No hay olvido
Ahora que est¨¢bamos casi convencidos de la necesidad de una memoria hist¨®rica para que las sociedades pusieran los recuerdos en su sitio, nos cuentan que los gobiernos destruyen los documentos importantes cuando hacen el traspaso de poderes al siguiente. Un borrado electr¨®nico, seg¨²n dicen. Y adem¨¢s lo encargan a una empresa que se dedica a este oficio. "Fern¨¢ndez, por favor, llame a los basureros y que nos hagan un lavado de cerebro, que vienen los otros". Quieren que los vuelos a Guant¨¢namo desaparezcan bombardeados por unos y ceros. Son unos ingenuos porque no saben que es imposible borrar un documento electr¨®nico, siempre aparece en la papelera de reciclaje o en el ordenador de un amigo. Es igual, los gobiernos se empe?an continuamente en olvidar algunas de las cosas que hicieron, no creen en la memoria hist¨®rica, quieren olvidar.
Los l¨ªderes pol¨ªticos, por ejemplo, necesitan borrar muchos recuerdos cuando dejan el cargo. Deber¨ªamos clasificarlos seg¨²n las distintas t¨¦cnicas que utilizan para conseguir ese borrado electr¨®nico. Algunos se ponen enfermos, una tragedia, sin duda, pero una tragedia que cumple su funci¨®n porque centrifuga las responsabilidades. Otros se dedican a repetir siempre lo mismo, como Felipe Gonz¨¢lez, a repetir una y otra vez las mismas batallas, hasta conseguir que la selecci¨®n de recuerdos se convierta en hechos, los hechos en acontecimientos y los acontecimientos en medallas. Hay quienes prefieren dedicarse a cosas nuevas o que desconocen por completo, como Aznar, aprender idiomas, desentra?ar el cambio clim¨¢tico o predecir el futuro, pensando que lo nuevo borrar¨¢ el pasado, que ya somos otros y que nunca fuimos lo que fuimos. Realmente somos ingeniosos cuando necesitamos reconstruir nuestro pasado. Me gustar¨ªa saber que t¨¦cnica emplear¨¢ Zapatero o como se las apa?ar¨¢ Camps cuando les llegue el momento. Antiguamente se dedicaban a escribir sus memorias, una manera como otra cualquiera de disimular, pero ahora ya nadie se las cree, ni siquiera el interesado.
Pero a nosotros nos pasa lo mismo, todos somos pol¨ªticos con necesidad de borrado electr¨®nico de algunos documentos secretos. Hasta Freud utiliz¨® el inconsciente como una papelera de reciclaje que nos persegu¨ªa toda la vida. Por eso a casi nadie le gustan las cenas familiares de estas fiestas, nos traen demasiados recuerdos, cosas que pens¨¢bamos ya olvidadas, viejos papeles de Edipo, fotos comprometedoras o celos incestuosos. En las cenas familiares nunca hay traspaso de poderes, todo el mundo se empe?a en recordar. M¨¢s que una cena parece una catarsis. Preferimos las comidas de empresa o de trabajo, donde todos los papeles son nuevos y nadie conoce nuestro pasado remoto, ni existe el tab¨² del incesto, ni apareces en fotos con pantal¨®n corto.
La diferencia con los pol¨ªticos es que nosotros no podemos pagar a una compa?¨ªa de borrado electr¨®nico, ni somos tan ingenuos como para renunciar a nuestro pasado, ni podemos olvidar Guant¨¢namo. Cenamos como valientes, nos purificamos al menos una vez al a?o, y continuamos adelante recordando quienes somos y lo que hicimos. Como mucho, utilizamos la sabidur¨ªa del tango y esa noche cantamos eso de "me mamo bien mamao pa' no pensar".
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