El legado de Joan Baptista Humet revive en un emotivo homenaje
2.000 personas aplauden el concierto en recuerdo del cantautor valenciano
Anoche la lluvia y el fr¨ªo hab¨ªan convertido Montju?c en un lugar desapacible. A pesar de ello en el interior de la sala anexa del Palau de Sant Jordi no se notaban ni el fr¨ªo ni la humedad, al contrario: un calor intenso reinaba en el recinto ol¨ªmpico. Un calor reconfortante, m¨¢s producto del amor que de la calefacci¨®n. Amor por unas canciones que marcaron la vida de muchos de los presentes. Amor por el responsable de que esas canciones nacieran y volaran tan alto. Amor por Joan Baptista Humet. En la noche de ayer se vivieron momentos altamente emotivos pero en ning¨²n momento nadie, ni artistas ni p¨²blico, se dejaron llevar por la nostalgia o por la pena. El acto fue, de principio a final, una exaltaci¨®n a la vida coronada por ese Hay que vivir que todos los presentes corearon en pie tras m¨¢s de tres horas de actuaciones y parlamentos. Como si Joan Baptista Humet siguiera por aqu¨ª convirtiendo retazos de vida en canciones de una exquisita sensibilidad.
Serrat, Llach, Ana Bel¨¦n y Maria del Mar Bonet, entre otros, interpretan sus temas
Algunas de esas canciones desfilaron por el escenario en boca de amigos de Humet, los mismos que hab¨ªan decidido ofrecerle este homenaje en vida tras conocerse la gravedad de su enfermedad y que no quisieron suspenderlo tras el fallecimiento del cantautor valenciano el pasado 30 de noviembre. Y no se equivocaron, porque las entradas se agotaron con tal rapidez que aconsejaron su traslado del TNC a este anexo del Sant Jordi que tambi¨¦n se qued¨® peque?o. Unas 2.000 personas, en su mayor¨ªa sobrepasando de largo los 40 a?os, lo llenaron y se dejaron seducir por una propuesta que, incluso sin homenaje, hubiera resultado atractiva. Xavier Grasset fue el encargado de conducir el acto manteniendo siempre un tono equilibrado que no cay¨® nunca en la l¨¢grima f¨¢cil. L¨¢grimas que ni siquiera se derramaron cuando, ya al finalizar, Llu¨ªs Marras¨¦ ley¨® una carta que el propio Humet hab¨ªa redactado por si fallec¨ªa antes del homenaje. Y sus palabras sonaron naturales, cercanas y entra?ables: mostraban una serenidad que muy pocos tienen ante la inminencia de la muerte. Tras esas palabras, una grabaci¨®n de su Hay que vivir fue la forma m¨¢s congruente de cerrar la velada, pero el p¨²blico tambi¨¦n la quiso hacer suya y repiti¨® la canci¨®n mientras los participantes saludaban.
En tres horas de concierto sucedieron muchas cosas. Imposible olvidar la reaparici¨®n de Dyango tras su infarto interpretando Que no soy yo en compa?¨ªa de Joan Albert Amarg¨®s o el Gemma cantado por Marina Rossell. Ana Bel¨¦n, Serrat, Moncho, Pegasus, Maria del Mar Bonet, Joan Isaac, Nuria Feliu, V¨ªctor Manuel y Jordi Batista acompa?ado al piano por Llu¨ªs Llach completaron el intenso programa que tambi¨¦n incluy¨® a algunos amigos de Humet, como los periodistas Antoni Bassas, Enric Frigola o Jordi Garc¨ªa Soler. A la salida segu¨ªa lloviendo y hac¨ªa m¨¢s fr¨ªo, pero nadie parec¨ªa notarlo: todos sonre¨ªan canturreando Hay que vivir.
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