El peor barco de todos los tiempos
Todav¨ªa hoy, un siglo despu¨¦s, hay quien espera encontrar el Snark en alg¨²n puerto de los mares del Sur. Y una sociedad filantr¨®pica de San Francisco realiza colectas para construir una r¨¦plica exacta, el Spirit of the Snark. Se trata de una fe asombrosa. El Snark fue el m¨¢s c¨¦lebre barco de Jack London, el sue?o de su vida, y eso explica hasta cierto punto su fama y su leyenda. Pero fue tambi¨¦n uno de los peores barcos de todos los tiempos. Da igual. Sucesivas generaciones de admiradores de London han suspirado por realizar el famoso viaje hasta Tahit¨ª, sin tener demasiado en cuenta que aquel viaje debi¨® de ser horrible. Lo bastante como para que el escritor, marino experto y enamorado del mar, aborreciera las aventuras oce¨¢nicas.
Por razones misteriosas, el 'Snark' de London era incapaz de poner la proa contra las olas y navegaba de costado
Jack London, cuyo origen biol¨®gico es incierto (se le supone hijo de una vidente y de un astr¨®logo), naci¨® en San Francisco en 1876. A los 14 a?os, con un pr¨¦stamo de su madre adoptiva, una ex esclava, compr¨® un diminuto velero llamado Razzle Dazzle con el que se dedic¨® a la pesca clandestina de ostras hasta que un naufragio acab¨® con el bote. Dos a?os despu¨¦s, tras una temporada como miembro de las patrullas navales que persegu¨ªan a los pescadores clandestinos de ostras, se enrol¨® en el Sophie Sutherland, un buque que hac¨ªa la ruta del Jap¨®n. De aquella experiencia naci¨® su primer libro, Un tif¨®n frente a las costas de Jap¨®n. Con 27 a?os, y ya con cierto ¨¦xito comercial, compr¨® un velero llamado Spray. Y en 1906, a los 30, encarg¨®, sin reparar en gastos, un velero formidable para dar la vuelta al mundo. As¨ª, con grandes esperanzas, naci¨® el desgraciado Snark.
El propio Jack London relat¨® las desventuras del barco en La traves¨ªa del Snark. Un nuevo libro reci¨¦n publicado en Italia, Jack London, l'avventuriero dei mari, de Laurent Charpentier y Eric Vibart, ampl¨ªa detalles sobre aquella ruina flotante. Los dos astilleros encargados de la construcci¨®n estafaron a conciencia al pobre London: la madera, que deb¨ªa carecer de nudos, estaba plagada de ellos; el presupuesto se multiplic¨® desde 7.000 hasta 35.000 d¨®lares; los plazos de entrega se rebasaron casi un a?o; el casco era hermoso, pero in¨²til para la navegaci¨®n; las primeras filtraciones y se?ales de podredumbre aparecieron ya en el astillero.
Lo peor, sin embargo, ocurri¨® despu¨¦s de haber zarpado. El motor, encargado especialmente a una f¨¢brica neoyorquina, salt¨® por los aires en cuanto trataron de ponerlo en marcha. La letrina se estrope¨® reci¨¦n salidos del puerto. El velero, te¨®ricamente de 45 pies (unos 15 metros), med¨ªa en realidad 43: dos palmos de menos que se embols¨® el constructor. Los compartimentos estancos se convirtieron en dep¨®sitos de agua. Por razones misteriosas, el Snark se mostraba incapaz de poner la proa contra las olas y navegaba de costado, con un zarandeo constante y bajo amenaza permanente de naufragio. Y la joven y entusiasta tripulaci¨®n, reclutada por su af¨¢n de aventura, descubri¨® que el mar marea. Por si eso no bastara, las provisiones embarcadas para llegar hasta Hawai estaban podridas.
London titul¨® Lo inconcebible y lo monstruoso el cap¨ªtulo en que describ¨ªa las deficiencias del Snark, y no exager¨® ni un pelo. Mal que bien, tras profundas reparaciones en Hawai, lleg¨® a las islas Marquesas, las Salom¨®n y Tahit¨ª. Por si las desgracias fueran pocas, London sufri¨® terribles picores durante el ¨²ltimo tramo de la traves¨ªa. Se tem¨ªa que fuera lepra, pero se qued¨® en psoriasis. London tuvo que pasar un mes en un hospital de Sidney.
En 1910, Jack London ya estaba harto del Snark. Abandon¨® el proyecto de vuelta al mundo, vendi¨® el barco por 4.500 d¨®lares y regres¨® a California.
En 1913, el Snark permanec¨ªa atracado, incapaz de navegar, en la peque?a isla de Aori, en Nuevas H¨¦bridas. En 1919, con London ya fallecido, Martin Johnson, que hab¨ªa hecho la penosa traves¨ªa con el escritor, localiz¨® al Snark en el mismo sitio, casi destruido.
Tras ese ¨²ltimo avistamiento empez¨® la leyenda. El Snark fue visto, supuestamente, en distintos puertos de la zona. Existen varios testimonios de los a?os treinta. Y as¨ª hasta hoy. El Snark, que fue una porquer¨ªa en vida, parece navegar estupendamente despu¨¦s de muerto. -
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