El Gernika de los palestinos
He aqu¨ª lo que el Gobierno israel¨ª ha reservado al pueblo palestino: la muerte. Podemos emprender en pleno siglo XXI la agresi¨®n a poblaciones civiles, destruir sus escuelas, hospitales, casas, lugares de culto, campos de deporte. Podemos arrasar sus aldeas, pueblos, ciudades. En el mayor silencio de la buena conciencia. Y tambi¨¦n de la cobard¨ªa.
Podemos hacerlo si somos un Estado que dispone de uno de los m¨¢s formidables arsenales militares de todos los tiempos, que cuenta con la complicidad de los poderosos de este mundo, de sus medios de comunicaci¨®n, de la horda de plum¨ªferos siempre dispuestos a justificar lo injustificable con el pretexto de combatir el integrismo. Podemos hacerlo contra este pueblo sobre todo si ¨¦ste es musulm¨¢n.
Esta guerra emprendida contra los palestinos obedece a s¨®rdidos motivos electorales
Podemos hacerlo cuando nos hemos acostumbrado a violar la legalidad internacional, las leyes m¨¢s elementales de la guerra, el simple principio de humanidad.
Los dirigentes israel¨ªes est¨¢n en guerra. Lo est¨¢n desde hace tiempo, mucho tiempo. Con toda impunidad. Cuentan con la complicidad de todos: de los europeos, de los asi¨¢ticos, de los rusos, de los africanos y aun de ciertos pa¨ªses ¨¢rabes, desde hace tanto tiempo arrodillados, envilecidos y revolcados en el fango del sometimiento al imperio americano, el cual lo permite todo, y ayuda incluso a escondidas a perpetrar el crimen. ?Pobre pueblo palestino! ?C¨®mo no enloquecer de rabia? Algunos de tus hijos se convierten en terroristas que se hacen saltar por los aires asesinando a civiles israel¨ªes. Es un crimen que hay que condenar, como el lanzamiento de cohetes sobre la poblaci¨®n civil israel¨ª. No es la respuesta correcta a tu tragedia. Pero sabemos lo que dec¨ªs en Palestina. ?Qu¨¦ pensar¨ªan los europeos si se instalaran en su casa, les confiscaran sus tierras, y levantaran horribles y enormes muros en sus propias ciudades para encerrarlos en ellas? ?Qu¨¦ dir¨ªan si vieran a colonos, alentados por el ej¨¦rcito, atacar a los civiles palestinos, arrancar los olivos, cortar el agua de los barrios que quieren invadir, humillar a la gente en los pasos fronterizos?
El Gobierno israel¨ª practica el cinismo pol¨ªtico, intentando convertir al pueblo palestino en el chivo expiatorio de sus problemas pol¨ªticos internos. Ya que esta guerra emprendida de modo tan desproporcionado contra el pueblo palestino obedece a s¨®rdidos motivos electorales, en la base de los cuales est¨¢ la idea de que el partido pol¨ªtico que mate a m¨¢s palestinos ganar¨¢ las pr¨®ximas elecciones en Israel. Esto es un insulto para los israel¨ªes por parte de sus c¨ªnicos dirigentes. ?Se quiere hacer creer que el pueblo israel¨ª est¨¢ ¨¢vido de muerte, ¨¦l que ha escapado a la muerte? ?Se quiere confirmar la idea de que estar¨ªa sediento de sangre palestina? El m¨¦todo consiste luego en hacer pagar colectivamente a los civiles palestinos los actos de un partido pol¨ªtico concreto, no menos irresponsable, como es en este caso Ham¨¢s. El principio de la responsabilidad colectiva est¨¢ prohibido por el derecho de la guerra. Con la liquidaci¨®n de los Acuerdos de Oslo y la continuaci¨®n de los "asesinatos selectivos" de los dirigentes de Ham¨¢s, ?cab¨ªa esperar que los islamistas se quedasen de brazos cruzados?
La intenci¨®n, por ¨²ltimo, de hacer creer que actuando de esta manera el Estado israel¨ª combate el integrismo. Qu¨¦ justificaci¨®n tan lamentable y pobre. ?Por qu¨¦ este r¨¦gimen israel¨ª, que ha organizado la democracia dentro de sus fronteras, salvo, todo hay que decirlo, para los ¨¢rabes israel¨ªes que son tratados como ciudadanos de segunda, rechaza esta misma democracia cuando es practicada por los palestinos? Fue el pueblo palestino en su mayor¨ªa el que eligi¨® democr¨¢ticamente bajo supervisi¨®n internacional a Ham¨¢s. Y estas elecciones, ?no eran una de las exigencias de la Hoja de Ruta apoyadas por las potencias internacionales, entre ellas Europa?
?No gusta el resultado? Pero entonces, ?por qu¨¦ se acepta que en Israel la extrema derecha religiosa, fan¨¢tica y racista est¨¦ en el poder, imponga su chantaje para llevar a cabo una guerra a ultranza y la construcci¨®n de un Israel imperial? ?Por qu¨¦ no se exige a los israel¨ªes que neutralicen a esta gente? Ya que todos sabemos que mientras sigan teniendo peso dentro de la democracia israel¨ª, no habr¨¢ paz en Oriente Medio.
?Acaso no se exige porque se respeta la soberan¨ªa popular? Pues entonces tambi¨¦n hay que respetar la de los palestinos, ya que la soberan¨ªa de los pueblos es indivisible e inalienable. Hay que someterse a ella, a menos que se desprecien los valores democr¨¢ticos a los que se hace referencia con tanta demagogia en Europa, Israel o EE UU.
En realidad, con el bombardeo sobre Gaza y su posterior invasi¨®n el Gobierno de Israel har¨¢ florecer el islamismo en Palestina y en el mundo musulm¨¢n. Es la manera m¨¢s irresponsable de alimentar el odio. Ser¨¢n numerosos los j¨®venes palestinos que sue?en con la venganza. Ser¨¢n numerosas las v¨ªctimas inocentes israel¨ªes que paguen la locura de sus dirigentes.
Estas afrentas a los principios m¨¢s elementales de la humanidad y de la democracia son terribles. E imperdonables.
El enviado especial de la ONU para los derechos humanos en Palestina, Richard Falk, ha declarado que lo que est¨¢ haciendo Israel al mill¨®n y medio de palestinos de Gaza es "un crimen contra la humanidad". Ha dicho que el castigo colectivo infligido a este pueblo es una flagrante violaci¨®n del art¨ªculo 33 de la cuarta Convenci¨®n de Ginebra. Ha pedido que se constituya urgentemente una corte criminal internacional para averiguar y determinar las responsabilidades de los dirigentes civiles y militares israel¨ªes, y juzgarlos.
Richard Falk es jud¨ªo, jud¨ªo americano. Para nosotros Richard Falk representa el honor de los jud¨ªos porque defiende, ante lo intolerable, a la humanidad en su conjunto.
Ante estos bombardeos s¨®lo nos queda nuestra indignaci¨®n. S¨®lo tenemos nuestras l¨¢grimas para las l¨¢grimas de estas madres que gritan sobre los cuerpos despedazados de sus hijos. Ya sean palestinas o israel¨ªes. S¨®lo tenemos nuestro dolor ante tanto dolor. Al empezar este a?o, nos encontramos ante la guerra del fuerte contra el d¨¦bil. Y ya es medianoche en el siglo para los palestinos. Como lo fue ayer para los pac¨ªficos habitantes de Gernika.
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