Temblor sostenible
Es en momentos como ¨¦ste, con el invierno funcionando a pleno rendimiento, cuando el asunto adquiere toda su significaci¨®n, cuando mejor se comprende la importancia de contar con unos buenos transportes colectivos. Con las carreteras amenazadas por la nieve, coger el coche, adem¨¢s de resultar poco o nada apetecible, se convierte en una actividad de riesgo. Por desgracia, al ciudadano vasco no le quedan demasiadas opciones de recambio. Pongamos que vive en una de nuestras capitales y necesita desplazarse a otra para trabajar puntualmente y luego volver a su casa. Pues con el tren no podr¨¢ contar casi nunca, a menos que decida invertir en ese trabajo de unas horas todo el d¨ªa. En cuanto al autob¨²s, en el mejor de los casos tendr¨¢ que ajustarse a su parca frecuencia; en el peor, si la actividad que motiva su desplazamiento es de las vespertinas (una conferencia en horario corriente, un curso nocturno, la participaci¨®n en un evento cultural habitual o una reuni¨®n de ¨²ltima hora de oficina), para cuando termine ya no habr¨¢ servicio de vuelta, el ¨²ltimo autob¨²s ya habr¨¢ partido. Y si no vive en las capitales, a lo anterior habr¨¢ que sumarle un plus de dificultad o de malabarismo para hacer encajar actividades, horarios y rutas.
Coger el coche en Euskadi no es un capricho, sino una necesidad
Los informes medioambientales y de sostenibilidad dicen, uno tras otro, b¨¢sicamente lo mismo: que en Euskadi vamos poco a poco a mejor en algunos apartados como la calidad del agua; y a peor en todo lo que tiene que ver con el tr¨¢fico y sus consecuencias. La consejera de Medioambiente, en la presentaci¨®n hace unas semanas del primer anuario ambiental del Pa¨ªs Vasco, precis¨® en este sentido que las emisiones contaminantes provocadas por el transporte por carretera han aumentado desde 1990 un 124%, y que el uso del veh¨ªculo privado ha crecido cuatro puntos desde 2003, representando hoy el 38,6% de todos los desplazamientos que aqu¨ª se hacen a diario.
Lo que no se?al¨® la consejera es que en Euskadi coger el coche no es una cuesti¨®n de capricho sino de necesidad. Una necesidad que no s¨®lo agrava la contaminaci¨®n del aire que respiramos y hacemos respirar; representa una costosa sangr¨ªa energ¨¦tica; provoca el colapso de nuestras carreteras, y la inhibici¨®n de muchos intercambios interurbanos (habr¨ªa que estudiar el coste social, econ¨®mico, cultural, productivo y creativo, que a?o tras a?o suponen todas esas cosas que se dejan de hacer porque aqu¨ª desplazarse de una ciudad a otra no es nunca algo fluido, flexible o f¨¢cil). Una necesidad que adem¨¢s mantiene nuestra cultura del transporte colectivo en precario, por no decir en parvulario.
En este contexto, y en la misma comparecencia, la consejera anunci¨® que en el futuro se implantar¨¢n en Euskadi peajes de entrada a las ciudades, proceso que requiere "un tiempo de maduraci¨®n e infraestructuras espec¨ªficas" como aparcamientos exteriores. El conjunto suena a broma, a tomadura de pelo ciudadano, visto el birrioso sistema de transporte interurbano que poseemos, incapaz de reemplazar, en todo momento, al veh¨ªculo privado; y sobre todo por la imagen de esos aparcamientos extramuros, a los que la gente llegar¨¢ obviamente en (su) coche. Pensar que esa es la soluci¨®n de futuro que nos reserva el Gobierno vasco da para echarse sosteniblemente a temblar. En cuanto a la maduraci¨®n, entiendo que habla por s¨ª sola.
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