Cad¨¢veres de cr¨ªos
-El d¨ªa en que decidamos olvidar a los ni?os, la revoluci¨®n triunfar¨¢.
-Ese d¨ªa, la humanidad entera odiar¨¢ la revoluci¨®n.
El di¨¢logo pertenece a la obra de teatro Los justos, de Albert Camus (citada repetidamente estos d¨ªas por Jos¨¦ Mar¨ªa Ridao), y lo protagonizan Stepan, el revolucionario que quer¨ªa tirar la bomba contra el gran duque, aunque fuera acompa?ado por dos ni?os, sus sobrinos, y Dora, que defiende a Kaliayev, el revolucionario que se neg¨® a lanzarla. Stepan argumenta: por culpa de la decisi¨®n de evitar la muerte de los sobrinos del duque, morir¨¢n de hambre y violencia otros muchos ni?os. Kaliayev replica: la muerte de esos dos ni?os no hubiera impedido la de los otros.
Las sociedades civilizadas no infringen castigos colectivos, no bombardean edificios llenos de ni?os
El principio del siglo XXI est¨¢ siendo aniquilador: EE UU se llev¨® por delante el 'h¨¢beas corpus'
El d¨ªa en que Israel decidi¨® olvidar a los ni?os de Gaza y considerarles "v¨ªctimas colaterales" de su justo empe?o de acabar con los cohetes que caen sobre su territorio, la sociedad israel¨ª hizo algo terrible: opt¨® sin verg¨¹enza por Stepan. Camus no aceptaba componendas. La pregunta, para ¨¦l, era bastante simple: ?est¨¢ permitido todo lo que sirva a una causa, por muy justa que se considere? Y la respuesta, directa y sin ambig¨¹edades: cualquiera que sean las razones que se argumenten, no.
La opci¨®n est¨¢ entre lo que se puede y lo que no se puede hacer. No se trata ni tan siquiera de proporcionalidades, ante las que tanto dice que se irrita Andr¨¦ Gluckman, ni de simpat¨ªas pol¨ªticas, como tanto se lamenta Bernard-Henri L¨¦vy. Es, simplemente, algo que se supon¨ªa que ya estaba decidido y aceptado en todas las sociedades civilizadas del mundo: no se construye nada sobre los cad¨¢veres de los ni?os.
No hay excepci¨®n para la atrocidad, por mucho que Israel y quienes defienden su pol¨ªtica en Gaza quieran discutir singularidades. Es simple: las sociedades civilizadas no infringen castigos colectivos, no bombardean edificios llenos de ni?os, aunque all¨ª se esconda el gran duque; no arrasan las casas de los padres de los militantes ni de los terroristas, no interrumpen el suministro de agua, ni dejan los hospitales sin medicinas ni plasma... ?Tan raro resulta escuchar esto ahora? ?Tan ingenuo o est¨²pido?
El principio del siglo XXI est¨¢ siendo realmente aniquilador: Estados Unidos se llev¨® por delante el h¨¢beas corpus y el reconocimiento de los prisioneros de guerra; Israel arrasa con la IV Convenci¨®n de Ginebra y con los derechos de las poblaciones civiles. Los militantes de Ham¨¢s que disparan cohetes Qassam contra las poblaciones israel¨ªes cercanas a la frontera "buscan intencionadamente la muerte de civiles", alegan las autoridades israel¨ªes. En nuestro caso, la muerte de los civiles palestinos se produce, simplemente, en el contexto de una actividad militar. ?Acaso alguien cree en Israel que los militantes de Ham¨¢s no se ven a s¨ª mismos como luchadores palestinos y no consideran su lanzamiento de misiles como una "acci¨®n militar", justificada por su justo deseo de acabar con un bloqueo infame? Los 20.000 habitantes de Sderot son, sin duda, tristes rehenes de Ham¨¢s. ?Y el mill¨®n y medio de palestinos de Gaza? ?Realmente alguien cree que no son los desgraciados rehenes de Israel? ?Se protege a los ni?os de Sderot asesinando a los de Gaza, o viceversa?
?La culpa de la muerte de los sobrinos del gran duque hubiera sido de ¨¦l mismo por llevarles en su carruaje? ?Aceptaremos sin morirnos de la verg¨¹enza esos argumentos o defenderemos todav¨ªa un mundo en el que rijan los acuerdos alcanzados en el siglo XX, las reglas que fuimos tan pacientemente construyendo, los inteligentes y trabados textos legales sobre los que asegur¨¢bamos que ten¨ªamos que regular nuestras relaciones?
Ahora que tambi¨¦n est¨¢ tan de moda menospreciar el periodismo profesional, ?miraremos hacia atr¨¢s y defenderemos el papel del periodismo como testigo, de los periodistas como capaces de dar el testimonio que necesitan los ciudadanos para comprender lo que ocurre? La ofensiva de Israel pasa, precisamente, por no dejar que entren periodistas en Gaza. ?Habr¨¢ que aceptar tambi¨¦n que lo hacen por protegernos? ?O lo denunciaremos como una pr¨¢ctica dictatorial, un atentado contra la libertad de informar? ?Tambi¨¦n eso suena raro o ingenuo? Lo ingenuo o est¨²pido es no denunciar que, seg¨²n los pocos testimonios que llegan desde dentro de Gaza, la gran mayor¨ªa de los muertos y heridos que abarrotan los hospitales son civiles, CIVILES. M¨¢s de trescientos cincuenta ni?os y mujeres han muerto como consecuencia de un castigo colectivo. Y que los castigos de ese tipo son, o eran hasta que empez¨® este siglo, repugnantes y aborrecibles.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Cisjordania
- Convenci¨®n Ginebra
- Franja Gaza
- Da?os colaterales
- Pol¨ªtica exterior
- Territorios palestinos
- Ni?os
- V¨ªctimas guerra
- Derechos humanos
- Tratados internacionales
- Israel
- Geopol¨ªtica
- Infancia
- Conflicto ¨¢rabe-israel¨ª
- Acci¨®n militar
- Oriente pr¨®ximo
- Guerra
- Asia
- Relaciones internacionales
- Relaciones exteriores
- Conflictos
- Defensa
- Pol¨ªtica
- Sociedad