Respuestas a la crisis del capitalismo
Hace unos a?os, Luc Boltansky y Eve Chiapello publicaron en Francia un ambicioso libro, titulado El nuevo esp¨ªritu del capitalismo (Ediciones Akal), en el que, tras los pasos de Max Weber y su lectura del protestantismo, quer¨ªan poner de relieve la capacidad del capitalismo de utilizar las cr¨ªticas culturales e ideol¨®gicas a sus l¨®gicas de funcionamiento, para refundarse continuamente. Tras la estela de Weber, qui¨¦n con su c¨¦lebre conexi¨®n entre protestantismo y capitalismo ayud¨® a entender mejor los mecanismos individuales de acumulaci¨®n e innovaci¨®n, los dos autores franceses conectan la revitalizaci¨®n del sistema capitalista de los ¨²ltimos decenios, con su capacidad para asumir el mensaje rom¨¢ntico y de exaltaci¨®n de la autonom¨ªa individual que surge de la crisis de legitimidad que impacta en el viejo capitalismo fordista a finales de los sesenta. De esta manera, entienden que los problemas con que se enfrentan muchos de los cr¨ªticos del capitalismo contempor¨¢neo, no derivan de la falta de consecuencias negativas del funcionamiento de un sistema que sigue condenando a sectores muy significativos de la poblaci¨®n a la exclusi¨®n y al desamparo, sino de seguir basando esas cr¨ªticas en argumentos obsoletos, defensivos y poco capaces de recoger las nuevas coordenadas de la explotaci¨®n y la alienaci¨®n capitalista. Interpretan la crisis del 68 como una cr¨ªtica b¨¢sicamente cultural y art¨ªstica a un sistema econ¨®mico de matriz homogeneizadora y rutinaria, que ahogaba la creatividad y la innovaci¨®n. El nuevo esp¨ªritu capitalista parte de la superaci¨®n de la l¨®gica jer¨¢rquica, taylorista y tecnocr¨¢tica, para fundarse en formas aparentemente m¨¢s aut¨®nomas, relacionales y flexibles, que buscan aprovechar a fondo la creatividad de los asalariados, a costa de cuestionar su estabilidad y su seguridad, tanto material como psicol¨®gica.
El Foro Social Mundial tiene la oportunidad de ir cristalizando la labor movilizadora de estos ¨²ltimos a?os
Ese capitalismo recauchutado insufl¨® nuevas maneras de encarar la producci¨®n, y a caballo de la revoluci¨®n tecnol¨®gica, abri¨® las puertas a una forma de entender la empresa, m¨¢s horizontal, premiando la colaboraci¨®n de los empleados en la mejora de los procesos, con un funcionamiento basado en proyectos, de tal manera que se fortaleci¨® la idea de la discontinuidad y la temporalidad como sin¨®nimo de creatividad y flexibilidad. Un capitalismo convivencial, aparentemente participativo, que invitaba e invita a compartir, a trabajar en red, a saltarse rigideces y jerarqu¨ªas. De tal manera que consigue adhesiones y deja obsoletas las cr¨ªticas basadas en los viejos esquemas industrialistas que hablaban de sumisi¨®n y explotaci¨®n sin participaci¨®n. Camuflado en todo ese envoltorio de creatividad, viaja la precarizaci¨®n galopante del empleo, la constante desaparici¨®n de los empleos considerados excesivamente estables (por tanto poco creativos), la reducci¨®n de la protecci¨®n de los trabajadores, el aumento de la intensidad y la duraci¨®n de las jornadas de trabajo (con amplias facilidades para trabajar en red, a distancia o en cualquier estaci¨®n o aeropuerto, siempre conectados). Cualquier cr¨ªtica a esas nuevas maneras de operar puede caer f¨¢cilmente en argumentos que parecen reclamar una vuelta atr¨¢s, a tiempos m¨¢s seguros, pero, al mismo tiempo, m¨¢s oscuros, grises y alienantes.
Lo cierto es que, en los momentos actuales de confusi¨®n, esa renovaci¨®n fundamentada aparentemente en la creatividad y la autonom¨ªa individual encuentra sus l¨ªmites concretos en las personas que ven chocar su reforzada personalidad con estructuras productivas que llaman ahora a sacrificios y restricciones en aras de la supervivencia de las estructuras del sistema. Y es ahora cuando los envoltorios muestran su fragilidad y su inautenticidad, cuando la precariedad-flexibilidad deviene simplemente en paro, o cuando la autonom¨ªa individual, la movilidad y la conectividad total como sin¨®nimo de modernidad sigue siendo s¨®lo posible y rentable para algunos, mientras la cotidianidad se vuelve m¨¢s dif¨ªcil para la mayor¨ªa. En vez de cumplir la promesa de liberar todas las potencialidades creativas de cada individuo, lo que encontramos son las fronteras restrictivas e instrumentalizadoras de la racionalidad mercantil y consumista. Frente a la promesa (a lo Thatcher) de convertirnos todos en accionistas del gran negocio financiero universal, nos encontramos al final con meras amoralidades especulativas de las que se aprovechan unos pocos con los ahorros de otros muchos. Pero de nada sirven esas constataciones, si no se es capaz de buscar y profundizar en nuevas cr¨ªticas que no s¨®lo denuncien la enga?osa transformaci¨®n, sino que busquen enfrentarse a las ra¨ªces injustas y opresoras del sistema. Y sin duda, para ello, es muy importante fundamentar adecuadamente la cr¨ªtica cultural y social al capitalismo realmente existente en estos inicios del siglo XXI, tanto a escala local como a escala global. Cr¨ªtica cultural, ya que es sustancialmente cierto que la base de producci¨®n de valor es crecientemente cultural, y tambi¨¦n que el capitalismo contempor¨¢neo es una forma de vida, un conjunto de pr¨¢cticas y de instituciones que no pueden ser separadas de sus fundamentos estructurales. Y cr¨ªtica social, ya que sigue siendo tambi¨¦n cierto a escala global y local, que afloran y se consolidan viejas y nuevas formas de explotaci¨®n y desigualdad. ?sa es la labor que entiendo puede ejercer de nuevo el Foro Social Mundial, que en pocos d¨ªas volver¨¢ a reunirse en Brasil, y que tiene ahora la oportunidad de ir cristalizando la labor movilizadora y sensibilizadora de estos ¨²ltimos a?os. Quiz¨¢ el foco no deba ser la estricta cr¨ªtica al capitalismo como fundamento de la acci¨®n alternativa, sino la capacidad de implicar intelectual y emotivamente a un conjunto de personas y grupos para construir conjuntamente una sociedad m¨¢s habitable y justa, con nuevas estructuras comunes, compartidas, radicalmente democr¨¢ticas.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UAB.
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