Secretos neoyorquinos
El t¨ªtulo original de la cuarta novela de Siri Hustvedt habla de "las penas" de un americano. Las de Erik Davidsen, el protagonista y narrador, comienzan cuando ¨¦l y su hermana Inga descubren entre los papeles de su padre reci¨¦n fallecido una misteriosa nota en la que aparece el nombre de una mujer y se menciona una muerte. Esta intriga se?ala desde el principio el motivo recurrente de la novela, que es el de los secretos que todos nos llevamos a la tumba.
Para investigar el asunto, y tambi¨¦n a modo de homenaje y duelo, Erik ir¨¢ releyendo los retazos de vida que su padre dej¨® escritos en un diario. Pero las penas de este psiquiatra neoyorquino van m¨¢s all¨¢, porque adem¨¢s debe bregar con su reciente separaci¨®n, los trastornos de sus pacientes y la aparici¨®n de una hermosa vecina. Lo mismo cabe decir de Inga, profesora, intelectual y madre de Sonia, una muchacha brillante pero traumatizada por los sucesos del 11-S. Inga estuvo casada con un escritor de ¨¦xito que tambi¨¦n muri¨® dejando algunos secretos.
Eleg¨ªa para un americano
Siri Hustvedt
Traducci¨®n de Cecilia Ceriani
Anagrama. Barcelona, 200
392 p¨¢ginas. 19,50 euros
Elegia per un americ¨¤
Traducci¨®n al catal¨¢n de Ferran R¨¤fols
Emp¨²ries. Barcelona, 2008
360 p¨¢ginas. 19,50 euros
Con estos ingredientes no hay lugar a dudas sobre el g¨¦nero de Eleg¨ªa para un americano, una novela neoyorquina en donde se entrelazan las existencias cotidianas de varios profesionales liberales, entre los que por cierto reaparece Leo Hertzberg, el narrador de su anterior obra Todo cuanto am¨¦. La vida en Nueva York, con sus ritmos y peculiaridades, impregna el relato hasta convertirse en la m¨²sica de fondo para las intrigas paralelas sobre los dos muertos.
Precisamente el contrapunto a esta melod¨ªa urbana nos llega de la mano de Erik, cuando nos ofrece las transcripciones del diario de Lars Davidsen. Los papeles de su padre nos trasladan al mundo casi arc¨¢dico de una familia de inmigrantes noruegos que viven en la Minnesota rural y que, pese a los avatares de la Gran Depresi¨®n y la Segunda Guerra Mundial, siguen rigi¨¦ndose por el paso de las estaciones.
Tambi¨¦n con una cadencia muy natural, Hustvedt termina por dejar en un conveniente segundo plano los misterios en torno a los padres, deshaciendo esas mistificaciones encantadoras pero primitivas que todos elaboramos respecto a nuestros antepasados. Al final la novela es casi una h¨¢bil comedia burguesa, con la presencia de un gordo gracioso que se traviste y da paraguazos para ayudar a los "buenos". Los lectores agradecer¨¢n este viraje woodyallenesco que procura a la novela una profunda y rica amenidad. Toda una lecci¨®n de iron¨ªa. -
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