Un ex agente de Ruanda implica a su Gobierno en el asesinato de Kabila
Un testigo protegido detalla en la Audiencia Nacional el plan para matar al l¨ªder congole?o en 2001
El atentado que acab¨® con la vida de Laurent-Desir¨¦ Kabila, ex presidente de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo (RDC) tiroteado por uno de sus guardaespaldas el 16 de enero de 2001, fue organizado y sufragado por el Gobierno de Ruanda. As¨ª lo declar¨® hace un mes un ex alto responsable de los servicios secretos de ¨¦ste pa¨ªs ante el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, que ha procesado por genocidio al presidente ruand¨¦s, Paul Kagame, y a otros 39 cargos de su Ej¨¦rcito a los que acusa de haber urdido el exterminio sistem¨¢tico de la etnia hutu entre 1994 y 2000. ?sta presecuci¨®n sigui¨® a la que los tutsis (y hutus moderados) sufrieron de manos de radicales hutus en la primavera de 1994, que caus¨® 800.000 muertes.
Esp¨ªas ruandeses entregaron el dinero para cometer el magnicidio
El ex agente de Kagame ha prestado declaraci¨®n bajo la condici¨®n de testigo protegido por el riesgo para su vida que puede implicar su testimonio. Su relato, seg¨²n fuentes judiciales, detall¨® importantes actos de ingerencia ruandesa en Congo durante los ¨²ltimos 14 a?os.
El ¨²ltimo episodio de este desencuentro es la rebeli¨®n tutsi protagonizada ahora por el Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP) y capitaneada por general tutsi Laurent N'Kunda. En esa revuelta, seg¨²n un informe discutido el lunes en el Consejo de Seguridad de la ONU, Ruanda juega un papel fundamental al participar en el reclutamiento de tropas y su equipamiento militar, y con el env¨ªo de oficiales a la regi¨®n congole?a de Kivu Norte, donde la rebeli¨®n ha provocado hasta ahora la hu¨ªda de 250.000 personas. Kagame, el presidente ruand¨¦s, lo niega sistem¨¢ticamente.
El testigo, que pas¨® el mes pasado por el despacho del juez Andreu, ofreci¨® un relato muy detallado de c¨®mo, hace casi ocho a?os, agentes secretos al servicio del Gobierno de Ruanda, presidido por el tutsi Kagame, l¨ªder del Frente Patri¨®tico Ruand¨¦s (FPR), entregaron personalmente el dinero a personas del c¨ªrculo del presidente Laurent Kabila para que organizaran el magnicidio. Esos mismos agentes al servicio de Kagame se comprometieron a facilitar la huida de los implicados a pa¨ªses europeos para evitar represalias tras el asesinato.
El mismo Gobierno que supuestamente financi¨® la muerte de Kabila -al que sucedi¨® su hijo Joseph- le ayud¨® a llegar al poder cinco a?os antes, en la guerra de 1996 que acab¨® con la dictadura de Mobutu Sese Seko. Ruanda apoy¨® econ¨®micamente entonces al movimiento que lo aup¨® como presidente, la Alianza para la Liberaci¨®n Democr¨¢tica de Congo-Zaire (ALDC). El enfrentamiento posterior entre los antiguos aliados se produjo, seg¨²n el testigo, cuando Kabila, una vez en el poder, se deshizo de los cuadros militares tutsis que le hab¨ªan ayudado e inici¨® contactos comerciales con Rusia, China y Venezuela para la venta de materias primas como el oro o el colt¨¢n.
Durante la campa?a que aup¨® a Kabila al Ejecutivo, siempre seg¨²n el testigo protegido, Ruanda dise?¨® una estrategia de eliminaci¨®n sistem¨¢tica de la poblaci¨®n hutu que huy¨® de ese pa¨ªs para instalarse en campos de refugiados de las regiones congole?as de Kivu Norte y Kivu Sur despu¨¦s de que el Ej¨¦rcito Patri¨®tico Ruand¨¦s (tutsi) de Kagame se hiciera con el Gobierno de Kigali.
El principal objetivo del plan, declar¨® el ex agente, era "matar el mayor n¨²mero posible de hutus" o "su repatriaci¨®n a Ruanda para ser encarcelados". En las operaciones militares indiscriminadas contra los campos de refugiados se lleg¨® a utilizar "armamento pesado". Los que lograron escapar de las matanzas fueron perseguidos en su hu¨ªda hacia el oeste de Congo a trav¨¦s de las ciudades de Kisangani y Ubundu hasta Mbandaka en la frontera occiental del pa¨ªs, donde cientos de ellos fueron masacrados en 1997.
En medio de esa estrategia supustamente genocida perdieron la vida los misioneros maristas espa?oles Julio Rodr¨ªguez, Fernando de la Fuente, Miguel ?ngel Isla y Servando Mayor, que trabajaban en el campo de refugiados de Nyamirangue, donde se api?aban 30.000 hutus. Dos esp¨ªas al servicio de Ruanda los se?alaron como testigos de las masacres y un comando de cinco personas, presuntamente, los asesin¨® "para que no denunciaran las matanzas de las tropas ruandesas, seg¨²n el testimonio del ex agente ruand¨¦s. Uno de los miembros de ese comando, seg¨²n su relato, fue el general Eric Murokore, actualmente a las ¨®rdenes del l¨ªder de la rebeli¨®n tutsi Laurent N'Kunda.
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