La crisis del ¨²ltimo modelo de peronismo
El pragmatismo del que han presumido Cristina Fern¨¢ndez y N¨¦stor Kirchner es otra vuelta de tuerca al viejo esquema populista argentino. Las actuales circunstancias globales est¨¢n llevando esta f¨®rmula a su ocaso
No soy ni de derechas ni de izquierdas -confesaba N¨¦stor Kirchner a Alain Touraine-, soy un pragm¨¢tico. ?Acaso el peronismo tuvo en alg¨²n momento una ideolog¨ªa, o s¨®lo fue una t¨¦cnica oportunista para conquistar el poder y mantenerlo? Per¨®n, el militar golpista de 1943, de regreso de la Italia mussoliniana ten¨ªa una ideolog¨ªa definida: el fascismo. Ya en el poder hizo todo el fascismo permitido en un contexto hist¨®rico adverso porque el Eje hab¨ªa sido derrotado y la mitad de la sociedad civil se le opon¨ªa. Del fascismo hered¨® el liderazgo carism¨¢tico, la movilizaci¨®n de masas, el control estatal del movimiento obrero, el corporativismo, la ideologizaci¨®n total de la vida cotidiana tendente a borrar los l¨ªmites entre lo p¨²blico y lo privado.
Los Kirchner han ido del viejo al nuevo populismo: imitan a Ch¨¢vez que dice inspirarse en Per¨®n
Con las clases populares funciona el "clientelismo", imposible de hacer cuando no hay dinero
El Per¨®n de 1973, cuando regres¨® de su exilio madrile?o, hab¨ªa aprendido del franquismo la necesidad de sustituir el fascismo por un conservadurismo tradicionalista. Sin embargo, intent¨® todav¨ªa apelar a la movilizaci¨®n de masas pero fracas¨® por el enfrentamiento entre la derecha de los sindicatos y la izquierda de las juventudes y la guerrilla.
El peronismo sufrir¨¢ una tercera transformaci¨®n despu¨¦s de su derrota en las elecciones presidenciales de 1983. Obligado por las circunstancias, abandon¨® el movimientismo, se transfigur¨® en un partido pol¨ªtico y reconoci¨® a los otros como interlocutores v¨¢lidos, algo que nunca hab¨ªa sucedido en vida de Per¨®n. El menenismo fue una consecuencia de ese cambio, que habr¨ªa de completarse con un giro econ¨®mico radical hacia el liberalismo y las buenas relaciones con Estados Unidos, dos tradicionales bestias negras del peronismo hist¨®rico.
La historia del peronismo est¨¢ signada por contradicciones que permiten la acusaci¨®n rec¨ªproca de traidoras a las fracciones rivales. El peronismo can¨®nigo, nacional y popular, y sus mitos de soberan¨ªa, independencia econ¨®mica, lucha antiimperialista y eterno bienestar de los trabajadores pudieron parecer reales s¨®lo en un primer y breve momento, entre 1946 y 1950. No fue m¨¢s que una ilusi¨®n, abandonada ante la crisis econ¨®mica, por el propio Per¨®n que se convirti¨®, de ese modo, en el primero de los sucesivos traidores a un peronismo "esencial" pero insostenible.
La profunda crisis del 2001 acab¨® con el fr¨¢gil intento del peronismo de integrarse al sistema democr¨¢tico de partidos. El kirchnerismo fue el producto de ese momento cr¨ªtico y a la vez encarn¨® una nueva versi¨®n del peronismo. A pesar de su confeso pragmatismo sin ideolog¨ªa, Kirchner ha intentado ocupar el lugar del centroizquierda, y logr¨® as¨ª convencer a una parte del progresismo. Conect¨® as¨ª con la izquierda juvenil de los setenta, muchos de cuyo miembros, aunque reciclados, son ahora funcionarios kirchneristas.
Sin embargo, el kirchnerismo tiene poco que ver con el centro izquierda tal como lo entienden los europeos. En Am¨¦rica Latina lo representan mejor Luis Ignacio Lula da Silva, Michelle Bachelet o Ram¨®n Tabar¨¦ V¨¢zquez, en tanto los Kirchner se inclinan, no sin vacilaciones, por el llamado "neopopulismo latinoamericano" al estilo de Hugo Ch¨¢vez, Evo Morales, Rafael Correa, Daniel Ortega y los sempiternos patriarcas Fidel y Ra¨²l Castro. Para los Kirchner se trata de un viaje de ida y vuelta del antiguo al nuevo populismo, ellos imitan a Ch¨¢vez que dice inspirarse en Per¨®n.
Cristina Kirchner, que tiene sus alardes intelectuales, dice seguir a la polit¨®loga belga Chantal Mouffe y su libro de cabecera es En torno a lo pol¨ªtico. Mouffe es la mujer y colaboradora de Ernesto Laclau, un argentino profesor de Essex, que fue en su juventud trotskista-peronista. En Europa descubri¨® el posestructuralismo, el althusserismo y el lacanismo y los agreg¨® a su viejo populismo porte?o. Esa mezcla rara llamada neopopulismo latinoamericano fue adoptada por la juventud de las facultades de humanidades de Buenos Aires y dio origen al movimiento Carta Abierta cuyas intrincadas proclamas expresan su apoyo al kirchnerismo.
Otra fuente inesperada de Laclau y sus seguidores kirchneristas es Carl Schmitt, jurista del nacionalsocialismo. A trav¨¦s de estos intelectuales, los Kirchner se han enterado de que eran schmittianos sin saberlo ya que practican la concepci¨®n pol¨ªtica preconizada por el te¨®rico alem¨¢n: la confrontaci¨®n permanente, el antagonismo insuperable de amigo-enemigo, y el decisionismo opuesto a la discusi¨®n liberal. Piensan con Schmitt que el poder no reside en las instituciones republicanas sino en la persona del "soberano", que decide por s¨ª mismo recurriendo al estado de excepci¨®n y a los poderes extraordinarios.
Felipe Gonz¨¢lez sostuvo que hoy la alternativa no era entre izquierda y derecha sino entre modernidad y bonapartismo. El peronismo ha sido una forma de bonapartismo. El fascismo fue al fin un modo extremista de populismo de derechas. En el bonapartismo hay un equilibrio inestable entre intereses -y sentimientos- diversos e, incluso, opuestos. La definici¨®n de Marx del l¨ªder bonapartista se ajusta a los Kirchner: "No es nada y por eso puede representarlos a todos".
Algunos m¨¦todos bonapartistas o populistas prevalecen en el kirchnerismo: liderazgo autoritario y personalista, subordinaci¨®n del Congreso y del Poder Judicial al Ejecutivo, intento de sustituir el sistema de partidos por el movimiento. En cambio, no se observan otros principios t¨ªpicos del bonapartismo. Carece del apoyo de instituciones tradicionales, como el Ej¨¦rcito, la Iglesia y la Polic¨ªa, sino todo lo contrario. Se lo puede definir como un semibonapartismo, caracterizaci¨®n m¨¢s adecuada a las ambig¨¹edades y vacilaciones de los Kirchner. Es improbable que ese semibonapartismo devenga en semifascismo o semicastrismo a la manera de Ch¨¢vez. Faltan pasos ineludibles: la libertad de expresi¨®n, aunque retaceada, sigue existiendo, e igualmente la pluralidad de partidos, aunque ¨¦sta subsiste en buena parte por la debilidad y fragmentaci¨®n de los opositores. Asimismo no aparecen los aspectos que dan color especial al populismo: la relaci¨®n directa, prescindiendo de todo intermediario institucional, del l¨ªder con las masas y la movilizaci¨®n permanente de ¨¦stas.
El uso de sectores piqueteros y sindicales, o de la gente presionada por los intendentes provinciales, ha sido un germen de movilizaci¨®n de masas. Pero el fracaso de la convocatoria oficial en la Plaza del Congreso, enfrentada a la multitudinaria asistencia al acto realizado por los dirigentes rurales en Palermo, mostr¨® los l¨ªmites de esa tentativa donde tal vez los ¨²nicos asistentes que no fueron pagados fueron los intelectuales pr¨®ximos al poder actual.
El kirchnerismo nunca dej¨® de ser la primera minor¨ªa, los grandes centros urbanos le fueron adversos y perdi¨® el inicial apoyo del campo y de los pueblos del interior. La adhesi¨®n a los Kirchner se redujo al c¨¢lculo de intereses por parte de la clase media, que se apaga cuando la inflaci¨®n y la recesi¨®n terminan con la bonanza econ¨®mica Para las clases populares funciona la d¨¢diva del "clientelismo", pero es imposible hacer populismo sin dinero para repartir. Por a?adidura los Kirchner no son carism¨¢ticos y la pasi¨®n y el fanatismo, ingredientes insoslayables del populismo, les son ajenos; un populismo fr¨ªo es una contradicci¨®n en los t¨¦rminos.
Es apresurado decretar la muerte de kirchnerismo mientras sigue detentando los resortes del poder pero, sin duda, el proyecto pol¨ªtico de perpetuarse en el mando, ya ha fracasado. Como suele ocurrir, muchos partidarios de ayer -el vicepresidente Julio Cobos, el senador Felipe Sol¨¢, varios gobernadores de provincia- se han apresurado a diferenciarse. Sin embargo parecer¨ªa ser que la oposici¨®n no ha logrado, hasta ahora, capitalizar las debilidades del oficialismo. No es improbable pensar que el futuro sucesor sea un peronismo no kirchnerista y las pr¨®ximas elecciones sean otra batalla interna del peronismo. Toda cr¨ªtica al kirchnerismo implica la del peronismo en su conjunto, porque las peores perversidades del actual r¨¦gimen provienen del mismo Per¨®n que no se priv¨® tampoco del saqueo a las cajas de jubilaci¨®n.
Tal vez no sea in¨²til recordar que desde 1943 hasta el d¨ªa de hoy hubo tres responsables pol¨ªticos: el radicalismo, el militarismo y el peronismo. Este ¨²ltimo cumpli¨® el per¨ªodo m¨¢s largo de gobierno -31 a?os con intermitencias- y su era coincide significativamente con el declive del pa¨ªs.
Juan Jos¨¦ Sebreli es escritor argentino y acaba de publicar Comediantes y m¨¢rtires. Ensayo contra los mitos (Debate).
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