La presidencia checa
El antieuropeo radical V¨¢clav Klaus es el jefe de un Estado ¨ªntimo aliado de Washington
Cada seis meses y por rotaci¨®n cada uno de los 27 miembros de la Uni¨®n Europea asume la presidencia de la organizaci¨®n por ese periodo de tiempo. Y, al menos en teor¨ªa, tan presidencia es Francia como la Rep¨²blica Checa, una prima donna como una corista. Y as¨ª ayer jueves era Praga, en sucesi¨®n de Par¨ªs y de su iconoclasta presidente Nicolas Sarkozy, quien asum¨ªa una responsabilidad que puede marcar, en ocasiones, el futuro europeo.
En el caso checo, sin embargo, se juntan el hambre con las ganas de comer. El presidente, V¨¢clav Klaus, derecha cl¨¢sica, o sea, sin complejos, es descaradamente antieuropeo. Y para muestra basta un pabell¨®n: ha prohibido que en el castillo de la capital, desde el que imparte su presidencia, ondee la bandera de la UE, al tiempo que amenaza con no ratificar el Tratado de Lisboa hasta que Irlanda lo apruebe en segundo refer¨¦ndum.
Todo ello hace que a la conocida sobriedad checa haya que sumar elementos de extrema cautela a la hora de anticipar qu¨¦ le aguarda a Europa en esos seis meses. El primer ministro, Mirek Topolanek, a la cabeza de una fr¨¢gil coalici¨®n, afirma que su pa¨ªs va a concentrarse en el tratamiento de cuestiones como energ¨ªa, econom¨ªa y relaciones exteriores, todo ello en el contexto de la grav¨ªsima crisis financiera que sacude Occidente.
La Rep¨²blica Checa, con algo m¨¢s de 10 millones de habitantes y una renta equivalente al 80% de la media europea,tiene una solid¨ªsima tradici¨®n occidental como ¨²nico pa¨ªs de la Europa del Este que tuvo un desarrollo democr¨¢tico antes de que el comunismo tomara el poder en 1947-1948. Hoy, es una de las mejores bazas de Washington en la zona. Al margen de los delirios del presidente y del razonable europe¨ªsmo de Gobierno de Topolanek, la idea que tiene Praga de la pol¨ªtica exterior comunitaria no es aqu¨¦lla con la que sue?an Francia, Alemania o Espa?a. Uno de los objetivos de la presidencia ser¨¢, por ejemplo, el estrechamiento de lazos con pa¨ªses de la antigua URSS, como Armenia, Azerbaiy¨¢n, Bielorrusia, Ucrania, Georgia o Moldavia, en lo que llama asociaci¨®n oriental, y que, aunque en s¨ª misma es inobjetable, tensa enormemente las relaciones con Mosc¨² en contra de los intereses de la canciller alemana, Angela Merkel. Por todo ello, habr¨¢ que dar la bienvenida con toda cautela a la presidencia checa en sus primeros 15 minutos de celebridad europea.
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