El atronador silencio de Salinger
El autor de 'El guardi¨¢n entre el centeno' cumple 90 a?os rodeado de misterio - Recluido desde mediados de los cincuenta, no ha publicado una l¨ªnea desde 1965
Jerome David Salinger, el m¨¢s ¨ªntimo de los escritores famosos contempor¨¢neos, cumpli¨® ayer 90 a?os. Es un autor escondido, pero genera una industria popular de fan¨¢ticos, cr¨ªticos y comentadores, la Industria Salinger, de la que alguna vez habl¨® George Steiner. M¨ªtico desde la publicaci¨®n de The Catcher in the Rye en 1951 (El guardi¨¢n entre el centeno, 1978, traducci¨®n de Carmen Criado), ha demostrado la voluntad violenta de mantenerse a salvo del fervor p¨²blico, hasta desaparecer en defensa de su vida privada. En tiempos de man¨ªa publicitaria, exhibicionista, J. D. Salinger ha eludido combativamente la intromisi¨®n espectacular de peri¨®dicos y televisiones. Ha pleiteado contra sus bi¨®grafos. Ha sufrido las indiscreciones autobiogr¨¢ficas de mujeres que lo tuvieron cerca y han practicado con el escritor el g¨¦nero Kiss and tell, o "besa al famoso para despu¨¦s contarlo", incluso desde un punto de vista filial.
Cre¨® un lenguaje nuevo que era infantilmente radical
El ¨²ltimo relato conocido es una carta de Seymour Glass a sus padres
Fue un ni?o neoyorquino de 1919, hermano de Doris, nacida en 1911, hijos de padre americano de religi¨®n jud¨ªa y madre de ascendencia irlandesa-escocesa. El padre, dedicado a la importaci¨®n de jamones, fund¨® una familia bien en Park Avenue. No destac¨® en los estudios el joven Salinger, que acab¨® en una academia militar de Pensilvania, donde escribi¨® un himno para la entrega anual de diplomas. Complet¨® su formaci¨®n en Europa: Viena, Par¨ªs, Londres y Varsovia. Se preparaba para heredar los negocios del padre, pero fundamentalmente escrib¨ªa cuentos rechazados por las mejores revistas. Pas¨® nueve semanas en una universidad menor del este de los EE UU, escribiendo cr¨ªticas de cine para la revista estudiantil. Antes de irse a la guerra, le vendi¨® a la revista The New Yorker un relato que no ser¨ªa publicado hasta 1946. Soldado voluntario, prest¨® servicios de contraespionaje en Inglaterra, desembarc¨® en Normand¨ªa el 6 de junio de 1944, y persigui¨® agentes de la Gestapo y colaboracionistas franceses.
Su primer ¨¦xito fue el cuento D¨ªa perfecto para el pez pl¨¢tano, de 1948, siempre en su revista, The New Yorker, y en torno a su gran h¨¦roe, Seymour Glass, veterano de guerra y suicida inocente. Salinger ha escrito de la alegr¨ªa de la victoria y la depresi¨®n despu¨¦s de la acci¨®n. Ven¨ªan tiempos de guerra fr¨ªa, opresi¨®n silenciosa y cacer¨ªa de izquierdistas sospechosos de no estar contentos con la realidad obligatoriamente feliz. Renunci¨® desde el principio a la vida p¨²blica de escritor. No quer¨ªa giras de presentaci¨®n de libros, ni conferencias, ni congresos universitarios o municipales. Le cay¨® encima el irritante triunfo de El guardi¨¢n... Sigui¨® fabulando sobre la desastrosamente luminosa familia Glass, hasta su ¨²ltimo relato conocido, de 1965, Hapworth, 16, 1924.
Empezaron a circular ediciones piratas, perseguidas a instancias de Salinger, secuestradas por los jueces. Su ¨²nica entrevista fue concedida por tel¨¦fono a un periodista del New York Times, en 1974. Salinger, que hab¨ªa solicitado hablar con el peri¨®dico a prop¨®sito de su silencio, declar¨® que editar sus cuentos sin permiso supon¨ªa "una terrible invasi¨®n de mi vida privada". Amenaz¨® con acciones legales a las universidades que, al otorgarle un premio, usaban su nombre. Cuando lo fotografiaron a la salida de un supermercado reaccion¨® airadamente contra quien se atrev¨ªa a molestarlo.
Invent¨® una generaci¨®n silenciosa de j¨®venes felices, con dinero, los primeros consumidores natos, inc¨®modos en el nuevo bienestar de masas y urbanizaci¨®n de clase media, para¨ªso de hipermercado, patria, familia, patrimonio y religi¨®n. Escribi¨® alegremente una historia de la intimidad nacional. Nueva York y Nueva Inglaterra se convirtieron en el sue?o universal. John Updike dijo que Salinger prestaba atenci¨®n extrema al gesto y al tono. Lo compararon con Mark Twain y Nathaniel Hawthorne, con Herman Melville y Scott Fitzgerald. Contaba la tragedia y la comedia de la imparable p¨¦rdida de la inocencia, la imposibilidad de crecer sin dolor, sin romperse. Madurar era caer en la corrupci¨®n insensible de los adultos. Cre¨®, como todo escritor esencial, un lenguaje nuevo, infantilmente radical, que separaba tajantemente lo bueno y lo malo, seg¨²n los dictados del joven Holden, h¨¦roe y narrador de El guardi¨¢n... Todo es phony (falso, gastado, hip¨®crita, insoportable, repugnante) o nice (bueno, divertido). Hizo la primera cr¨®nica de la adolescencia con dinero, consumidora de productos industriales y lenguajes que se venden como productos, antecedente de la rebeli¨®n juvenil y universitaria de los a?os sesenta y setenta.
Su ¨²ltimo relato fue la carta que desde Hapworth, campamento de verano, manda Seymour Glass a sus padres. Le duele a Seymour no estar en su casa, y la obligaci¨®n de aprender a ser mayor en contacto con seres de su edad, porque los ni?os de Salinger son criaturas prodigio, escritores y actores precoces, pol¨ªglotas con superpoderes, campeones del baile y el deporte, desgraciados, futuros suicidas. "Pocos de estos ni?os magn¨ªficos, saludables y a veces muy guapos, madurar¨¢n. La mayor¨ªa -doy mi desgarradora opini¨®n- se limitar¨¢ a envejecer", escrib¨ªa Seymour, a sus siete a?os.
Justo Navarro es escritor.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.