La legalizaci¨®n del suicido asistido no dispara la demanda
Muchas veces, tener la posibilidad de quitarse la vida de una manera indolora si se sufre una enfermedad incurable da fuerzas para seguir adelante. As¨ª se desprende de los datos de un decenio en el Estado de Oreg¨®n (EE UU), el primero que permiti¨® el suicidio m¨¦dicamente asistido, que publica el New England Journal of Medicine. De acuerdo con este trabajo, desde que en 1998 se aprobara que las personas pudieran pedir que un profesional les recetara una combinaci¨®n de f¨¢rmacos para quitarse la vida, se han prescrito 540 tratamientos, y 338 fallecimientos se han acogido a la ley. En las pasadas elecciones, el Estado de Washington aprob¨® una iniciativa similar.
Los datos avalan lo que defienden los partidarios de que se regule esta pr¨¢ctica, como el bio¨¦tico Marcelo Palacios o las asociaciones Derecho a Morir Dignamente (DMD) o Morir en casa: que la legalizaci¨®n de la eutanasia o el suicidio asistido no implica una demanda o un uso masivo, sino que sirve como elemento tranquilizador para las personas que saben que su vida llega a su fin o que tienen que sobrepasar grandes sufrimientos.
Holanda y Suiza
Las legislaciones de Oreg¨®n y Washington no son equiparables a las leyes de eutanasia holandesa y belga, en las que el m¨¦dico, tras pasar unos controles, puede administrar directamente los f¨¢rmacos (por ejemplo, inyect¨¢ndolos si el paciente est¨¢ en coma). En Holanda, la ley entr¨® en vigor en 2002, y se calcula que la usan unas 900 personas al a?o. En Suiza existe un vac¨ªo legal que permite el suicidio asistido (el m¨¦dico receta, pero los medicamentos se los toma el paciente).
En Espa?a ambas pr¨¢cticas est¨¢n prohibidas. Lo que puede hacerse es informar a los interesados sobre la preparaci¨®n de documentos de voluntades anticipadas, hacer un seguimiento de que se cumple la voluntad de la persona y, si llega el caso, informar acerca de qu¨¦ medicamentos tendr¨ªa consecuencias fatales, pero no pueden proporcionarlos. La situaci¨®n podr¨ªa cambiar esta legislatura, si as¨ª lo decide la comisi¨®n que ha anunciado el ministro de Sanidad, Bernat Soria. Actualmente, la asistencia al suicidio est¨¢ castigada en el C¨®digo Penal, aunque de una manera atenuada cuando se ayuda a un enfermo terminal o que est¨¢ sufriendo mucho y ¨¦ste lo pide claramente.
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