El conflicto de Gaza en los ¨²ltimos d¨ªas de Bush
Durante una visita a Oriente Pr¨®ximo, el secretario de Defensa norteamericano, Robert Gates, advirti¨® que los enemigos de Estados Unidos no deb¨ªan aprovechar el vac¨ªo de poder para tratar de alterar el statu quo ni perjudicar los objetivos del nuevo presidente. Sin embargo, lo ir¨®nico es que el mayor problema en este sentido lo representa hoy el principal aliado de Estados Unidos en la regi¨®n, Israel.
Los partidarios de la l¨ªnea dura en Israel, como es natural, lamentan que la presidencia de Bush llegue a su fin, porque saben que, aunque el presidente Barack Obama no cambie radicalmente la pol¨ªtica estadounidense respecto a la regi¨®n cuando asuma el poder, tampoco va a reproducir el apoyo incondicional que ofrec¨ªa Bush.
Es muy probable que Obama piense que un Estado palestino es conveniente para los intereses de EE UU
Ham¨¢s debe estar integrado en el proceso de paz y abandonar la estrategia de fuerza
Desde el punto de vista de los miembros de ese sector m¨¢s duro, la "guerra contra el terror" y la guerra de Irak fueron sus guerras; apoyaron la ret¨®rica belicista de Bush y el aislamiento de Ir¨¢n y se sintieron hermanados ideol¨®gicamente con los neoconservadores. En especial, compart¨ªan la convicci¨®n neocon de que la intervenci¨®n militar es una forma leg¨ªtima y eficaz de lograr el cambio pol¨ªtico. Es lo que el Gobierno israel¨ª trat¨® de conseguir con su intento de "aplastar a Hezbol¨¢" en L¨ªbano en 2006, y es lo mismo que est¨¢ tratando de hacer ahora en Gaza.
La respuesta de Israel al lanzamiento de cohetes de Ham¨¢s constituye un uso desproporcionado de la fuerza equiparable al que llev¨® a cabo en L¨ªbano. Y el resultado ser¨¢ probablemente el mismo: al final de la campa?a, Ham¨¢s habr¨¢ logrado aumentar su popularidad en Palestina y en todo el mundo ¨¢rabe. De hecho, la operaci¨®n militar que est¨¢ desarrollando Israel se produce despu¨¦s de dos a?os de bloqueo de Gaza, que se supon¨ªa que ten¨ªan que haber debilitado a Ham¨¢s y, sin embargo, no lo han conseguido.
Es muy probable que Obama piense que la existencia de un Estado palestino es conveniente para los intereses fundamentales de Estados Unidos. Considerar¨¢ que es un requisito indispensable para modificar la imagen de Estados Unidos en los pa¨ªses ¨¢rabes y musulmanes, y esa necesidad de restaurar la credibilidad de Estados Unidos en el mundo es uno de los principales objetivos de la nueva Administraci¨®n.
Los israel¨ªes partidarios de la l¨ªnea dura no pueden estar seguros de que Obama no acabe pensando que es necesario cambiar su pol¨ªtica respecto a Israel con el fin de lograr su objetivo, que, para ¨¦l, constituye una preocupaci¨®n estrat¨¦gica. Tambi¨¦n saben, por supuesto, que cualquier intervenci¨®n seria en la cuesti¨®n palestina debe incluir un di¨¢logo con Ham¨¢s, para tratar de obtener una soluci¨®n de dos Estados.En otras palabras, el Gobierno israel¨ª est¨¢ aprovechando los ¨²ltimos d¨ªas de la presidencia de Bush para llevar a cabo su pol¨ªtica de utilizaci¨®n de medidas militares como primera soluci¨®n. Al mismo tiempo, est¨¢ intentando crear una situaci¨®n que, en la pr¨¢ctica, haga que al nuevo presidente le sea m¨¢s dif¨ªcil aplicar sus estrategias pol¨ªticas para la regi¨®n.
Los informativos nos hablan de que la indignaci¨®n se extiende ya por todo el mundo ¨¢rabe y nos muestran quemas de banderas estadounidenses e israel¨ªes. Es decir, esta guerra va a dificultar enormemente el di¨¢logo con todos esos pa¨ªses en un momento en el que dichas conversaciones son absolutamente necesarias.
Uno de los motivos de la desconfianza de la comunidad internacional hacia Ham¨¢s es la ayuda que recibe de Ir¨¢n. Obama ha prometido modificar la pol¨ªtica estadounidense respecto a Ir¨¢n y abrir los cauces diplom¨¢ticos en vez de limitarse a pronunciar amenazas de tipo militar. Ese cambio facilitar¨ªa tambi¨¦n la posibilidad de poner fin al aislamiento de Ham¨¢s.
La reanudaci¨®n del di¨¢logo entre Estados Unidos e Ir¨¢n es una pol¨ªtica que, desde luego, tendr¨¢ consecuencias de largo alcance en todo Oriente Pr¨®ximo. Sin embargo, aunque ese cambio de estrategia por parte de los norteamericanos ser¨¢ beneficioso para los intereses de Israel, la mayor¨ªa de los israel¨ªes no lo ver¨¢ as¨ª. El di¨¢logo entre Estados Unidos e Ir¨¢n ser¨¢ un golpe importante para los partidarios de la l¨ªnea dura, y algunos de ellos aspiran a hacer que sea imposible.
Por consiguiente, el deseo de crear restricciones para la pol¨ªtica estadounidense puede ser uno de los motivos que han empujado a Israel a hacer su incursi¨®n en Gaza. Pero es un grave desaf¨ªo a la paz internacional y una acci¨®n que puede extender la inestabilidad por toda la regi¨®n. Si eso ocurriera, el acercamiento a Ir¨¢n que tiene previsto Obama podr¨ªa verse estrangulado antes de empezar.
En los d¨ªas que faltan hasta que Obama tome posesi¨®n, con un vac¨ªo de poder en Estados Unidos, la Uni¨®n Europea puede desempe?ar un papel ¨²nico en las iniciativas internacionales para acabar con la violencia y la crisis humanitaria actual. Si la UE quiere conseguir algo, debe seguir la pol¨ªtica emprendida por la presidencia francesa, dar prioridad a detener la guerra y distanciarse del uso desproporcionado de la fuerza por parte de Israel.
La negociaci¨®n de un alto el fuego entre Israel y Ham¨¢s podr¨ªa ser el primer paso hacia un fin permanente de las hostilidades y el bloqueo de Gaza. Podr¨ªa preparar el terreno para que el nuevo Gobierno de Obama convoque una reuni¨®n internacional con el fin de poner en vigor la soluci¨®n de dos Estados para Palestina, que deber¨ªa producirse a continuaci¨®n del alto el fuego. Estas iniciativas no deben quedarse empantanadas en negociaciones tortuosas, sino centrarse en llevar a la pr¨¢ctica los principios b¨¢sicos de una soluci¨®n de dos Estados con arreglo a las directrices propuestas por el Gobierno de Clinton antes de terminar su mandato, hace ocho a?os.
Ham¨¢s ya ha participado en negociaciones para el alto el fuego; ahora es preciso involucrarlo por completo en el proceso de paz junto a Al Fatah, pero, por supuesto, tendr¨¢ que abandonar la estrategia de fuerza, es decir, los misiles que dispara contra Israel. Se ha demostrado que es una estrategia ineficaz y adem¨¢s es ilegal, de acuerdo con el derecho internacional, porque los cohetes est¨¢n dirigidos contra la poblaci¨®n civil israel¨ª.
En cuanto a Israel, tiene que reconocer que, si pretende actuar de manera coherente con sus valores democr¨¢ticos, debe abandonar la estrategia de violencia y desprecio de los derechos humanos esenciales de los palestinos, as¨ª como la idea del "Gran Israel". Es decir, debe demostrar que acepta un Estado palestino con los hechos y con las palabras. Mientras no sea as¨ª, nos quedan unos d¨ªas cargados de peligro hasta la toma de posesi¨®n de Obama, y la comunidad internacional necesitar¨¢ unos pol¨ªticos fuertes y sensatos que nos conduzcan a trav¨¦s de ellos.
?lvaro de Vasconcelos es director del Instituto de Estudios sobre la Seguridad de la Uni¨®n Europea, en Par¨ªs. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia. ? Project Syndicate, 2009. www.project-syndicate.org.
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