El puente de Messina, un sue?o infinito
Las dudas t¨¦cnicas acechan un proyecto que acumula tres d¨¦cadas de retraso
Ten¨ªa que ser el puente m¨¢s largo del mundo y por ahora el ¨²nico r¨¦cord que ha batido es el de espera. El pasado d¨ªa 17 se cumplieron 37 a?os desde el nacimiento, en forma de ley, del proyecto de construcci¨®n de un viaducto colgante sobre el estrecho que separa la isla de Sicilia de la pen¨ªnsula it¨¢lica. A¨²n no se ha colocado ni siquiera la primera piedra.
El fara¨®nico sue?o ha sido ahora adoptado por el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, que ha vuelto a desplegar los planos con el objetivo de empezar las obras en 2010 para estrenar el puente en 2016. En tiempos de recesi¨®n, el Gobierno se fija en las infraestructuras para activar la econom¨ªa y ha aprobado un paquete de medidas que prev¨¦ invertir 16.000 millones de euros en obras p¨²blicas.
El puente es un s¨ªmbolo de la pol¨ªtica italiana de anuncios y promesas jam¨¢s cumplidas. En 1982, cuando ya se hab¨ªan cumplido 11 a?os desde su aprobaci¨®n en el Parlamento, el Ministerio de Infraestructuras anunci¨® como a?o de inauguraci¨®n 1994, pero cuando ¨¦ste lleg¨®, ni siquiera exist¨ªa un proyecto definitivo. Tampoco consta que lo haya hoy.
En 2001, en plena campa?a electoral, Berlusconi prometi¨® que iba a llevar a cabo la gigantesca obra, que prev¨¦ dos pilares gigantes de 370 metros de altura que sostendr¨¢n con cables de acero una carretera colgante de m¨¢s de cinco kil¨®metros. Ganadas las elecciones, su Gobierno convoc¨® una subasta para adjudicar el proyecto a un contratista y, poco antes de los nuevos comicios, en 2006, firm¨® el contrato con la constructora Impregilo.
Parec¨ªa que esta vez era la definitiva. Pero Berlusconi perdi¨® las elecciones, y el nuevo Gobierno de centro-izquierda de Romano Prodi rechaz¨® el proyecto al considerarlo caro y no prioritario. Trat¨® de cerrar la sociedad estatal Stretto di Messina, gestora de la obra, pero se fren¨® ante las gigantescas indemnizaciones a las que hubiera tenido que hacer frente. As¨ª que durante m¨¢s de un a?o, la empresa p¨²blica qued¨® en una especie de limbo, con los planos en un caj¨®n y 102 empleados trabajando para un proyecto que ya no se iba a realizar.
Las n¨®minas, alquileres, dietas y dem¨¢s gastos de Stretto di Messina costaron al erario p¨²blico 21 millones de euros en 2006, s¨®lo una porci¨®n de los cerca de 150 millones que ha costado el proyecto hasta hoy.
La enrevesada pol¨ªtica italiana -con la ca¨ªda prematura del Gobierno de Prodi y la vuelta al poder de Berlusconi el pasado mes de abril- jug¨® esta vez a favor del puente, adoptado por Berlusconi como bandera, a pesar de que a los 6.000 millones presupuestados en 2006 hab¨ªa que a?adir el encarecimiento de los materiales, seg¨²n alert¨® la constructora Impregilo.
Pero ni con el empe?o de Berlusconi se han despejado todas las dudas. Remo Calzona, ingeniero y durante a?os componente de la comisi¨®n que valoraba la viabilidad del proyecto, ha escrito un libro en el que denuncia que la obra es "demasiado cara y adem¨¢s peligrosa". Tras a?os de silencio, Calzona asegura que los materiales podr¨ªan hundirse porque no hay prueba de su resistencia. En su opini¨®n, el proyecto se ha quedado obsoleto y con las t¨¦cnicas actuales se podr¨ªa construir un puente m¨¢s resistente e incluso m¨¢s barato. Ahora s¨®lo queda descubrir otro r¨¦cord: el l¨ªmite de la paciencia de los italianos.
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