Estrategia de la crispaci¨®n
Por qu¨¦ lo llamamos democracia cuando queremos decir poder. A resolver este debate tan actual est¨¢ dedicado el ¨²ltimo libro de Jos¨¦ Mar¨ªa Maravall, uno de los soci¨®logos espa?oles m¨¢s universales de que disponemos. La confrontaci¨®n pol¨ªtica estudia diversas estrategias de los pol¨ªticos profesionales para consolidar su poder y disponer de la mayor autonom¨ªa sobre los ciudadanos, entre ellas, las cuatro siguientes: la utilizaci¨®n de la estrategia de la crispaci¨®n (la gran pregunta que resuelve es por qu¨¦ razones unos pol¨ªticos rechazan la posibilidad de la moderaci¨®n en busca del voto de la mayor¨ªa y optan por pol¨ªticas de polarizaci¨®n radical); por qu¨¦ los gobernantes adelantan con frecuencia las elecciones (la mitad de los comicios celebrados desde el a?o 1945 en las 23 democracias parlamentarias de la Organizaci¨®n de Cooperaci¨®n y Desarrollo Econ¨®mico -OCDE- han sido anticipadas) y con qu¨¦ consecuencias; en qu¨¦ medida los votantes pueden distinguir entre buenos y malos gobernantes, atribuyendo de forma consecuente premios y castigos al llegar el momento de votar. Y por ¨²ltimo, a qu¨¦ se debe que unos pol¨ªticos conspiren contra su primer ministro, ya sea para apartarle del poder o para alterar la composici¨®n del gobierno, y si acaso los criterios que gu¨ªan a esos pol¨ªticos conspiradores coinciden con el juicio de los votantes o, por el contrario, los contradicen.
La confrontaci¨®n pol¨ªtica
Jos¨¦ Mar¨ªa Maravall
Taurus. Madrid, 2008. 282 p¨¢ginas. 18 euros
En este esquema argumental tan completo destaca por su cercan¨ªa lo referido al primer gran apartado, la estrategia de la crispaci¨®n. No en vano algunos de sus principales ejemplos est¨¢n referidos a lo sucedido en Espa?a en el periodo 1993-1996 y en la pasada legislatura, a?os 2004 a 2008. En ambos casos gobernaban los socialistas (Felipe Gonz¨¢lez y Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero) y la oposici¨®n crispada la lider¨® el Partido Popular, incapaz de desalojar a la izquierda del poder por otros procedimientos m¨¢s normalizados dentro de la democracia. En la primera de las muestras, la crispaci¨®n funcion¨®, acompa?ada de otros argumentos que mostraban el final de un ciclo electoral (agotamiento de un modelo, corrupci¨®n, etc¨¦tera), pero no as¨ª en la segunda. Maravall analiza todos los componentes de esa estrategia, desde la sistem¨¢tica descalificaci¨®n del l¨ªder del partido competidor ("pat¨¦tico", "traidor a las v¨ªctimas del terrorismo", "deshonesto", sin capacidad de liderazgo, incapaz de proteger al pa¨ªs...) a la cuidadosa selecci¨®n de los temas con los que se descalifica al contrario (se rompe Espa?a, los atentados terroristas...), pasando por la alianza con colectivos con poderes extraparlamentarios, como una parte del poder judicial, los poderes f¨¢cticos econ¨®micos o medi¨¢ticos, etc¨¦tera. En este an¨¢lisis el autor cita a Halperin y Harris, que escriben: "Cada noticia o cada opini¨®n es considerada como un arma o un escudo en el enfrentamiento ideol¨®gico diario. Y cada suministrador de informaci¨®n es o bien parte del equipo de casa o del enemigo. Se trata de una concepci¨®n radical del papel de la informaci¨®n con ausencia de hechos com¨²nmente aceptados que enmarquen el debate".
La tesis que Maravall desarrolla transversalmente es la necesidad de superar la ciencia pol¨ªtica convencional y completar una concepci¨®n minimalista de la democracia (aquella que dice que en un sistema de gobierno representativo el pueblo ejerce realmente el poder pol¨ªtico cuando puede controlar y cambiar a la gente que est¨¢ mandando) para incorporar una teor¨ªa sobre la informaci¨®n que necesitan los ciudadanos para poder distinguir los gobiernos malos de los buenos, ya que las elecciones dif¨ªcilmente conducen a la representaci¨®n cuando los votantes est¨¢n deficientemente enterados.
Libro imprescindible para tener un mejor conocimiento de lo sucedido en Espa?a desde el punto de vista electoral en los ¨²ltimos tres lustros, o en los EE UU de George W. Bush, en los que el principal asesor del presidente, Karl Rowe, trabaj¨® de modo central la estrategia de la crispaci¨®n como parte del ejercicio del poder para desalojar a Bill Clinton o para permanecer en la Casa Blanca. -
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