Guerra fr¨ªa sin gas
La UE, sin pol¨ªtica energ¨¦tica com¨²n, se ha convertido en reh¨¦n de Rusia y Ucrania
La crisis del gas, en lo m¨¢s crudo del invierno, se ha visto agravada por la decisi¨®n rusa de cortar todo el suministro hacia Europa v¨ªa Ucrania. Una docena de pa¨ªses han dejado de recibir gas y otros cinco, entre los que figuran Francia y Alemania, han sufrido reducciones significativas de su abastecimiento. La situaci¨®n es especialmente dif¨ªcil en Bulgaria, Bosnia, Serbia, Eslovaquia y Hungr¨ªa, donde hay hogares sin calefacci¨®n y algunas industrias han tenido que detener su actividad.
En las ¨²ltimas horas, el primer ministro Putin ha alcanzado un acuerdo con el presidente de turno de la UE para reanudar el suministro, condicionado a la llegada a Ucrania de la comisi¨®n de expertos encargados de verificar si, como sostiene Mosc¨², ese pa¨ªs desv¨ªa parte del gas destinado a los otros pa¨ªses europeos. Aunque se reanudase el suministro de inmediato, no estar¨ªa en pleno rendimiento antes de tres d¨ªas, por razones t¨¦cnicas. Las autoridades rusas eran conscientes de ello cuando decidieron cortar el suministro sin previo aviso. No es dif¨ªcil suponer que hayan pretendido transmitir un recordatorio a la UE sobre la manera en que est¨¢n dispuestos a gestionar su poder en materia energ¨¦tica.
El anterior contencioso entre Rusia y Ucrania, en 2006, se desarroll¨® sobre pautas similares, y ya entonces qued¨® patente que la UE pod¨ªa verse atrapada como reh¨¦n. Poco o nada se ha hecho desde entonces para prevenir lo que s¨®lo era cuesti¨®n de tiempo, sobre todo desde que, con ocasi¨®n de la guerra de Georgia, Rusia lanz¨® una ofensiva en todos los terrenos para redefinir su posici¨®n internacional. Mosc¨² ha lanzado la idea de que el contencioso con Ucrania deber¨ªa estimular la construcci¨®n de los gasoductos alternativos, que le permitir¨ªan suministrar el gas directamente a los destinatarios europeos.
No es una idea inocente, puesto que, de aceptarse, conllevar¨ªa la aceptaci¨®n impl¨ªcita de que Rusia puede intervenir en la determinaci¨®n de las prioridades europeas en materia de infraestructuras energ¨¦ticas; adem¨¢s, y aunque es cierto que Ucrania somete a la UE a un chantaje de tipo victimista, ese doble gasoducto dejar¨ªa el suministro a Ucrania enteramente a merced de la voluntad de Rusia, que dispondr¨ªa as¨ª de un instrumento reforzado para influir en las pretensiones de Kiev de acercarse a la UE o la ONU.
La aceleraci¨®n en la construcci¨®n de los gasoductos alternativos puede dividir a los europeos, colocando en un lado a los pa¨ªses que quieren resolver su problema al precio de pactar por separado, y en otro a quienes consideran que esos gasoductos pueden traducirse en una mayor dependencia de Rusia si no se acompa?an de una pol¨ªtica energ¨¦tica com¨²n. Los informes de los expertos de la UE que iniciaron ayer su inspecci¨®n sobre el terreno ofrecer¨¢n datos que tal vez puedan dilucidar las responsabilidades de cada parte; pero el episodio vuelve a poner de manifiesto la necesidad de estrategias a largo plazo que s¨®lo pueden derivar de una pol¨ªtica energ¨¦tica com¨²n y un mercado ¨²nico de la energ¨ªa.
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