El arte corrige al periodismo
Vivimos dominados por los acontecimientos. O por lo menos ¨¦se es el temor que asalta cada d¨ªa a Salvador D¨ªaz, a juzgar por las pinturas que est¨¢ exponiendo en la galer¨ªa Fernando Pradilla de Madrid, cuyo soporte son los peri¨®dicos, cl¨¢sicas matrices de los acontecimientos. Aunque soporte no es probablemente el calificativo m¨¢s apropiado en este caso, porque las hojas de los peri¨®dicos no son para este artista mexicano una simple superficie vac¨ªa y neutral sino una parte esencial de cada uno de sus cuadros. De hecho s¨®lo captamos su sentido cuando descubrimos que todos ellos son comentarios visuales del contenido de la p¨¢gina de peri¨®dico sobre el que est¨¢n tan decididamente pintados. Y aunque los comentarios de D¨ªaz oscilan entre la iron¨ªa, el pastiche y la s¨¢tira, es evidente que todos ellos responden al deseo del artista de dominar de alg¨²n modo los acontecimientos que, catapultados por los media, nos seducen, atrapan y distraen hasta el punto de llevarnos a olvidar qui¨¦nes somos o a preguntarnos qu¨¦ diablos pintamos en todo este maldito embrollo. Porque a ver qui¨¦n es capaz de construir una interpretaci¨®n coherente del mundo a partir de la suma de las im¨¢genes del 11-S, la guerra de Irak, las cat¨¢strofes africanas, las exhortaciones del Papa, las c¨¦lulas madre, los piratas de Somalia, el desplome de la Bolsa de Nueva York, los atentados terroristas de Mumbai o los zapatazos que despidieron a Bush.
Los emborronamientos, las manchas y las figuras pintadas con las que D¨ªaz "corrige" los peri¨®dicos me parecen un m¨¦todo de supervivencia valios¨ªsimo. A ¨¦l, en cambio, le resultan, adem¨¢s, un m¨¦todo de conocimiento. En uno de los ¨¢ngulos de Popeye que —junto con El nuevo traje del emperador— es una de las piezas m¨¢s ambiciosas de esta muestra, D¨ªaz ha copiado en ingl¨¦s una cita en la que Picasso afirma que el arte es una mentira que nos permite hacernos con la verdad. O por lo menos con la verdad que podemos entender.
Teresa Margolles intenta hacerse cargo asimismo de los episodios excepcionales que nos sobrepasan literalmente y a los que tanto juego dan los media. Estaba exponiendo en China, cuando ocurri¨® en mayo de este mismo a?o el devastador terremoto de Sichuan, con su secuela de miles de muertos y desaparecidos y cientos de miles de desplazados. Quiso trasladarse all¨ª de inmediato, ofreciendo los servicios forenses para los que est¨¢ legalmente habilitada. La rechazaron: los chinos se bastan a s¨ª mismos, no quieren ayudas extranjeras. Ella sin embargo porfi¨® y logr¨® viajar varias semanas despu¨¦s. El primer resultado de su viaje es Escombro, una instalaci¨®n en la galer¨ªa Salvador D¨ªaz, cuyo coraz¨®n es una c¨¢mara subterr¨¢nea en la que se exhibe sobre un plinto una min¨²scula pir¨¢mide de oro de 24 quilates, que tiene inscritos con caligraf¨ªa china microsc¨®pica los datos del n¨²mero de muertos, desaparecidos y desplazados por el terremoto. Y sobre esa pir¨¢mide, la astilla de un pilar de una de las muchas casas destruidas por el mismo. La reducci¨®n alqu¨ªmica de una cat¨¢strofe a los t¨¦rminos recoletos de esta ins¨®lita capilla funeraria supone una vuelta de tuerca en el trabajo de una artista dedicada desde siempre a llamarnos la atenci¨®n sobre la consideraci¨®n y el trato que damos a los cad¨¢veres.
Diango Hern¨¢ndez y Luis Molina-Pantin exploran la propensi¨®n de los media al delirio y la mitolog¨ªa. El Che es un icono absolutamente medi¨¢tico, cuyo peso en el imaginario pol¨ªtico de Cuba es tan abrumador que se comprende que un cubano como Hern¨¢ndez intente librarse de ¨¦l mediante una obra como En mi isla, expuesto en una colectiva de la galer¨ªa Benveniste. En el primer golpe de vista vemos una imagen abstracta, en el segundo descubrimos que es el ojo derecho del Che del legendario retrato de Korda, ampliado hasta convertirse en una enorme mancha negra que flota en un fondo blanco con una lucecita adentro. El icono muestra as¨ª su ambig¨¹edad radical y su enigma. El delirio es el signo distintivo de las arquitecturas preferidas por los narcotraficantes y otros nuevos ricos colombianos, captadas en las 29 fotograf¨ªas sorprendentes que el artista venezolano Molina-Pantin expone actualmente. O
Salvador D¨ªaz. El traje nuevo del emperador. Galer¨ªa Fernando Pradilla. Claudio Coello, 20. Madrid. Hasta el 17 de enero. Teresa Margolles. Escombros. Galer¨ªa Salvador D¨ªaz. S¨¢nchez Bustillo, 13. Madrid. Hasta el 10 de enero. Diango Hern¨¢ndez. En mi isla. Galer¨ªa Benveniste Contemporary. Fernanflor, 6. Madrid. Hasta el 31 de enero. Luis Molina-Pantin. Estudio informal de la arquitectura h¨ªbrida, volumen 1. Galer¨ªa Marta Cervera. Plaza de las Salesas, 2. Madrid. Hasta el 31 de enero.
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