La reinvenci¨®n de la agon¨ªa y muerte de Bol¨ªvar
El empe?o de Ch¨¢vez de investigar el 'asesinato' del Libertador desata la pol¨¦mica entre los historiadores
"A las 12 empez¨® el ronquido y a la una expir¨® el Excelent¨ªsimo se?or Libertador". El 17 de diciembre de 1830, el doctor Pr¨®spero R¨¦v¨¦rend cerr¨® el diario en el que recog¨ªa la agon¨ªa de Sim¨®n Bol¨ªvar en una quinta de Santa Marta, en el Caribe colombiano. Hasta all¨ª hab¨ªa llegado 11 d¨ªas antes el h¨¦roe de la independencia americana. Despojado del poder, escoltado por un pu?ado de fieles, quer¨ªa refugiarse en Europa. Pero cuando lo desembarcaron en Santa Marta era "una criatura de pavor, apenas con un soplo de vida", en palabras de Joaqu¨ªn de Mier, su anfitri¨®n. Tos¨ªa y escup¨ªa sangre. Deliraba. Muri¨®, anot¨® el m¨¦dico, de una tuberculosis.
As¨ª reza la historia. O rezaba, hasta que Hugo Ch¨¢vez expres¨® hace un a?o sus sospechas de que Bol¨ªvar hab¨ªa sido asesinado por unos enemigos que, seg¨²n algunos suspicaces, coinciden con los suyos propios: una trama en la que se enredan las oligarqu¨ªas, Estados Unidos, Colombia e incluso Espa?a. Una comisi¨®n creada por el presidente de Venezuela investiga la muerte del Libertador, de la que el jueves se cumplieron 178 a?os. Entre los planes no se descarta exhumar el cad¨¢ver, depositado desde 1876 en el Pante¨®n Nacional de Caracas.
No se descarta exhumar el cad¨¢ver para confirmar la hip¨®tesis criminal
"No hay posibilidad, desde el punto de vista cient¨ªfico, de sustentar la hip¨®tesis del crimen", sostiene el historiador venezolano El¨ªas Pino, autoridad en los estudios bolivarianos. El azaroso historial cl¨ªnico del Libertador ha quedado registrado en numerosos documentos, empezando por la autopsia practicada por Pr¨®spero R¨¦v¨¦rend. El m¨¦dico franc¨¦s describe un "endurecimiento" de los pulmones, con "un manantial abierto de color de las heces del vino, jaspeado de algunos tub¨¦rculos". En el izquierdo halla una "concreci¨®n calc¨¢rea angulosa del tama?o de una avellana".
Seg¨²n estudios actuales, ese n¨®dulo calcificado, conservado en el Museo Bolivariano de Caracas, indicar¨ªa que Bol¨ªvar contrajo en su infancia la tuberculosis que mat¨® a sus padres, que se reactiv¨® despu¨¦s en varios episodios documentados. Dos a?os antes de la muerte, su decadencia f¨ªsica es evidente. Para entonces tiene 45 a?os, ha acabado con el dominio espa?ol en las actuales Venezuela, Colombia, Panam¨¢, Ecuador, Bolivia y Per¨², ha impuesto una dictadura y hace frente a rebeliones internas que le pondr¨ªan rumbo al exilio.
"La causa de la muerte de Bol¨ªvar es una tuberculosis pulmonar [tisis] con compromiso del sistema nervioso central", indican los neur¨®logos colombianos Ignacio Vergara y Gabriel Toro, autores de un estudio de la historia m¨¦dica de Bol¨ªvar. A la misma conclusi¨®n lleg¨®, en 1963, una comisi¨®n de expertos de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina y de la Academia de Historia.
"Falacias", sostiene Jorge Mier. Y esgrime "m¨¢s de 2.000 documentos" que le entreg¨® un pariente suyo, tataranieto de don Joaqu¨ªn, el anfitri¨®n de Bol¨ªvar en su ¨²ltima morada. El Libertador, dice Mier, fue traicionado por sus colaboradores, y ¨¦l mismo dej¨® las pistas de su asesinato. ?D¨®nde? En una carta (ap¨®crifa) a una amante de su juventud en Francia, en la que us¨® "claves mas¨®nicas ocultas" para se?alar a sus asesinos. Mier pudo descifrarlas gracias a "un c¨®digo de signos secretos" que ten¨ªa don Joaqu¨ªn de Mier. En la conspiraci¨®n est¨¢n implicados el presidente de EE UU, Andrew Jackson, el rey de Espa?a, Fernando VII, y la corte de Inglaterra.
Estados Unidos es tambi¨¦n el eje de la conjura criminal que describe Luis Salazar, otro partidario de la teor¨ªa de la conspiraci¨®n. Bol¨ªvar, dice, fue envenenado con ars¨¦nico "por sus aspiraciones de un gobierno continental socialista de gigantescas proyecciones". El caudillo ser¨ªa el protom¨¢rtir de la lucha contra el capitalismo.
En su programa Al¨®, presidente, Ch¨¢vez ha esgrimido varias veces La carta que cambiar¨¢ la historia, el libro de Jorge Mier, al que ha nombrado asesor de la comisi¨®n de investigaci¨®n, integrada por varios ministros y el fiscal general. "Acabamos de entregar siete muestras de cabellos de Sim¨®n Bol¨ªvar, guardadas por allegados y coleccionistas, para dar con su ADN", explica Mier. Eso permitir¨¢ cotejarlo con el del cad¨¢ver que yace en el Pante¨®n Nacional, y que, seg¨²n el escritor, no es el de Bol¨ªvar. ?Y d¨®nde est¨¢ el cuerpo? "No se lo puedo decir porque es el tema de mi pr¨®ximo libro".
Escandalizados, los historiadores se niegan a polemizar "con aventureros estrafalarios". En cualquier caso, ?por qu¨¦ no aprovechar los avances cient¨ªficos para exhumar el cad¨¢ver y estudiarlo? "Porque no hay una sola duda razonable que justifique esa operaci¨®n", dice In¨¦s Quintero, secretaria de la Academia Nacional de Historia. "Ch¨¢vez pretende usar la figura de Bol¨ªvar para sembrar la discordia con los vecinos", a?ade, en referencia a las complicadas relaciones con el Gobierno colombiano. "Si tienes intenci¨®n de abrir un debate serio, creas una comisi¨®n hist¨®rico-cient¨ªfica binacional, y no montas una pesquisa judicial en busca de un culpable. ?Qu¨¦ van a investigar? ?Si no resuelven ni los cr¨ªmenes actuales!".
Ch¨¢vez, dicen sus detractores, pretende reescribir la historia venezolana para adecuarla a su proyecto pol¨ªtico. "Nuestro objetivo es democratizar la memoria colectiva nacional", responde Pedro Calzadilla, director del reci¨¦n creado Centro Nacional de Historia. "Queremos privilegiar la perspectiva de los excluidos, negros, indios, mujeres, pobres", frente a la historiograf¨ªa tradicional, "hecha a imagen y semejanza de los sectores poderosos".
Calzadilla rechaza que el Gobierno pretenda imponer una lectura concreta. Pero la mayor¨ªa de los miembros de la centenaria Academia de Historia miran con preocupaci¨®n el proceso de reinvenci¨®n de Bol¨ªvar, que difumina sus or¨ªgenes criollos y caricaturiza su complejidad. El¨ªas Pino describe al Libertador como "un arist¨®crata en tr¨¢nsito hacia el Estado moderno, un paradigma del despotismo ilustrado, temeroso de la pardocracia [el poder de los mulatos, indios y negros] y admirador del mundo anglosaj¨®n". Pino combate el culto a Bol¨ªvar impulsado por los gobernantes venezolanos, y que el actual presidente ha llevado a cotas inusitadas. "Ch¨¢vez", se lamenta In¨¦s Quintero, "quiere convertir a un hombre del XIX en el ide¨®logo del socialismo del siglo XXI. Por ello necesita reescribir su origen, y cerrar el c¨ªrculo con la reescritura de su muerte".
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