Palestina en el coraz¨®n
Cuando los recluyeron en guetos no permanec¨ª indiferente; cuando los transportaron como animales no mir¨¦ para otro lado; cuando los convirtieron en mercanc¨ªas, no fing¨ª no saber nada; cuando los asesinaron en masa no cre¨ª que habr¨ªan hecho algo para merecerlo, nunca negu¨¦ el Holocausto, pero nunca me sent¨ª culpable de lo que los nazis hicieron con ellos, porque yo nunca estuve all¨ª.
Yo estoy aqu¨ª, cuando encierran en guetos rodeados por muros, cuando tratan como a animales a poblaciones enteras, cuando convierten en mercanc¨ªa electoral las vidas de miles de personas, cuando exterminan con crueldad medieval ciudadanos indefensos, cuando, a pesar de la evidencia, pretenden inmovilizarnos con sentimientos de culpa por algo que nunca hicimos, patrimonializar el victimismo y seguir pasando como el pueblo perseguido.
No puedo dejar de sentir asco ante el silencio c¨®mplice de todos los civilizados del mundo guiados por la cabeza descerebrada del imperio. No puedo dejar de sentir n¨¢useas ante la indiferencia de los organismos internacionales.
?D¨®nde est¨¢ la justicia internacional que no persigue a los genocidas?, ?d¨®nde los defensores de la libertad que no piden la intervenci¨®n de fuerzas internacionales para parar esta locura?, ?d¨®nde est¨¢ mi Gobierno que a¨²n no ha roto sus relaciones y expulsado al embajador de un Estado terrorista y asesino?- Antonio Prieto. C¨®rdoba.
Primero tiraron las bombas de Jap¨®n, y yo no protest¨¦ porque no era japon¨¦s. Despu¨¦s fueron a Vietnam, y no protest¨¦ porque no era vietnamita. Al cabo de un tiempo entraron en Yugoslavia, pero yo no era bosnio, ni croata, ni serbio, ni montenegrino... Cuando entraron en Chechenia cambi¨¦ de canal, es evidente que yo no era checheno. M¨¢s tarde, fueron por Sadam y en el camino mataron a muchos inocentes, entonces, tampoco protest¨¦ porque no era iraqu¨ª. Despu¨¦s fueron a los lugares m¨¢s rec¨®nditos pasando por Afganist¨¢n, otra vez Irak, y muchas veces Palestina. En L¨ªbano, en Qana, asesinaron a ni?os y a sus madres que trataron de protegerlos con su cuerpo, y aunque me estremec¨ª, yo no estaba en L¨ªbano ni soy liban¨¦s. Ahora est¨¢n en Gaza, en Palestina una vez m¨¢s, pero yo no soy ni palestino, ni ¨¢rabe. De aqu¨ª a que me muera, creo que ya no vendr¨¢n ni a por m¨ª, ni a por mis hijos... Pero ?y a por los hijos de mis hijos? Quiz¨¢ necesiten la ayuda que ahora necesitan otros.
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