Una mansi¨®n por descontaminar
El hallazgo de amianto y residuos farmac¨¦uticos en unos laboratorios junto a la M-30 paraliza su rehabilitaci¨®n por Patrimonio Nacional
El reciente hallazgo de vestigios de amianto supuestamente cancer¨ªgenos entre los residuos inertes de unos laboratorios desahuciados hace 12 a?os de una mansi¨®n cercana a la carretera de El Pardo impide dar uso al edificio que ocupaban, de 120 metros de fachada, entre la M-30, el r¨ªo Manzanares y el hip¨®dromo de la Zarzuela, una de las zonas m¨¢s cotizadas de Madrid.
Su presencia impone. Parece un cottage ingl¨¦s abandonado por propietarios patricios, tal vez un palacio escenario de episodios de horror o, quiz¨¢s, una elegante cl¨ªnica. Pero no. El gran edificio techado hoy de impecable pizarra, pararrayos de remate plateado y muros de color crema, esconde un sucio secreto: varias toneladas de residuos, hoy inertes, procedentes de los antiguos laboratorios del Instituto Llorente, una entidad farmac¨¦utica que lo abandon¨® tras haber fabricado all¨ª, durante siete d¨¦cadas, vacunas y f¨¢rmacos para usos humanos y veterinarios. El Instituto Llorente permaneci¨® alojado en el gran edificio entre 1930 y el a?o 1997, en que abandon¨® sus instalaciones por desahucio judicial, explica Javier Garc¨ªa Gallardo, arquitecto de Patrimonio Nacional. ?sta es la instituci¨®n estatal que administra los bienes de la Corona y que es titular de los terrenos de las dos m¨¢rgenes del cercano r¨ªo Manzanares, como la parcela de 34.600 metros cuadrados que alberga la casona.
Un tribunal dispuso mantener el utillaje para cubrir posibles indemnizaciones
En octubre fueron descubiertos los escombros de amianto soterrados
La salida de la entidad farmac¨¦utica, hace una d¨¦cada, dej¨® un jard¨ªn lleno de residuos biol¨®gicos y el interior del edificio repleto de matraces, vasijas, tubos, hornos, arquetas y miles de objetos relacionados con su industria, ca¨®ticamente esparcidos por todas partes. Patrimonio Nacional decidi¨® desalojar los residuos org¨¢nicos del instituto farmac¨¦utico que, en grandes proporciones, fueron enviados a Francia para su incineraci¨®n. En 1999 repar¨® las cubiertas empizarradas del edificio, ya que mostraban algunos signos de derrumbamiento. Tras invertir un mill¨®n de euros, la tarea culmin¨® 17 meses despu¨¦s junto con la sustituci¨®n de las cerchas del tejado por arcos met¨¢licos que afianzaron sobremanera sus espl¨¦ndidos ¨¢ticos. "Solicitamos entonces una modificaci¨®n del Plan General de Ordenaci¨®n Urbana de Madrid que cambiara el antiguo uso industrial por otro de tipo cultural; tratamos de obtener autorizaci¨®n para una transformaci¨®n volum¨¦trica y superficial que lo adaptara a las funciones previstas para sus nuevos cometidos y fijar la superficie real en 10.800 metros cuadrados", a?ade. Todo se logr¨®. En Patrimonio Nacional se previ¨® trasladar al edificio del antiguo laboratorio algunos talleres de restauraci¨®n art¨ªstica que hoy se encuentran en el Palacio Real o bien alg¨²n otro departamento desplazable.
El jard¨ªn del enorme edificio del viejo instituto alberga 120 ¨¢rboles, pl¨¢tanos y abetos. En su parte posterior, un verdadero almac¨¦n de fragmentos de maquinaria in¨²til ocupa montones informes. "Como el desenlace del desalojo se vio acompa?ado de problemas laborales, un Tribunal de lo Social exigi¨® mantener esos restos por si los trabajadores pudieran ser indemnizados o compensados con ellos", detalla Garc¨ªa Gallardo.
Pero quedaban a¨²n m¨¢s sorpresas. Lo peor vino el pasado mes de octubre, cuando los responsables de Patrimonio Nacional descubrieron que el jard¨ªn albergaba bajo el suelo restos farmacol¨®gicos inertes mezclados con escombros que inclu¨ªan fibrocemento, material de construcci¨®n que contiene amianto, de origen no conocido. Decenas de bidones que alojan los residuos se mantienen sellados sobre el jard¨ªn. ?Son peligrosos? "Los frascos de vacunas u otros medicamentos no cobijan peligro", dice para tranquilizar al visitante el arquitecto Javier Garc¨ªa Gallardo, "ya que ahora son inertes, pero, si los bloques cimentados se fragmentan o pulverizan, el polvo amiantado es cancer¨ªgeno", reconoce.
Un nuevo expediente medioambiental hubo de ser abierto, mientras Patrimonio Nacional espera una respuesta de la consultora URS para conocer la verdadera nocividad de estos residuos ahora embidonados y recibir instrucciones de las autoridades medioambientales sobre su tratamiento y neutralizaci¨®n. "A la espera del ¨²ltimo dictamen, en el mejor de los casos podremos comenzar a aplicar el proyecto de adaptaci¨®n previsto por Patrimonio Nacional en cuatro meses", subraya Garc¨ªa Gallardo. La adaptaci¨®n proyectada, de 18 millones de euros, prev¨¦ recobrar el palacio con una salas de exposiciones, talleres, m¨®dulos ... si los residuos hallados no muestran nocividad.
Vacunas en El Pardo
El edificio del Instituto Llorente fue construido en 1929-1930 y era una concesi¨®n real arrendada a la familia de farmac¨¦uticos Meg¨ªas. El arquitecto que lo proyect¨® fue Joan Boix i Rib¨®. Consta de dos plantas distribuidas en sentido norte-sur, de 10.800 metros cuadrados de superficie, con una ¨²nica cruj¨ªa con dos segmentos y un cuerpo central vertical. El conjunto se ve rematado por cubiertas de pizarra a dos aguas de una extensi¨®n de unos 2.200 metros cuadrados. Dos testeros de tres plantas perfilan sus extremos.
La fachada anterior est¨¢ jalonada por un p¨®rtico con columnas y pilastras de estructura met¨¢lica y revestimiento enfoscado que dibuja su fachada principal, que mira a la M-30 a la altura del punto kilom¨¦trico 24,9. El jard¨ªn circunda el edificio, cuya trasera tiene pabellones dedicados a cuadras donde se extra¨ªan componentes para vacunas. Detr¨¢s, un campo de golf, el r¨ªo Manzanares y el hip¨®dromo de la Zarzuela contrastan con el jard¨ªn lleno de bidones del viejo instituto.
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