Depresi¨®n social
Espa?a rebasa los tres millones de parados con signos claros de hundimiento del empleo en 2009
El a?o 2008 se ha cerrado con un p¨¦simo balance del mercado de trabajo, no s¨®lo en Espa?a sino en toda Europa y en casi todos los pa¨ªses de la OCDE. El desempleo medido por las oficinas del Instituto Nacional de Estad¨ªstica afecta ya a 3.128.963 personas, el peor resultado en muchos a?os. Durante el ejercicio pasado, el n¨²mero de parados aument¨® en casi un mill¨®n, hecho que prueba la gravedad de la recesi¨®n econ¨®mica que est¨¢ viviendo ya de pleno la econom¨ªa espa?ola y la circunstancia agravante de que el sistema econ¨®mico espa?ol est¨¢ generando m¨¢s desempleo que el resto de las econom¨ªas europeas -tambi¨¦n intensamente castigadas por la recesi¨®n-, debido a la excesiva dependencia del mercado de la construcci¨®n, hundido casi en su totalidad durante 2008. El cuadro social depresivo se remata con un descenso de 841.465 afiliados a la Seguridad Social.
Los signos son desoladores, como corresponde a un periodo de intensificaci¨®n de la crisis econ¨®mica y apuntan a una agudizaci¨®n progresiva del ciclo de depresi¨®n social. El aumento del desempleo se va a mantener al menos durante todo 2009 y el ritmo mayor de generaci¨®n de paro se alcanzar¨¢ probablemente a mediados de este a?o. Con una particularidad: si durante el a?o pasado la mayor parte del crecimiento del paro se produjo por un crecimiento de la poblaci¨®n activa que el mercado laboral fue incapaz de absorber, y un porcentaje menor por la mera destrucci¨®n de empleo, durante este a?o la tendencia se va a invertir, y tendr¨¢ un mayor peso la destrucci¨®n de empleo que el aumento del n¨²mero de activos. No es inveros¨ªmil suponer que a finales de este a?o se rocen los cuatro millones de parados; es una luz de alarma que, al menos, hay que considerar.
Hay que tener en cuenta las derivadas del aumento del paro. La primera es la aceleraci¨®n del n¨²mero de ajustes de empleo, expedientes de regulaci¨®n y desaparici¨®n de empresas que destruir¨¢ tejido productivo al menos durante los dos primeros trimestres de 2009. La segunda es el crecimiento esperado de la morosidad que afectar¨¢ a los resultados de bancos y cajas de ahorros. El momento es especialmente delicado debido a las reticencias de las instituciones financieras a abrir la espita del cr¨¦dito. La recesi¨®n produce inevitablemente una retirada de las inversiones y del consumo que tiende a agravar la ca¨ªda del PIB.
No todo son tinieblas depresivas. La contracci¨®n de la demanda y el descenso brusco del precio del petr¨®leo han propiciado un retroceso de la inflaci¨®n que har¨¢ que, por primera vez en muchos a?os, la econom¨ªa espa?ola cierre el ejercicio con una tasa anual (del 1,5%) inferior a la media de la UEM. El efecto debe ser necesariamente favorable, aunque limitado. La ca¨ªda de los precios provocar¨¢ seguramente una mejora en la relaci¨®n real de intercambio, de forma que la mejora del impulso exterior frenar¨¢, siquiera levemente, la ca¨ªda del PIB; en la misma direcci¨®n operar¨¢ el descenso de los tipos de inter¨¦s. Confirmado el desplome de la inflaci¨®n en la UE, el Banco Central Europeo puede planificar, sin restricciones de la ortodoxia, nuevos abaratamientos del precio del dinero.
La depresi¨®n se combate con m¨¢s inversi¨®n, siempre que est¨¦ bien gestionada. La decisi¨®n de invertir 8.000 millones de euros a trav¨¦s de los ayuntamientos es correcta y seguramente deber¨¢ ser ampliada; pero necesita una coordinaci¨®n pol¨ªtica muy estricta para controlar el destino de cada inversi¨®n y su grado de aplicaci¨®n, e identificar qu¨¦ obst¨¢culos administrativos impiden que se rentabilice. Si no se toman las decisiones adecuadas se corre el riesgo de arruinar parte del esfuerzo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.