Giros europeos
Hace poco m¨¢s de una d¨¦cada, la Uni¨®n Europea (UE) aislaba a Austria por tener en el Gobierno a un partido xen¨®fobo y que se ensa?aba con los inmigrantes; m¨¢s o menos al mismo tiempo, Francia iniciaba el debate sobre las 35 horas semanales de trabajo. ?sta es la distancia hist¨®rica que existe entre ese ayer y el ahora. En junio pasado, el Parlamento Europeo ratificaba la llamada "directiva de la verg¨¹enza", por la que se autoriza, entre otras tropel¨ªas, la retenci¨®n de inmigrantes sin papeles hasta 18 meses. Y esta misma semana, el Europarlamento debati¨® -afortunadamente, con un resultado negativo, muy mayoritario y transversal desde el punto de vista ideol¨®gico- la jornada laboral semanal de 65 horas (en la actualidad est¨¢ en 48), que ya hab¨ªa sido aprobada, recu¨¦rdese, por los ministros de Trabajo de los 27.
Adem¨¢s de la sanidad, educaci¨®n y pensiones, el modelo social europeo incluye la negociaci¨®n colectiva
Este cambio de sensibilidad no se puede analizar s¨®lo a trav¨¦s de la preponderancia de Gobiernos de derechas en los principales pa¨ªses europeos frente a la tendencia mayoritariamente socialdem¨®crata de los a?os noventa, pues la iniciativa de que el tiempo de trabajo lo pactasen "libremente" el empresario y el trabajador, como si ambas partes dispusiesen de id¨¦ntica fuerza de negociaci¨®n, proviene -?oh paradoja!- del laborista Gordon Brown, con sus aliados del antiguo bloque comunista. Una vez perdida la votaci¨®n, el ministro brit¨¢nico de Relaciones Laborales insisti¨®, erre que erre, en que su Gobierno seguir¨¢ defendiendo las excepciones a la jornada laboral de 48 horas.
Una de las caracter¨ªsticas centrales de la UE es su modelo social. Cuando el Eurobar¨®metro pregunta a los ciudadanos, la respuesta mayoritaria es inequ¨ªvoca a su favor. El Estado del bienestar europeo, fruto del consenso entre los socialdem¨®cratas y los democristianos, ten¨ªa cuatro patas, no tres como habitualmente se supone: sanidad, educaci¨®n y pensiones p¨²blicas y universalizadas, pero tambi¨¦n el derecho europeo del trabajo, la contrataci¨®n y los convenios colectivos, que es lo que se hubiera puesto en peligro de haberse aprobado la iniciativa de Brown. A esa Europa como espacio de protecci¨®n social se ha a?adido m¨¢s recientemente la atenci¨®n a las personas dependientes, denominada el cuarto pilar del Estado del bienestar. En realidad, como pasaba con los tres mosqueteros, es el quinto.
La reacci¨®n de los eurodiputados -entre los que ha desempe?ado un gran papel el socialista espa?ol Alejandro Cercas- muestra la importancia de la Euroc¨¢mara en el blanco m¨®vil de las instituciones de la UE, que acaban de sufrir otro golpe con la decisi¨®n de admitir un comisario por cada pa¨ªs miembro (con lo que ello supone de nacionalizaci¨®n de la Comisi¨®n y de ineficacia de la misma) a cambio de la firma del Tratado de Lisboa. Las elecciones del pr¨®ximo mes de junio al Parlamento Europeo no son una broma, ya que su composici¨®n incide, como hemos visto, en la vida cotidiana de los ciudadanos. -
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