'Tontiploster'
A veces se ve salir de dos grandes bares, dos, cercanos a mi casa -uno de ellos el Philarmonic, donde a veces a la salida de El Peri¨®dico el difunto Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez Ib¨¢?ez se paraba a tomar una copa, y si me ve¨ªa pagaba la m¨ªa, en recuerdo de los tiempos en que fue mi jefe-, a se?oras y se?ores acalorados y muy contentos, y todos llevan botas altas y pantalones vaqueros y en la cabeza un sombrero tejano de color blanco, signo inequ¨ªvoco de lo que hacen: seguir lecciones de "country line dance", ese baile que se baila en hileras, con todos los bailarines ejecutando los pasos al mismo tiempo, todos mirando en la misma direcci¨®n, sin establecer contacto f¨ªsico, y todos con las manos a la altura del cintur¨®n, los pulgares alrededor de la hebilla (que me parece que para ir bien debe ser plateada y de tama?o ostentoso, y si es posible con un relieve de herraduras o de cabeza de b¨²falo). Vestidos de esta guisa taconean sobre el parqu¨¦ y representan coreograf¨ªas sencillas. A juzgar por sus sonrisas se lo pasan de miedo.
He comprobado que, en efecto, all¨ª se dan lecciones de line dance. ?Qu¨¦ revelaci¨®n turbadora! Me recuerdan una tarde gris de invierno a principios de los noventa en un arrabal de Bratislava. Se puso a llover, y buscando amparo del chaparr¨®n entr¨¦ en un gran restaurante donde hab¨ªan arrinconado las mesas para que 50 parejas de eslovacos disfrazados de vaqueros -algunas de ellas con vestidos de florecillas del tipo de Laura Ingalls en La casa de la pradera- aprendiesen el country line dance, al son de la m¨²sica del pavoroso Garth Brooks. Claro que all¨¢ la pol¨ªtica brindaba una explicaci¨®n evidente y sencilla para el curioso fen¨®meno: se trataba de un conjuro m¨¢gico, un baile ritual para comprometer al remoto dios de Am¨¦rica, tierra de los libres y hogar de los bravos, tan prestigioso en los pa¨ªses bajo el yugo sovi¨¦tico; y las 50 parejas de eslovacos repet¨ªan los versos de John Denver: "Take me home, country roads, West Virginia...". "Caminos del campo: llevadme a casa, a Virginia del Oeste...". ?Pero en Barcelona? Con todos los respetos, ?a West Virginia, pudiendo ir a Aiguafreda? ?Es que nos hemos vuelto todos tontiplosters?
Y ya que estamos en ello, ?qu¨¦ son los tontiplosters? Dice uno de ellos: "Los tontiplosters son una logia muy antigua, muy antigua, que fueron perseguidos en tiempos de los romanos por hacer muchas tonter¨ªas. Jugaban mucho a churro, mediamanga mangotero, y algunas briscas echaban tambi¨¦n. Se hab¨ªan juramentado para salvar la tonter¨ªa del mundo: se consideraban el pueblo elegido para que las chorradas del mundo no se extinguieran". As¨ª es como lo explica Carlos Areces, portavoz de la secta, durante un sketch hilarante del programa de Televisi¨®n Espa?ola Muchachada nui.
Entonces, le preguntan a Areces: "?Pero tanto poder tienen los tontiplosters?". Y ¨¦l, sinti¨¦ndose retado, contesta desafiante: "Mira: los boy scouts, que para ser francos, no los inventamos del todo los tontiplosters, pero mantenemos muy estrecha colaboraci¨®n con su fundador, Baden Powell. El cubo de Rubik. Andorra. Los confetis. Los politonos. Las cometas... ?Quieres que siga?".
No sigui¨®, y ahora recae sobre nosotros la tarea de reconstruir el inmenso mapa de las realizaciones de los tontiplosters. A bote pronto se me ocurre que todos los bailes folcl¨®ricos, desde el line dance al aurresku (¨¦se en que un sujeto con boina, vestido de blanco, da patadas al aire en las narices de Ibarretxe, que intercambia con ¨¦l una mirada muy seria) son divertidos para quien los baila, pero desde fuera parecen parte del legado tontiploster. Tambi¨¦n las estatuas humanas de La Rambla, que hacen las delicias de los turistas. Y los "confidenciales" de Internet. Los autobuses que proclaman la existencia o la inexistencia de Dios. Los yoy¨®s. Disneylandia. Las motos Harley-Davidson. Las instituciones, personalidades e ideolog¨ªas en las que est¨¢ usted pensando: s¨ª, en efecto, ha acertado: son tontiploster. Y la tele, claro, salvo por esos chicos geniales de Muchachada nui, que vuelven, albricias, este mismo mes de enero.
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