Sudor in¨²til
El vocablo apalabrar, es decir, concertar o acordar de palabra alg¨²n trato o negocio, tuvo durante d¨¦cadas un valor sagrado entre los labradores valencianos, sobre todo entre aquellos agricultores que dedicaban sus sudores a la producci¨®n de c¨ªtricos. La venta de la cosecha de naranjas se hac¨ªa y se acordaba de palabra, una palabra que se manten¨ªa y respetaba. De un tiempo ac¨¢ ya no es as¨ª: la palabra se la llev¨® el viento de una descarada modernidad con nombre de timo o estafa. A guisa de ejemplo, a Manuel y Antoni y Llopis y Garc¨ªa y una larga lista de hasta 25 nombres propios que no aparecen en la cr¨®nica negra de sucesos, les amargaron las navidades y a?os nuevos: cultivaban naranjos y apalabraron con unos desaprensivos sus cosechas por lo general poco rentables y mal pagadas. La estafa, sin alcanzar las cifras de algunos timos en el sector del ladrillo, tiene un monto de muchos miles de euros, y los confiados labradores se han quedado sin dinero, sin cosecha y con varias denuncias en los cuarteles de la Guardia Civil por donde las comarcas centrales del Pa¨ªs Valenciano.
El suceso, cuya rese?a aparec¨ªa en los medios de comunicaci¨®n la v¨ªspera de la pasada Nochebuena, empa?ar¨ªa de sabor amargo los hogares de esos 25 citricultores. Aunque no es la ¨²nica adversidad que amarga desde hace ya algunos a?os los naranjos, las naranjas y quienes las cultivan. La primera y m¨¢s grave de todas ellas gira en torno a los precios irrisorios que est¨¢n recibiendo los productores por la venta de sus naranjas, cuando logran venderlas. Por una arroba valenciana de naranjas se est¨¢ pagando en ocasiones por La Plana un euro, es decir, el agricultor est¨¢ cobrando la misma cantidad que cobraba hace veinte o treinta a?os en pesetas. Los labradores tildan una y otra vez la situaci¨®n de insostenible, anuncian movilizaciones, convocan y desconvocan protestas, y dejan entrever una falta de unidad en la defensa de sus intereses; una unidad de la que adolecen a la hora de presionar leg¨ªtimamente a quienes controlan la comercializaci¨®n o a quienes pueden controlar el proceso de comercializaci¨®n de sus naranjas, es decir, en el caso valenciano el gobierno de Madrid y el auton¨®mico de la Generalitat valenciana, que alguna competencia tiene al respecto.
Y no es que el tema no les preocupe. La consejera del ramo corre a despedir un cargamento de c¨ªtricos con destino a Rusia en el puerto de Castell¨®n; el presidente Camps se retrata descargando naranjas en Filadelfia: nadie duda de la buena fe en la promoci¨®n de la venta de nuestro producto agr¨ªcola estrella. Estudian e investigan tambi¨¦n en la Conselleria de Agricultura nuevos procedimientos para abaratar la producci¨®n y encontrar la m¨¢quina con que se puedan varear los naranjos y ahorrar gastos en la recolecci¨®n. Excelente invento si cuaja, aunque enviemos les colles de recolectores al paro: al cabo la lucha contra el maquinismo pertenece a un pasado remoto. Pero la justa comercializaci¨®n de naranja, que les permita a los agricultores vivir de un trabajo sostenible, est¨¢ por solucionar.
Porque si los bajos precios que reciben ya constituyen cada temporada un mal end¨¦mico, tambi¨¦n lo es el aumento de gastos en fitosanitarios, por ejemplo, cada vez m¨¢s eficaces contra las plagas, m¨¢s respetuosos con el medioambiente, y m¨¢s caros. Y as¨ª no es de extra?ar que amarilleen, y no por falta de agua, cada vez m¨¢s nuestros campos de naranjos. Es el amarillo de la indiferencia y del abandono despu¨¦s de un trabajo y un sudor in¨²til, como el de los estafados la v¨ªspera de Nochebuena.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.