Las Naciones Unidas, excluidas en la crisis
La crisis global se diversifica y se expande a gran velocidad. Sus consecuencias de todo orden ser¨¢n planetarias, afectando con mayor o menor intensidad a todos los pa¨ªses. Si sobre el alcance global de la crisis existe unanimidad, sobre su naturaleza hay un abanico de interpretaciones. La menos en boga es la del agotamiento del modelo de producci¨®n y de consumo de los pa¨ªses desarrollados y de los emergentes por haber topado con los l¨ªmites materiales del crecimiento y con el medio ambiente, a la vez que la pobreza con su rosario de miserias, lastres y violencias ha desbordado sus pa¨ªses de acantonamiento y sus efectos se han globalizado tambi¨¦n. Todo ello requerir¨ªa, como m¨ªnimo, la necesidad de un reparto distinto de los recursos planetarios tanto en su asignaci¨®n como en su empleo. Esta interpretaci¨®n, anticipada ya por el Club de Roma hace cerca de 40 a?os y reiterada en la d¨¦cada de los noventa, comportar¨ªa la adopci¨®n urgente a escala mundial de medidas de gobierno de la situaci¨®n creada.
Se habla mucho de multilateralismo global, pero ¨¦ste ya existe: es la ONU
Pero un grupo reducido de Estados autoconvocados (7, 8, 20 o 22), aunque su m¨¦rito sea representar abrumadoramente la mayor parte del PIB y de la poblaci¨®n mundial, y su dem¨¦rito ser las pr¨¢cticas originadas en ellos la causa primera del caos actual, no puede adoptar leg¨ªtimamente ni equilibradamente las medidas de gobierno de la crisis global. A lo que habr¨ªa que a?adir que los remedios que propugnan y est¨¢n aplicando son pan burs¨¢til y bancario para hoy y hambre para todos ma?ana, puesto que el crecimiento cuantitativo y discriminado que pretenden repetir se ha demostrado insostenible. De la convocatoria en Washington de la Cumbre del G-20+2 quedaron excluidos nada menos que 170 Estados, que, probablemente, ser¨¢n los que m¨¢s padecer¨¢n las consecuencias de la crisis y a los que, al parecer, s¨®lo se reserva el papel de comparsas y de v¨ªctimas.
?A nadie se le ha ocurrido que ¨¦sta es la hora de las Naciones Unidas, la ¨²nica organizaci¨®n plenamente universal en su composici¨®n y fines? Se puede objetar que los representantes de la ONU y del FMI y el Banco Mundial, organismos especializados vinculados a la ONU, se sentaron a la mesa de la cumbre; cierto, pero como convidados de piedra. La crisis repercutir¨¢ negativamente en la consecuci¨®n de los Objetivos de Desarrollo del Milenio y en la lucha perentoria contra el cambio clim¨¢tico. Estos grandes objetivos, sin la ONU que los defienda dentro de la crisis, quedar¨¢n marginados, como lo evidencia el hecho de que ning¨²n compromiso concreto en favor de los mismos figure en la declaraci¨®n final de la cumbre de Washington. El pacto medioambiental que se ha alcanzado en el Consejo Europeo del 11 y 12 de diciembre es de ¨¢mbito regional y est¨¢ trufado de excepciones. Y la Cumbre del Clima de Poznan s¨®lo ha sido un entrem¨¦s en espera de la entrada en escena de Barack Obama.
Se habla mucho de la necesidad de cooperaci¨®n internacional para salir de la crisis. Se est¨¢ aludiendo, pues, a un multilateralismo global, y ¨¦ste existe ya institucionalizado: es la ONU. La Asamblea General de las Naciones Unidas, competente para discutir cualesquiera asuntos o cuestiones y para hacer recomendaciones a los Estados miembros, entre otros fines, para fomentar la cooperaci¨®n internacional en materias de car¨¢cter econ¨®mico, podr¨¢ reunirse en sesi¨®n extraordinaria cada vez que las circunstancias lo exijan. Se ha reunido con ese car¨¢cter varias veces, por ejemplo, para tratar de la cooperaci¨®n econ¨®mica internacional y del (viejo) nuevo orden econ¨®mico internacional. ?Por qu¨¦ no reunir la Asamblea General ahora que el mundo se halla inmerso en la mayor crisis del orden econ¨®mico desde la fundaci¨®n de la ONU en 1945, cuyas previsibles consecuencias, directas e indirectas, entran de lleno en los fines de la organizaci¨®n, incluido el fin principal del mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales?
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, que ha tomado la inacci¨®n por prudencia, tiene atribuciones suficientes para llamar la atenci¨®n del Consejo de Seguridad sobre la gravedad de la situaci¨®n y proponer la convocatoria de una sesi¨®n extraordinaria de la Asamblea General, que dar¨ªa la verdadera medida de la necesidad de una movilizaci¨®n general para afrontar globalmente la crisis, sin exclusi¨®n de participantes ni amputaci¨®n de objetivos. Cada miembro de la Asamblea General tiene un voto. ?sta es la legitimaci¨®n y la grandeza de la organizaci¨®n, pero tambi¨¦n es, parad¨®jicamente, su debilidad frente a las grandes potencias y, en particular, frente a los cinco Estados detentadores del poder de veto en el Consejo de Seguridad. Una Asamblea General de 192 miembros podr¨ªa adoptar por mayor¨ªa decisiones -como la preparaci¨®n de una cumbre mundial con una agenda para sentar las bases de un real nuevo orden econ¨®mico, fundado en el reequilibrio y el desarrollo sostenible-, que no gustaran al grupo de los Estados m¨¢s favorecidos y a los poderosos emergentes. He aqu¨ª la raz¨®n de la exclusi¨®n de la ONU cuando m¨¢s justificada estar¨ªa su intervenci¨®n.
Jordi Garc¨ªa-Petit es acad¨¦mico numerario de la Real Academia de Doctores.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.