?Le absolver¨¢ la historia?
Diecisiete a?os despu¨¦s del fin de la URSS, sigue en pie una dictadura comunista familiar en Cuba
"Condenadme, no me importa. La historia me absolver¨¢" (discurso de defensa de Fidel en el juicio por su participaci¨®n en el asalto al cuartel Moncada).
El mito de Fidel, la historia de su revoluci¨®n, han acompa?ado la vida pol¨ªtico sentimental de toda una generaci¨®n: la m¨ªa. Con 13 a?os, descubr¨ª al rebelde barbudo en las p¨¢ginas de la prensa de Bilbao, en plena dictadura, como si se tratara de un h¨¦roe de las entonces famosas Haza?as b¨¦licas. Seguimos en aquellos primeros d¨ªas de enero de 1959 el avance triunfal de su caravana desde Santiago a La Habana. Quien m¨¢s o quien menos hab¨ªa tenido familia en Cuba y escuchado el relato de su llegada a la isla en el Alfonso XII, de la Compa?¨ªa Transatl¨¢ntica, doblando el Morro para adentrarse en el puerto de La Habana. Cre¨ªan que arribaban a C¨¢diz.
Fidel hab¨ªa estudiado en los jesuitas y se aparec¨ªa, como San Ignacio, mitad monje, mitad soldado. Adem¨¢s, era de origen gallego. Lo incorporamos a nuestra galer¨ªa de mitos junto a Joan Baez o Gainza. Pero Fidel perdura. Ha tenido tiempo para establecer la primera dictadura comunista del hemisferio americano a s¨®lo 145 kil¨®metros de la costa de Estados Unidos. Probablemente la supervivencia de la revoluci¨®n frente a Washington es el principal ¨¦xito de lo que comenz¨® en la Nochevieja de 1958. Los Castro son supervivientes, algo en s¨ª mismo notable como subraya esta semana The Economist. Pero en todo lo dem¨¢s, el mito, que nos ha pesado tanto, no se ha correspondido con el resultado.
Una Habana extra?amente tranquila celebraba la nochevieja. Poco despu¨¦s de las doce campanadas, Batista, el sargento mulato que hab¨ªa tomado el poder en un golpe militar en 1952, volaba hacia el exilio en la Rep¨²blica Dominicana del tambi¨¦n dictador Trujillo. No hubo violencia y s¨®lo los parqu¨ªmetros, s¨ª, en La Habana hab¨ªa parqu¨ªmetros, fueron destrozados.
Fidel, desde Santiago, prepara cuidadosamente su llegada a La Habana, que ya han tomado el Che y Camilo Cienfuegos. Es el primer pol¨ªtico contempor¨¢neo que entiende la fuerza de la televisi¨®n y la utiliza. Las c¨¢maras le siguen en su triunfal recorrido. Comienza el culto a la personalidad. La revoluci¨®n es Fidel. El 9 de enero entra en La Habana y pronuncia un discurso en el que inaugura su estilo de preguntar directamente al pueblo. "?Debo aceptar, como me propone el Gobierno provisional, ser el comandante en jefe del ej¨¦rcito rebelde?". "S¨ª, Fidel", claman las masas. Y dos palomas blancas sobrevuelan la escena y se posan en los hombros de Fidel.
El comandante inicia inmediatamente la preparaci¨®n de la revoluci¨®n socialista. Con un pu?ado de leales, forma desde el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) un gobierno en la sombra frente al "gobierno burgu¨¦s" de Urrutia. Opa a los comunistas ortodoxos y crea su propio partido comunista. Su hermano Ra¨²l y Che Guevara son los hombres claves en este prop¨®sito. Es in¨²til discutir sobre qu¨¦ fue primero: el huevo o la gallina. ?Fidel, comunista desde el principio de la revoluci¨®n, o Cuba es empujada al comunismo por la enemiga de Eisenhower y Estados Unidos? Tad Szulc en su muy interesante libro Fidel, a critical portrait, despeja convincentemente esta duda a favor de que Fidel tuvo claro desde el comienzo que quer¨ªa llevar a cabo una revoluci¨®n comunista. No era s¨®lo un nacionalista cubano.
Obama no hab¨ªa nacido cuando Eisenhower impuso las sanciones a Cuba. Pero ahora tendr¨¢ en su mesa el dossier Cuba. No es de primera importancia para EE UU, ni estrat¨¦gica, ni pol¨ªtica, ni econ¨®micamente. Obama ha hablado de establecer un di¨¢logo directo con Cuba. ?Veremos a Hillary Clinton en La Habana? El nuevo presidente podr¨ªa iniciar una pol¨ªtica de gestos permitiendo m¨¢s visitas a la isla desde EE UU y el libre env¨ªo de remesas de dinero de los cubanos de Miami.
Lo que comenz¨® hace 50 a?os contin¨²a. Diecisiete a?os despu¨¦s de la desaparici¨®n de la URSS, una dictadura comunista familiar, como la de Corea del Norte, sigue en pie, tambaleante. Con la econom¨ªa en harapos. Con la ciudadan¨ªa empe?ada s¨®lo en sobrevivir el d¨ªa a d¨ªa, y con la educaci¨®n y la sanidad, los aut¨¦nticos grandes logros de la revoluci¨®n, muy deteriorados. Ra¨²l Castro habl¨® ayer en Santiago de otros 50 a?os de revoluci¨®n. En alg¨²n lugar de la isla, Fidel, cobijado en su ch¨¢ndal con la bandera cubana, debi¨® de verlo por televisi¨®n. ?Absolver¨¢ la historia a Fidel? Seg¨²n quien la cuente.
fgbasterra@gmail.com
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