El buf¨®n antiprogresista

La llegada de Obama a la Casa Blanca no es tan s¨®lo "un exotismo hist¨®rico", seg¨²n el ex presidente del Gobierno espa?ol Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, sino "un previsible desastre econ¨®mico". El presidente de la FAES est¨¢ tan puesto en su papel de comeprogresistas que dispara contra cuanto le ponen por delante si pertenece al hemisferio pol¨ªtico contrario. Cuando la periodista de la edici¨®n espa?ola de Vanity Fair le pregunta si la llegada de Obama a la Casa Blanca significa el final de una era, algo en lo que est¨¢n de acuerdo comentaristas e historiadores de todas las ideolog¨ªas, el ex presidente lo desmiente categ¨®ricamente para oponer como idea contraria que "es la prueba de que el sue?o americano todav¨ªa existe por mucho que algunos se empe?en en decir que la crisis ha acabado con ¨¦l". Pero donde su monoman¨ªa es m¨¢s fuerte es en el terreno econ¨®mico, donde el ¨²nico desastre registrado es el que se ha producido y tiene como m¨¢ximo responsable hist¨®rico a George W. Bush, que lleg¨® a la Casa Blanca con super¨¢vit de las cuentas del Estado y se va con casi un bill¨®n de d¨¦ficit, deja una recesi¨®n a su sucesor y ha conseguido liquidar su propia ideolog¨ªa ultraliberal con la mayor intervenci¨®n gubernamental en la econom¨ªa desde la gran depresi¨®n.

Si Aznar no puede reprimir sus reflejos derechistas a la hora de profetizar lo peor para Obama, Bush, en cambio, trata con suma elegancia a su sucesor, no tan s¨®lo en encuentros como el de anteayer en el Sal¨®n Oval de la Casa Blanca, donde se reunieron todos los presidentes vivos norteamericanos, sino tambi¨¦n en las numerosas entrevistas e intervenciones que est¨¢ realizando en sus ¨²ltimos d¨ªas presidenciales, para ver si puede lavarse un poco la cara con las preguntas amables de periodistas conservadores y amigos.

Aznar parece olvidar que Bush no pasar¨¢ a la historia ¨²nicamente como el presidente de la guerra de Irak, Abu Ghraib y Guant¨¢namo, sino que se le asociar¨¢ a la colosal estafa de Enron, justo cuando empez¨® su presidencia, y a la desaparici¨®n de la banca financiera de Wall Street, al terminar el mandato, todo ello producto del adagio que convert¨ªa al Gobierno en el problema y no la soluci¨®n. Est¨¢ visto que es m¨¢s dif¨ªcil ejercer con tino y dignidad el oficio de ex presidente que el de presidente.