"Tengo necesidad de la imaginaci¨®n como Popeye de las espinacas"
Fernando Savater es un hombre feliz y encima de su cabeza, en la biblioteca de su casa, en Madrid, tiene todos los libros que le han procurado esa felicidad. Los vas repasando y resulta que son el ¨ªndice de su ¨²ltimo libro, Misterio, emoci¨®n y riesgo, que acaba de publicar Ariel.
Como ¨¦l, esta es una estanter¨ªa feliz. La recorres, y recorres su infancia, su juventud, su madurez; tiene fotos de a?os y a?os de coleccionista de felicidad, cinematogr¨¢fica y literaria; Lezama combina con Borges, Dickens est¨¢ al lado de Groucho Marx, Snoopy compite con Julio C¨¦sar o con Arist¨®teles y Octavio Paz se da la mano con Gary Cooper o con King Kong. Y en una repisa tiene un recuerdo muy reciente: un disco dedicado (a Sara, la mujer de Fernando) por Fher, el l¨ªder del grupo mexicano Man¨¢, con quien Savater dialog¨® en la reciente Feria de Guadalajara.
El libro evoca pel¨ªculas y libros que le hicieron feliz la juventud
"Leer y ver cine me da el coraje para seguir riendo y viviendo"
Este libro, Misterio, emoci¨®n y riesgo, va m¨¢s por el lado l¨²dico, como si en Savater se pudiera dar una dicotom¨ªa. Muchos textos fueron ya publicados, sobre pel¨ªculas y libros que le entusiasmaron en la juventud y luego ("?Ay, cuando descubr¨ª Parque jur¨¢sico!"), y otros son nuevos. El orden es de su editor, Mauricio Bach, y lo ilustr¨® ("al modo de los carteles de las pel¨ªculas de los a?os 50") Fernando Vicente, "que acert¨® en el tono tanto que ahora este libro es un objeto precioso".
Poirot y Agatha Christie dialogan en las repisas con un Batman antiguo; el libro (su sustancia) est¨¢ en todas partes. "Es un homenaje a la imaginaci¨®n", la que le ha hecho compa?¨ªa "desde que era un cr¨ªo", y que apareci¨® en su libro La infancia recuperada. Este Misterio, emoci¨®n y riesgo es algo as¨ª como "la adolescencia recuperada", o la madurez encontrada en un momento feliz. "Lo he disfrutado, como he disfrutado leyendo o viendo pel¨ªculas, descubriendo que la imaginaci¨®n es mejor que la realidad. ?La realidad ya me la s¨¦!"
"Sin la realidad", dice Savater, "podr¨ªa pasar. ?Pero sin la imaginaci¨®n no puedo estar ni un minuto!". Claro est¨¢, ¨¦l no desde?a libros distintos a estos que le apasionan, y que van desde las novelas de Salgari a las historias de Dickens, pasando por las pel¨ªculas de los hermanos Marx. "Pero es que yo creo en una dieta diversificada". En el descansillo de la entrada de la casa est¨¢ el men¨² pr¨®ximo; est¨¢ leyendo una novela de John Williams, Julio C¨¦sar, pero tiene en la lista "ensayos, novelas hist¨®ricas, policiacas...", porque no puede leer sin variar, "pero nunca dejo un libro a la mitad; cuando no me interesa lo leo velozmente, y leo lentamente, ?para saborearlo a¨²n m¨¢s!, cuando me gusta".
De la lectura (y del cine) le viene la energ¨ªa, "y por tanto el entusiasmo, la alegr¨ªa". Un d¨ªa le cont¨® a un periodista italiano "mis tribulaciones espa?olas, mis momentos de amargura", y el italiano le replic¨®: "?Pero usted se salvar¨¢ siempre gracias a las carreras de caballos!". Aqu¨ª, en este Misterio, emoci¨®n y riesgo, no hay tanta carrera de caballos, "que est¨¢n, sin duda, en la novela con la que acabo de ganar el Planeta", pero est¨¢ el nacimiento de la energ¨ªa. "La experiencia de leer y de ver cine es la que me da el coraje para seguir riendo, y viviendo. Se dec¨ªa que H¨¦rcules estaba en el aire pero ten¨ªa que tocar la tierra para sentirse fuerte; mi tierra es esto, los sue?os de la infancia... Esto es lo que me da fuerza. ?Necesito estos libros como necesita Popeye las espinacas!".
El libro contiene un canon de lo que le entusiasm¨® "en esos a?os en que todo se me quedaba en la memoria. ?Me acordaba de trozos enteros de Salgari...! Como todos los c¨¢nones, este nace de la lib¨¦rrima voluntad de la memoria de uno; a m¨ª me pidieron una serie de novelas policiacas can¨®nicas para un suplemento cultural, y yo hice la lista. Luego me acord¨¦ de otras, y est¨¢n aqu¨ª. Como est¨¢n las pel¨ªculas que prefiero, y que son casi todas de los a?os en que descubr¨ª el cine y la literatura".
No es, ni mucho menos, una selecci¨®n para irse a una isla desierta; "dec¨ªa Bernard Shaw que a una isla desierta habr¨ªa que llevarse un libro que te ense?e a hacer una barca... ?Yo vivo encerrado en estos libros y con estos libros! Si un d¨ªa me arrancaran de mi casa me lo tendr¨ªa que llevar todo, objetos incluidos, como los que se llev¨® a su casa Forrest J. Ackerman, que ten¨ªa all¨ª hasta la capa que us¨® Bela Lugosi en Dr¨¢cula".
"Casa rarita", le dijo Fernando a Sara cuando la fueron a ver. De esta casa madrile?a de Savater no se puede decir que sea una casa rarita; es la casa de un ser que hizo de la lectura (y del cine) una profesi¨®n de fe: "Es mi vida; no me puedo imaginar ni la vida ni la energ¨ªa sin mis libros...". Ahora hay libros en los que no se mete, "aquellos, por ejemplo los de 600 p¨¢ginas, que yo s¨¦ que no son para m¨ª". No es que puedan esperar, es que no los aborda. Releer es, desde su jubilaci¨®n en septiembre, su nueva pasi¨®n. "?Toda mi vida esperando a releer!", para volver a ponerse las pilas de lector, como si estuviera reinvent¨¢ndose en la madurez una nueva juventud "en los libros que le¨ª antes de tiempo, a los catorce a?os". Por ejemplo, Madame Bovary. "?Seguro que ahora tiene m¨¢s cosas que decirme!".
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