Choque de galaxias
La V¨ªa L¨¢ctea, galaxia en la que reside el planeta Tierra, tiene una galaxia hermana que se llama Andr¨®meda y con la que va a chocar en un momento dado para fusionarse en una sola gran galaxia. En un momento dado, pero no de inmediato: aunque se dirigen la una al encuentro de la otra, inexorablemente, distan tres millones de a?os luz.
Los cient¨ªficos est¨¢n preocupados porque han llegado a la conclusi¨®n de que la colisi¨®n se producir¨¢ antes de lo previsto: dentro de unos 7.000 millones de a?os.
En esa cronolog¨ªa macro, la vida humana representa, en proporci¨®n, mucho menos de una nanomil¨¦sima de segundo de duraci¨®n. Hace apenas unos millones de a?os que existe la vida en el planeta; la aparici¨®n de algo similar a un ser humano -el hombre, como se dec¨ªa antes del women's lib- data de unos cientos de miles de a?os, y el progreso del homo erectus al homo habilis, homo faber, homo sapiens y homo sapiens-sapiens, ya primo hermano nuestro, que apenas tiene 10.000 o 15.000 a?os, ha sido prodigiosamente lento.
Y lo que llamamos historia, o la capacidad de dejar testimonio escrito de lo sucedido, no se remonta a m¨¢s de 12.000 a?os. Con anterioridad s¨®lo hablaban las piedras, los relieves pintados en la roca -Altamira, Lascaux- o los restos fosilizados o hipercongelados de alg¨²n animal prehist¨®rico.
La fusi¨®n entre galaxias no ha de inquietar, sin embargo, al g¨¦nero humano por fuertes aunque desalentadoras razones. Las dos galaxias se convertir¨¢n en una sola sin que choquen unas estrellas contra otras porque hay espacio suficiente entre ellas para que no se produzca una colisi¨®n directa. Si el astro rey tuviera, por ejemplo, un di¨¢metro de un cent¨ªmetro, la estrella m¨¢s pr¨®xima distar¨ªa 300 kil¨®metros. Pero semejante noticia tampoco puede tranquilizarnos porque para entonces el Sol ser¨¢ una estrella tan vetusta que har¨¢ mucho que habr¨¢ dejado de acunar la vida en el planeta.
No en vano si hay un principio rector, el nous o lo que sea, de la vida en el universo, habr¨¢ de mirar con escepticismo la irrelevancia de nuestras preocupaciones.
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