M¨¢quina de rumor
Hay un aspecto colateral en el tratamiento de las crisis, que resurge una y otra vez: el papel de los medios de comunicaci¨®n en su transmisi¨®n correcta. Ellos -nosotros- debemos tener en cuenta lo que Kindleberger dice (Man¨ªas, p¨¢nicos y cracs. Historia de las crisis financieras. Ariel, 1991): que ¨¦stas las ha habido desde el siglo XVIII, que todas tuvieron su principio y su final, y que se han repetido machaconamente a lo largo de los a?os a pesar del empecinamiento de cada generaci¨®n por creer que no habr¨ªa m¨¢s. Evitar el adanismo en la interpretaci¨®n.
Un excelente historiador econ¨®mico me escribe preocupado: "Me pregunto hasta qu¨¦ punto los medios y muchos expertos est¨¢n alentando el p¨¢nico con presupuestos no siempre reales. Creo que su responsabilidad e influencia son grandes y aunque su obligaci¨®n es poner el dedo en la llaga, hay que esforzarse en hacerlo con fundamento". Un banquero remite un art¨ªculo que circula en la Red y que se titula expresivamente ?Son los medios de comunicaci¨®n parcialmente responsables del p¨¢nico?: "?Es pedir demasiado que se ofrezca una informaci¨®n equilibrada?; la gente de la calle, presa del p¨¢nico y debido al sensacionalismo de la situaci¨®n que transmiten los medios, no es capaz de distinguir entre las opiniones y los hechos".
La mafia de los rumores enga?a a prop¨®sito, estafando a inversores cr¨¦dulos, y se enriquece con ello
?Se ejerce desde los medios un pesimismo irredento o, en general, se reproduce b¨¢sicamente lo que ocurre? En Gran Breta?a, preocupados por el asunto, la Comisi¨®n de Econom¨ªa de la C¨¢mara de los Comunes, dentro de un proyecto para proponer cambios regulatorios en el sistema financiero, propone en su borrador que los periodistas econ¨®micos "operen bajo alg¨²n tipo de restricci¨®n" durante las etapas de turbulencia. Si ello fuese as¨ª, ?qui¨¦n dar¨ªa la voz de alarma en una coyuntura en la que la mayor¨ªa de los organismos reguladores han fallado en su labor? Quien primero denunci¨® lo que estaba sucediendo en Enron fue una periodista de la revista Forbes.
Ello no tiene nada que ver con los abusos y los delitos. Por ejemplo, el de iniciados (informaci¨®n privilegiada), que a veces se vehicula a trav¨¦s de los medios: la m¨¢quina de los rumores. Un estudio la define como una empresa implacable pero de una eficacia temible. Su materia prima es una siniestra mezcla de codicia, miedo, ignorancia y credulidad. Su producto es el enriquecimiento de algunos iniciados con la capacidad de reducir a la nada fortunas y buenas reputaciones. La mafia de la m¨¢quina de los rumores arranca enormes sumas del sistema enga?ando a prop¨®sito; estos depredadores critican y cobran, expanden rumores infundados y despu¨¦s se embolsan las ganancias estafando a inversores cr¨¦dulos.
Tambi¨¦n en la informaci¨®n econ¨®mica hay que evitar que se haga mayoritaria la opini¨®n gen¨¦rica de Balzac: "Si no existiera la prensa habr¨ªa que procurar, por encima de todo, no inventarla".
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