'Nit endins'
Era invierno del 2003 cuando el joven Jos¨¦ Alonso Mart¨ªnez, Pep, que entonces ten¨ªa 21 a?os de edad, entr¨® a trabajar al Museu Arxiu de Vilassar de Dalt. Su ¨²nica labor era abrir el museo y encender el fuego donde los abuelos del pueblo llegaban cada tarde para calentarse las manos mientras miraban el pesebre y conversaban unos con otros. Al calor de la hoguera, los mayores compart¨ªan de manera espont¨¢nea sus experiencias de vida e, irremediablemente, recordaban la Guerra Civil, historias que Pep escuchaba entre murmullos, hasta que un buen d¨ªa se sent¨® junto a ellos para atender lo que contaban. A partir de ah¨ª, comenz¨® su inter¨¦s por aquella guerra de la que entend¨ªa poco y que, seg¨²n observa, a¨²n cala entre los habitantes de su pueblo, donde algunos se?alan en voz baja: "El abuelo de ¨¦se mat¨® al abuelo de aqu¨¦l". La siguiente ocasi¨®n en que Pep deb¨ªa prender el fuego, encendi¨® tambi¨¦n una peque?a grabadora con la que recuper¨® testimonios de m¨¢s de una quincena de habitantes de Vilassar de Dalt, personas mayores que hablaron desde el bando en que les toc¨® vivir los sucesos, y dos a?os m¨¢s tarde recurri¨® al v¨ªdeo para dar forma, junto con la documentalista Anna Sanmart¨ª, al documental Nit endins (Noche adentro). "Estamos cansados de interpretaciones hist¨®ricas y datos cronol¨®gicos que no explican por qu¨¦ se mataron unos a otros. Por eso s¨®lo quisimos recuperar experiencias personales para tener una perspectiva amplia", cuenta Pep.
Al calor de la hoguera, los mayores compart¨ªan sus experiencias de vida y recordaban la Guerra Civil
Tocaron muchas puertas, como la casa de las hermanas Gil, ahora octogenarias, quienes recordaron el temor que sent¨ªan cuando vieron quemar las iglesias o aquella ma?ana de enero de 1938 cuando se llevaron al prometido de una de ellas y a otros cinco j¨®venes de la Federaci¨® de Joves Cristians de Catalunya para luchar en el frente de Teruel, y los mataron cuando alguien los denunci¨® por formar parte del movimiento. "Nosotras recibimos a Franco como un libertador y respiramos porque hab¨ªamos sido perseguidos sin motivo", narran. En cambio, Lidia Gomis, hija del anarquista Bonaventura Gomis Bartra, quien fue alcalde de Vilassar de Dalt por la CNT, describe c¨®mo el franquismo le arrebat¨® a su padre: "Lo fusilaron en 1940 cuando yo ten¨ªa tres a?os y muchas veces me sent¨ª discriminada. Un d¨ªa en la escuela me escogieron precisamente a m¨ª para cantar un himno fascista delante de las autoridades que fusilaron a mi padre".
Pep y Anna leyeron las cartas de un padre de familia que antes de ser fusilado por los nacionales escribe a su esposa en castellano, porque no le estaba permitido hacerlo en catal¨¢n: "?Recuerdas las horas felices?...". Visitaron al cura Ramon Mor, de la parroquia de San Gin¨¦s, que les cuenta que durante el primer franquismo muchos del pueblo levantaban el brazo con el saludo fascista: "Ahora todos lo niegan, pero hay fotos. ?Ya pueden decir lo que quieran que yo los he visto a todos!".
As¨ª, estos j¨®venes han intentado recuperar pedazos de las dos memorias, "porque de esta manera podremos asimilar la historia; el gran error es mirar el pasado desde la izquierda o la derecha, seg¨²n el momento en que te toc¨® nacer", dicen con la satisfacci¨®n de haber terminado el montaje de esta pieza visual que cont¨® con el apoyo de Memorial Democr¨¤tic. "Cuando empezamos a rodar, la gente no callaba, ten¨ªan mucha necesidad de hablar", cuenta Anna, que captur¨® con su c¨¢mara a Lidia Gomis confesando las pesadillas que le persegu¨ªan de ni?a desde que visit¨® a su padre en la Modelo, antes de ser fusilado; im¨¢genes que recordaba a manera de un sue?o, hasta que, a?os despu¨¦s, un compa?ero de celda de su padre le hizo saber que eran reales.
Quiz¨¢ por eso, Pep y Anna se lanzaron a buscar respuestas. "No deseamos vivir entre sue?os que nos persiguen", afirman.
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