Su majestad
Aunque escarbo en la perezosa memoria intentando recordar alg¨²n discurso de su majestad al que le haya prestado exhaustiva atenci¨®n, s¨®lo encuentro halo magn¨¦tico y cierto suspense al que pronunci¨® en la tele un siniestro 23 de febrero de hace un mont¨®n de a?os. No en funci¨®n de su florida dial¨¦ctica, su cautivadora voz y su seductora entonaci¨®n, sino porque en su glorioso ej¨¦rcito hab¨ªa ogros dispuestos a mandarnos otra vez al infierno en nombre de Dios y de la sagrada patria. Por lo tanto, conven¨ªa saber si el superjefe estaba a favor de la imperfecta democracia o del regreso sangriento a la cueva.
A pesar de que el hipnotismo hacia sus trascendentes alocuciones televisadas al pueblo que tanto le ama no se haya vuelto a repetir en mi republicano esp¨ªritu, no consigo dejar de verle jam¨¢s en su ritual y puntual discurso de Nochebuena, ya que en mi reducido ambiente familiar, la cita siempre es obligatoria. Da igual que la muy deteriorada audici¨®n de mis ancianas madre y t¨ªa no capten las esencias de lo que sale por la boca del monarca, aunque el sonido del televisor sea ensordecedor. Para ellas, ese momento regio, al igual que la santa misa, constituye un supremo acto de fe y tendr¨ªa yo que ser excesivamente miserable para no ser respetuoso testigo de su arrobo ante el mensaje anual del gran timonel.
Me sigue sorprendiendo que su sangre azul tenga un conocimiento tan exhaustivo de todos los problemas del mundo e incluso que intuya las recetas para atenuarlos o espantarlos. Me alucina su prodigiosa memoria para todos los s¨²bditos que sufren desgracia y me conmueve que a?o tras a?o podamos seguir contando con su m¨¢s firme compromiso de seguir sirviendo a Espa?a. Otros, con intentar servirse a s¨ª mismos y a los suyos ya tienen bastante, pero ¨¦l siempre empe?ado en arreglarnos la existencia al personal. Pues eso: que sigamos todos tirando del carro en la misma direcci¨®n y que no es tiempo para el des¨¢nimo. Palabra del rey, que debe ser algo as¨ª como la palabra de Dios. O sea: dogma de fe, sin interpretaciones heterodoxas sobre su profundo y sabio significado.
Escucho a Sinatra para hacer llevadera esta noche que todo cristo est¨¢ obcecado en confirmar que es buena.
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