?Estamos locos?
Como miembros de familias inversoras y expertos en gesti¨®n de la riqueza patrimonial a veces nos hacemos esta pregunta: "?Estamos tan locos como para confiar los activos que tanto nos ha costado ganar a instituciones financieras que, en conjunto, han perdido cientos de miles de millones de euros y han sacudido los pilares sobre los que descansa nuestro sistema financiero global?"
Es justo hacerse esta pregunta a la luz de la reciente implosi¨®n de Bernard L. Madoff Investment Securities y que ha seguido a las no menos impactantes ca¨ªdas de bancos como Bear Stearns, Lehman Brothers, Northern Rock y los m¨¢s de 500.000 millones de d¨®lares en cr¨¦ditos que se reportan como p¨¦rdidas en instituciones tan emblem¨¢ticas como Citibank, UBS o Merrill Lynch, entre otros. Incluso si tenemos la fortuna de no ser titulares de valores situados en el centro de la crisis -pr¨¦stamos subprime y otros productos estructurados-, no por ello hemos dejado de sentir la sacudida de un mercado de valores en declive y un mercado inmobiliario devaluado. La Bolsa espa?ola ha perdido este a?o la mitad de su valor con respecto a sus m¨¢ximos hist¨®ricos. Y los inversores privados espa?oles han sufrido el colapso de la sociedad de inversi¨®n de Bernard L. Madoff y de Lehman Brothers. Aunque muchas de estas calamitosas situaciones se originaron en sus propias divisiones de banca de inversi¨®n, y no en la banca privada, ello no constituye precisamente un buen historial que proporcione confianza a los inversores.
Recobrar la confianza de los inversores ser¨¢ una tarea que llevar¨¢ a?os o tal vez d¨¦cadas
En Espa?a la banca privada est¨¢ todav¨ªa dominada por los grandes bancos comerciales
La mayor¨ªa de los titulares de grandes riquezas patrimoniales que asisten al Programa de Formaci¨®n Ejecutiva Private Weath Management en la Booth School of Business de la Universidad de Chicago crearon sus fortunas como empresarios, no como inversores. La experiencia com¨²n en todos ellos es que cuando transforman sus activos empresariales en activos financieros la transici¨®n se revela muy estresante. Es mucho lo que est¨¢ en juego, su experiencia y conocimientos en este mercado son limitados y la tarea es realmente complicada. Los mercados producen una impresi¨®n muy preocupante y las firmas que perturban el sistema financiero son las mismas que nos asesoran sobre qu¨¦ hacer con nuestro dinero.
La industria de la gesti¨®n de patrimonio en Espa?a est¨¢ todav¨ªa dominada por las operaciones de banca privada de los grandes bancos comerciales nacionales, aunque algunas entidades internacionales e intermediarios financieros han realizado modestas incursiones. El n¨²mero de familias inversoras con una riqueza patrimonial relevante ha crecido mucho en los ¨²ltimos a?os gracias al crecimiento econ¨®mico y la entrada en el mercado espa?ol de capital riesgo. Para la banca nacional ha sido un excelente negocio ya que han visto crecer exponencialmente los activos bajo su gesti¨®n. Pero los titulares period¨ªsticos, la creciente presi¨®n para obtener mayores beneficios y la constante p¨¦rdida de clientes, ?no parecen sugerir en conjunto que el valor de las marcas de muchos grandes bancos se va erosionando y que se cierne una severa amenaza sobre sus divisiones de banca privada?
Existe una buena oportunidad para que la banca privada recobre la confianza de los inversores. Las turbulencias son un buen catalizador para el cambio. Las instituciones innovadoras que sepan aprovechar esta oportunidad y creen modelos de negocio verdaderamente diferenciados del resto para servir a sus clientes privados se ver¨¢n, con toda seguridad, recompensadas. Y nosotros debemos fomentar ese cambio. He aqu¨ª cuatro recomendaciones para la mejora de la banca privada.
En primer lugar, hay que entender bien las comisiones. Una estructura habitual de honorarios en muchas empresas financieras es que el cliente debe pagar bien y por adelantado por los servicios de asesor¨ªa, pero corre con los riesgos asociados a la inversi¨®n si las cosas no salen bien. Muchos de los involucrados en el empaquetamiento, sindicaci¨®n, calificaci¨®n, aseguraci¨®n y venta de los pr¨¦stamos subprime, obligaciones de pr¨¦stamos colaterales (CLOs) y otros valores que han sido factores centrales en la actual crisis recibieron sus honorarios sobre esta base. Lo mismo sucede con la mayor¨ªa de las firmas de banca privada que administran o negocian sus activos. No nos parece reconfortante que individuos que aseguran ser expertos adjudiquen riesgo y recompensa de esta forma.
Si usted no lo sabe todav¨ªa, la pr¨®xima vez que se re¨²na con su asesor o intermediario financiero preg¨²ntele c¨®mo genera su firma ingresos usando sus activos, c¨®mo miden el valor a?adido del cliente, c¨®mo se calculan sus bonos a final de a?o y si invierten su propio dinero junto con el de usted (en ocasiones, no pueden o no deben por motivos legales). Despu¨¦s, preg¨²ntese si los incentivos que reciben esos asesores consiguen alinear los intereses de ambos.
En segundo lugar, la banca debe retener a los mejores individuos. Pr¨¢cticamente, todos los titulares de grandes patrimonios prefieren tener una relaci¨®n estable con un intermediario o asesor financiero competente. Y sin embargo, muchos intermediarios saltan de una firma a otra buscando mayores compensaciones. Presionados para generar ingresos, los asesores pueden quedar atrapados entre el servicio a sus clientes y las exigencias de las empresas que los emplean. Esto es moneda de cambio en EE UU y en Espa?a, donde la oferta de talento en la gesti¨®n de patrimonio es particularmente escasa.
En la actualidad, Espa?a se enfrenta a los retos para cumplir con la regulaci¨®n MiFid, dirigida a proteger a los inversores, evitando que puedan caer en manos de los chiringuitos financieros. Un efecto colateral de esta regulaci¨®n es el incremento de los costes fijos de operar en esta industria, lo que puede poner fuera del mercado a muchos consultores financieros independientes (IFAs, por sus siglas en ingl¨¦s). Eso crea una oportunidad para los proveedores de plataformas que ofrezcan aplicaciones para gestionar esos costes de forma eficaz y cumplan con el MiFid y, sin duda, en Espa?a ir¨¢n aumentando r¨¢pidamente.
En tercer lugar, la banca debe evaluar lo que es relevante. En Espa?a, los conceptos de custodia global y evaluaci¨®n integral del rendimiento todav¨ªa no se han examinado y probado exhaustivamente. El concepto de custodia global es bastante claro. La idea es asegurar todos los activos financieros de un individuo mediante su custodia por una ¨²nica y s¨®lida instituci¨®n. Esta infraestructura facilita el seguimiento de la asignaci¨®n de activos y la ejecuci¨®n de las transacciones.
En Espa?a ha habido, hist¨®ricamente, una tendencia fundamental a la privacidad, la seguridad y la compartimentalizaci¨®n. Pero a medida que el pa¨ªs evoluciona econ¨®mica y pol¨ªticamente, la custodia global integrada con Indicadores Clave del Rendimiento (KPIs), por sus ventajas, experimentar¨¢ un r¨¢pido crecimiento.
Por ¨²ltimo, no se deben complicar las cosas sin necesidad. Los inversores est¨¢n aprendiendo que los fondos indexados, altamente diversificados y de bajo coste sobrepasan, casi siempre, el rendimiento obtenido por los gestores de activos. Seg¨²n un reciente estudio, en Espa?a, algo menos de un 3% de los fondos comunes de inversi¨®n de renta variable con un historial de 10 a?os han superado en rendimiento su ¨ªndice de referencia correspondiente. Y sin embargo, el mercado de fondos indexados espa?ol es pr¨¢cticamente inexistente.
En la gesti¨®n de altos patrimonios, ¨¦ste es uno de los muchos ejemplos en que la simplicidad, la transparencia y la liquidez presentan una serie de ventajas distintivas frente a otras alternativas sofisticadas. La soluci¨®n sencilla es tambi¨¦n una estupenda forma de comparar el presunto valor a?adido de las alternativas complejas.
Retomemos la pregunta inicial. ?Deber¨ªamos confiar nuestros activos a los grandes bancos privados? Pues depende. Si esas instituciones utilizan las actuales turbulencias como una oportunidad para reconsiderar sus modelos de negocio y para servir mejor a los accionistas y a sus clientes, la respuesta es s¨ª. Pero si no aprovechan esta oportunidad, nuevos agentes de otros pa¨ªses y un creciente n¨²mero de IFAs locales capitalizar¨¢n la vulnerabilidad de las grandes instituciones dando respuesta a los cuatro puntos a que nos hemos referido.
Los empresarios espa?oles han creado un alto nivel de riqueza en los ¨²ltimos 50 a?os. Muchos de sus negocios se han vendido o han generado un exceso de liquidez. Para la mayor¨ªa de estos empresarios, administrar una cantidad tan sustancial de activos es un verdadero reto. Adem¨¢s, se enfrentan a la sucesi¨®n en la direcci¨®n del negocio y a la din¨¢mica familiar del patrimonio multigeneracional. Se esfuerzan cada vez m¨¢s en formarse y formar a sus familias en asuntos patrimoniales y formas de gestionar sus fortunas de manera efectiva y segura. Esa formaci¨®n es buena para sus familias, y los clientes bien informados son algo positivo para la industria de la gesti¨®n de patrimonio. Hacemos preguntas dif¨ªciles y exigimos respuestas claras. Hace falta que un cliente tenga valor para que se atreva a decir que no entiende algo. Pero tambi¨¦n hace falta tener habilidad y amplios conocimientos para poder responder de manera apropiada. A la industria le interesa verdaderamente recobrar la confianza, pero gan¨¢rsela de nuevo ser¨¢ una tarea que llevar¨¢ a?os o tal vez d¨¦cadas. Entretanto, las familias inversoras nos debemos una buena formaci¨®n, para poder proteger nuestros propios intereses y poder exigir responsabilidades a nuestros asesores. S¨®lo entonces la confianza ser¨¢ un producto derivado de los hechos, y no de las expectativas. -
Stuart E. Lucas Director Ejecutivo de Private Wealth Management en la Chicago University Booth School of Business
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