Por qu¨¦ ahora soy de los Bucks
Cuando ten¨ªa 12 a?os, se sumaron a la NBA cuatro equipos m¨¢s. En aquella ¨¦poca era un fan en ciernes de los Celtics, pero me parec¨ªa que mis sentimientos ten¨ªan cabida para apoyar a otro equipo. Los equipos que entraron me parecieron un lugar prometedor para buscar a mi amante de la NBA.
No tard¨¦ mucho en descartar a los Hornets de Charlotte porque todo el mundo se estaba subiendo al carro negro y verde turquesa (ver tambi¨¦n los Sharks de San Jos¨¦, de la NHL). Los colores del equipo de los Heat de Miami parec¨ªan sacados directamente de 1982 y yo pasaba mucho de ese a?o. Los Magic de Orlando... Pues la verdad es que el apodo no ten¨ªa ning¨²n atractivo para un chico de 12 a?os.
Quedaba una opci¨®n: los Timberwolves de Minnesota. Los colores del equipo no estaban mal. La mascota ten¨ªa cierto inter¨¦s para un preadolescente. Hasta hab¨ªa una conexi¨®n geogr¨¢fica, ya que Minne¨¢polis est¨¢ a s¨®lo siete horas de distancia de Meriden (Kansas). Ambas ciudades son pr¨¢cticamente vecinas, seg¨²n el baremo de los Estados centrales de Estados Unidos.
Me hice seguidor de los Timberwolves. Para un ni?o de 12 a?os que viv¨ªa lejos, esto significaba comprar puntualmente una camiseta y mirar asiduamente las estad¨ªsticas de los partidos en el Topeka Capital Journal para ver qu¨¦ tal les hab¨ªa ido a Pooh Richardson, Doug West y los suyos la noche anterior. Baste con decir que mis criterios para entregar mi apoyo no son muy estrictos.
Llevo unos cuantos a?os sin jugar en la NBA. As¨ª que creo que ya va siendo hora de que vuelva a elegir un equipo al que animar. Podr¨ªa parecer que elegir de forma arbitraria un equipo de deporte profesional es tarea f¨¢cil, pero tengo recuerdos que perduran -la mayor¨ªa de ellos, negativos- de bastantes equipos, por lo que es m¨¢s dif¨ªcil de lo que cabr¨ªa pensar. La verdad es que no puedo ser de los Suns porque me echaron. Y lo mismo con los Bulls. Al igual que con muchos otros.
Pero hay esperanza. Hace unos d¨ªas pill¨¦ por casualidad 30 segundos de lo mejor de los Bucks de Milwaukee. Dej¨¦ la partida de poker que estaba echando y prest¨¦ atenci¨®n. Espera un momento, me dije. Podr¨ªa apoyar a este equipo. No le gusta a nadie m¨¢s. No son mal¨ªsimos. Incluso tienen un base blanco. Y, para m¨¢s inri, Scott Skiles me gustaba bastante cuando fue mi entrenador con los Bulls de Chicago. Creo que a lo mejor yo le gustaba un poquito... antes de que Austin Croshere, que ahora es de los Bucks, pusiera fin a mi temporada d¨¢ndome un rodillazo en el ri?¨®n. (El amor nunca es perfecto, ?a que no?).
Y eso hizo que me decidiera. Tengo un nuevo equipo favorito: los Bucks de Milwaukee. No cost¨® mucho, pero me gusta el comienzo de nuestra relaci¨®n. Por el momento, estoy muy colgado con mi futura pareja y para ello no me baso m¨¢s que en juicios superficiales. Y, seg¨²n mi modo de verlo, ¨¦sa es la ¨²nica forma de empezar una historia de amor sana.
Cuando ten¨ªa 12 a?os, lo ¨²nico que me hac¨ªa falta era una mascota guay y la uni¨®n del verde y el azul. Ahora que tengo 31, s¨®lo he necesitado algo de penumbra y unos cuantos jugadores a los que no odio.
Eso s¨ª, ojal¨¢ se pudiera hacer algo con esos colores. ?Puaf!
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