continental estatista, totalitario y caudillista. Este proyecto, dice Krauze, aunque se promueve a s¨ª mismo con una ret¨®rica revolucionaria y marxista, tiene, por su componente militarista, vertical y sobre todo el culto irracional del h¨¦roe, una entra?a fascista, y su semejanza mayor, en Am¨¦rica Latina, son Per¨®n y el peronismo.
Uno de los aspectos m¨¢s interesantes de la investigaci¨®n de Krauze es mostrar la influencia que ejerci¨® sobre Ch¨¢vez un pintoresco personaje de h¨ªbrido prontuario, Norberto Ceresole, peronista, profesor de la Escuela Superior de Guerra en la URSS, representante de Hezbol¨¢ en Espa?a, antisemita y neonazi militante, autor de libros de geopol¨ªtica que negaban el Holocausto. Luego de haber estado vinculado a la dictadura militar de izquierda del general Velasco Alvarado en el Per¨², Ceresole se convirti¨® en asesor y panegirista del comandante Ch¨¢vez, a quien acompa?¨® en sus giras por el interior de Venezuela.
El poder y el delirio es un libro muy ameno, compuesto de ensayo hist¨®rico, reportaje period¨ªstico, documento de actualidad y an¨¢lisis pol¨ªtico. Traza un animado fresco del pasado inmediato venezolano, donde encuentra las ra¨ªces secretas de la crisis que abri¨® a Ch¨¢vez las puertas del poder en el deterioro, despilfarro y corrupci¨®n en que degener¨® una democracia que, a la ca¨ªda de la dictadura de P¨¦rez Jim¨¦nez, y con el Gobierno de R¨®mulo Betancourt hab¨ªa abierto un per¨ªodo, ejemplar en ese momento latinoamericano, de libertades p¨²blicas, fortalecimiento de las instituciones civiles y de la legalidad, a la vez que de intensa preocupaci¨®n social.
Con justicia, Krauze llama a Betancourt "la figura democr¨¢tica m¨¢s importante del siglo XX en Am¨¦rica Latina", pues no s¨®lo impuls¨® la libertad en su pa¨ªs sino luch¨® sin desmayo contra todas las dictaduras, de Trujillo a Fidel Castro, que manten¨ªan al continente en el atraso y la barbarie. Si la llamada "doctrina Betancourt" que quer¨ªa comprometer a todos los gobiernos democr¨¢ticos del continente a romper relaciones y a acosar diplom¨¢ticamente a todo r¨¦gimen de facto hubiera prosperado, otra ser¨ªa la suerte pol¨ªtica de Am¨¦rica Latina en la actualidad. Por eso fue atacado con ferocidad sin igual por los dos extremos y se salv¨® de milagro de los varios atentados contra su vida. Krauze tiene raz¨®n: R¨®mulo Betancourt fue un dem¨®crata cabal, un estadista honrado y l¨²cido, y si todos los gobernantes que lo sucedieron hubieran seguido su ejemplo jam¨¢s hubiera surgido en Venezuela un fen¨®meno como el de Ch¨¢vez. Por desgracia no fue as¨ª y, al igual que en otras democracias latinoamericanas, la ineficiencia y la corrupci¨®n que vinieron despu¨¦s hicieron que grandes sectores sociales, frustrados en sus anhelos, se dejaran seducir por los cantos de sirena revolucionarios. Y, ahora, mientras luchan por recuperar la democracia que perdieron, aprenden (?aprenden, de verdad?) que el sacrificio de la libertad es siempre in¨²til, pues los hombres fuertes y caudillos acarrean siempre peores males que los que pretenden remediar.
En los animados di¨¢logos y mesas redondas y entrevistas con intelectuales venezolanos de distintas tendencias que acompa?an el ensayo de Krauze, se despliega toda la complejidad de la situaci¨®n actual en Venezuela, y queda claro que hay criterios muy diversos entre los an¨¢lisis que hacen distintas figuras de la oposici¨®n, de un Teodoro Petkoff a un Germ¨¢n Carrera Damas o a un Sim¨®n Alberto Consalvi, para explicar el fen¨®meno Ch¨¢vez. Pero lo que surge de todo ese rico material pol¨¦mico es algo que resulta muy alentador: lo m¨¢s graneado y s¨®lido de la intelectualidad venezolana, sea de izquierda, de centro o de derecha, milita en las filas de la oposici¨®n democr¨¢tica al r¨¦gimen caudillista de Ch¨¢vez y trabaja para impedir que el proyecto autoritario cancele los espacios de libertad que a¨²n sobreviven. Y todos parecen coincidir en la convicci¨®n de que esa lucha por la libertad debe ser pac¨ªfica, de ideas y principios, y electoral. Esta es la primera vez en la historia de Am¨¦rica Latina en que un r¨¦gimen "revolucionario" no ha conseguido reclutar a un solo artista, pensador o escritor de val¨ªa y m¨¢s bien se las ha arreglado para ponerlos a todos ellos en la oposici¨®n. Vale la pena subrayarlo y celebrarlo porque lo cierto es que hasta ahora todas nuestras dictaduras, sobre todo si eran de izquierda, han tenido cortesanos intelectuales, y a veces de alto nivel.
No es menos extraordinario que en la resistencia a Ch¨¢vez militen, en la vanguardia, los estudiantes universitarios, en su gran mayor¨ªa, y sobre todo los de las universidades p¨²blicas, es decir, los de origen social menos pr¨®spero. Enrique Krauze entrevista a varios de ellos y hace un perceptivo examen de las razones que han llevado a los j¨®venes venezolanos a rechazar la supuesta "revoluci¨®n socialista del siglo XXI" y a movilizarse, en diciembre del a?o pasado, contra el intento del r¨¦gimen de Ch¨¢vez de legitimar su eternizaci¨®n en el poder mediante un plebiscito. La derrota que all¨ª experiment¨® el r¨¦gimen, por primera vez, es una fecha hist¨®rica, porque desde entonces ha cambiado la correlaci¨®n de fuerzas, y ello ha quedado demostrado el pasado 23 de noviembre, con los resultados de las elecciones en las que la oposici¨®n conquist¨® los cinco Estados principales del pa¨ªs y un gran n¨²mero de alcald¨ªas. No creo que sea wishful thinking predecir que desde ahora, y aunque ello tome tiempo, Venezuela dejar¨¢ de retroceder hacia el autoritarismo pleno y avanzar¨¢ de nuevo hacia una democracia renovada, enriquecida por la experiencia y vacunada contra los errores que engendraron la anomal¨ªa de la que ahora trata de emanciparse.
? Mario Vargas Llosa, 2008. ? Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Diario EL PA?S, SL, 2008.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.