?Y ad¨®nde ir¨¢n los presos de Guant¨¢namo?
La promesa de Obama de cerrar el penal choca con obst¨¢culos log¨ªsticos y legales que pueden complicar su cumplimiento
El pueblo de Kansas al que el equipo de gobierno de Barack Obama estudia trasladar los presos de Guant¨¢namo se encuentra en plena rebeld¨ªa. Desde que los asesores del presidente electo de Estados Unidos filtraron la noticia a principios de mes, la alcaldesa de Fort Leavenworth y dos congresistas que representan a Kansas a escala nacional se han unido a las protestas de los residentes, que interpretan la medida como una invitaci¨®n a que su pac¨ªfico pueblo se convierta en el blanco del terrorismo internacional.
Cerrar la prisi¨®n de Guant¨¢namo, s¨ªmbolo del oprobio mundial en el que ha ca¨ªdo EE UU en la Administraci¨®n de Bush, es una prioridad declarada de Obama. Esta misma semana, el Pent¨¢gono anunci¨® que, a instancias del l¨ªder dem¨®crata, se llevar¨¢ a cabo un estudio sobre c¨®mo cerrarla. Lo que descubrir¨¢n, por motivos que van m¨¢s all¨¢ de la complicada cuesti¨®n de d¨®nde reubicar a los 255 presos que siguen detenidos en la base militar norteamericana, sin cargos y sin el amparo de la convenci¨®n de Ginebra, es que el objetivo no se podr¨¢ lograr de la noche a la ma?ana.
Hay que reinventar el aparato legal para la captura eficaz de terroristas
El primer problema es d¨®nde trasladar a los presos en suelo estadounidense
"Las actuales reglas del juego hacen da?o a EE UU", asegura un experto
Cien de los 255 detenidos deben ser liberados por falta de pruebas
Devolver a los presos a sus pa¨ªses no garantiza el trato humanitario
"No va a ser un acontecimiento, va a ser un proceso", asegura una ONG
Las dificultades pr¨¢cticas que habr¨¢ que resolver, tanto en el terreno log¨ªstico como en el legal, van a medir el reto al que se enfrenta la presidencia de Barack Obama: transformar las enormes expectativas que ha generado su victoria en resultados concretos a la hora de gobernar.
"Acabar con Guant¨¢namo no va a ser un acontecimiento, va a ser un proceso. Durar¨¢ meses y, tristemente, no habr¨¢ opciones atractivas. Ser¨¢ cuesti¨®n de determinar no cu¨¢l es el mejor camino, sino cu¨¢l es el menos doloroso", afirma Tom Malinowski, director de Human Rights Watch en Washington, ex funcionario en la Casa Blanca con Bill Clinton y hoy asesor de Obama en el asunto de Guant¨¢namo.
"Llevar¨¢ meses, quiz¨¢ muchos meses", apunta Matthew Waxman, profesor universitario de Derecho, que durante 2004 y 2005 fue el m¨¢ximo responsable en el Pent¨¢gono de la pol¨ªtica carcelaria de Guant¨¢namo. "No tiene mucho valor cerrar la prisi¨®n como acto simb¨®lico sin solucionar el problema de fondo: ?cu¨¢l ser¨¢ la nueva base legal para capturar, detener, interrogar y enjuiciar a individuos presuntamente vinculados con grupos terroristas? ?Qu¨¦ har¨¢ Obama en el caso de que el n¨²mero dos de Al Qaeda, [Ayman] Al Zawahiri, caiga en manos estadounidenses el d¨ªa despu¨¦s de su inauguraci¨®n presidencial?".
Malinowski y Waxman, m¨¢ximos expertos en el tema entrevistados esta semana por EL PA?S, representan los dos polos opuestos de la pol¨ªtica estadounidense pero comparten la opini¨®n de que Obama (a cuyo equipo es probable que se integre Malinowski) tendr¨¢ enormes dificultades a la hora de encontrar el equilibrio que ha asegurado que busca entre las exigencias de la seguridad nacional y el respeto a la Constituci¨®n de su pa¨ªs.
La mera cuesti¨®n de d¨®nde trasladar a los presos en suelo estadounidense ya es un problema, como los aireados residentes de Fort Leavenworth han demostrado estos d¨ªas. Pero m¨¢s complicado es decidir qu¨¦ hacer con los m¨¢s de 100 presos que, seg¨²n el propio Gobierno norteamericano, deber¨ªan de ser liberados por falta de pruebas.
"En muchos casos no tenemos garant¨ªa alguna de que se les dar¨¢ un trato humanitario en sus pa¨ªses de origen, ni de si los Gobiernos de aquellos pa¨ªses tendr¨¢n la capacidad para mitigar la posible amenaza que podr¨ªan seguir representando", dice Waxman. "Sin duda" asiente Malinowski, "devolverles a sus pa¨ªses conlleva riesgos".
Lo cual deja la posibilidad de que les acojan terceros pa¨ªses, por ejemplo de Europa, pero hasta ahora no se han presentado voluntarios.
De todos modos, Malinowski y Waxman est¨¢n de acuerdo en que lo m¨¢s complicado no ser¨¢ la cuesti¨®n log¨ªstica, sino c¨®mo reinventar el aparato legal de tal manera que responda a la captura de presuntos terroristas de manera justa y eficaz. "Lo que tenemos claro es que las actuales reglas del juego hacen da?o tanto a la imagen de Estados Unidos en el mundo como a nuestra lucha contra el terrorismo", dice Malinowski, que aboga por someter a los individuos acusados de terrorismo a las mismas leyes utilizadas contra los criminales en las cortes civiles estadounidenses, aunque reconoce que hacerlo ser¨¢ aparatoso, complicado y podr¨ªa resultar en que personas culpables queden libres.
"Los abogados para la defensa contar¨¢n con muchas armas", explica Waxman. "Ser¨¢ dif¨ªcil procesar a gente sin hacer p¨²blica informaci¨®n muy delicada obtenida por nuestros servicios de espionaje y habr¨¢ casos en que los malos tratos a los que fueron sometidos por sus interrogadores en la base de Guant¨¢namo adulterar¨¢n de manera irremediable la evidencia en su contra".
"No hay respuestas f¨¢ciles", reconoce Malinowski. "No hay opciones legales sin riesgos. Pero considero que si la opci¨®n menos dolorosa es someterles a juicio civil es en parte porque es lo que exige una pol¨ªtica de respeto a los derechos humanos, pero tambi¨¦n porque creo que, a la larga, es la forma m¨¢s eficaz de combatir el terrorismo. Lo mejor que puedes hacer para un terrorista verdadero es encarcelarlo en Guant¨¢namo, bajo supervisi¨®n militar, con estatus de combatiente de guerra".
Malinowski responde al hipot¨¦tico caso postulado por Waxman de que se capture a Ayman al Zawahiri a los pocos d¨ªas de llegar Obama a la Casa Blanca de la siguiente manera: "La peor tortura para el n¨²mero dos de Al Qaeda consistir¨ªa en tratarle como un criminal m¨¢s, en ponerlo ante un tribunal despu¨¦s del violador y antes del asesino de un ni?o, sin ning¨²n trato especial, sin dignificarle con la condici¨®n de guerrero militar, sin nutrir la idea del martirio. De esta manera, se unir¨ªan los dos objetivos de reparar la percepci¨®n de Estados Unidos en el mundo y de combatir el terrorismo".
Waxman est¨¢ de acuerdo en que la soluci¨®n ideal es ¨¦sta. E incluso propone que en aquellos casos en los que es imposible lograr que un juez condene a un conocido terrorista por terrorismo se busque juzgarlo por cr¨ªmenes no terroristas; por otras violaciones de la ley m¨¢s inocuas pero que obtendr¨¢n el resultado de encarcelar al individuo en cuesti¨®n. "Como en el caso de Al Capone, que acab¨® preso no por asesinato sino por evasi¨®n de impuestos".
Sin embargo, lo m¨¢s probable, seg¨²n Waxman, es que una vez se haya trasladado a otros pa¨ªses un grupo de presos, y se haya enjuiciado a otro, quedar¨¢ al final un n¨²cleo duro de individuos imposibles de procesar de manera satisfactoria en una corte civil pero que, en la opini¨®n del Gobierno de Estados Unidos, seguir¨¢n representando una seria amenaza terrorista. "Podr¨ªa haber docenas de casos de esta naturaleza", dice Waxman, que ha estudiado los expedientes de los 255 encarcelados en Guant¨¢namo.
En tal caso Obama, que es abogado por profesi¨®n, se podr¨ªa ver obligado a sacrificar una cuota de su idealismo, y parte de la imagen de pureza legal que pretende proyectar ante el mundo. "No descarto", opina Waxman, "que Obama acabe vi¨¦ndose en la obligaci¨®n de recurrir al Congreso para crear por ley un nuevo organismo hecho a medida, acorde a la necesidad de secretismo de las instituciones de inteligencia nacional, para detener y juzgar a presuntos terroristas internacionales".
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