Destino nuclear

Fallout 3 ofrece un espacio abierto de juego que escenifica algo parecido a lo que habr¨ªa sucedido si las amenazas entre superpotencias durante la guerra fr¨ªa hubiesen cristalizado y una lluvia de bombas at¨®micas hubiera devastado el planeta. En su salto a las tres dimensiones y a las consolas, la tercera entrega de la saga iniciada por Black Isle Studios es capaz de mostrar un mundo posapocal¨ªptico donde la vida sigue a pesar de la escasez, el conflicto continuo y la radiaci¨®n.

Empaquetada en un solo disco est¨¢ una de las experiencias m¨¢s completas que se pueden disfrutar en forma de videojuego. Sin necesidad de conectar a Internet y sin opciones multijugador, dentro de Fallout 3 hay un peque?o gran universo virtual repleto de personajes carism¨¢ticos, propietarios de peque?as historias con los que se podr¨¢ interactuar.

Los juegos de rol, ya sean de mesa o los cl¨¢sicos de ordenador, est¨¢n aquejados por un gran escollo para poderlos disfrutar plenamente debido a las abrumadoras instrucciones iniciales necesarias para entender su funcionamiento. A modo de s¨ªmil, es como quien no disfrutar¨ªa de una buena novela porque para su entendimiento fuera imprescindible leer un aburrido, pesado y enrevesado pr¨®logo. Varias compa?¨ªas estudian y ponen en pr¨¢ctica nuevas f¨®rmulas para reducir la curva de aprendizaje, intentando as¨ª llegar a un p¨²blico mayor. La forma de Fallout 3 es de lo m¨¢s imaginativa.

El tedioso proceso de creaci¨®n del personaje se divide en varias partes integradas en la historia inicial, que situar¨¢ al jugador en la Am¨¦rica devastada por la guerra nuclear. La acci¨®n se desarrolla en el refugio 101, un lugar que qued¨® sellado antes de las primeras explosiones y permanecer¨¢ as¨ª para siempre. "Todo el mundo nace y muere en el 101, nadie entra ni sale", es lo que todos los refugiados tienen grabado a fuego en palabras del Supervisor. Lo primero que ver¨¢ ser¨¢ es su propio nacimiento en primera persona, momento en que decidir¨¢ su sexo. Tristemente lo siguiente por lo que deber¨¢ pasar ser¨¢ la muerte posparto de su madre. En una serie de saltos en el tiempo experimentar¨¢ su ni?ez como beb¨¦, su adolescencia, en la que deber¨¢ incluso soportar amenazas, y su llegada a la madurez. Finalmente, su padre cometer¨¢ una traici¨®n y abandonar¨¢ el refugio, motivo por el que el protagonista es acusado de sublevaci¨®n y deber¨¢ escapar, saliendo al peligroso exterior radiactivo.

Para su sorpresa, lo que anta?o fue Washington D. C. est¨¢ efectivamente calcinado y en ruinas, pero el ambiente es respirable, la radiaci¨®n, soportable, y la vida ha vuelto en forma de bandas de humanos y mutantes. En la b¨²squeda del padre, deber¨¢ interrogar a decenas de personajes, cumplir misiones principales y secundarias, y crecer como persona. Esto dar¨¢ para m¨¢s de 100 horas de juego.

El motor gr¨¢fico que mueve Wasteland, el nombre que recibe la capital americana, es una versi¨®n mejorada del de Oblivion, por lo que s¨®lo se pueden decir excelencias sobre su capacidad para representar visualmente un entorno cre¨ªble que recuerda a Mad Max. Las ciudades son chabolas construidas con bidones a las que se accede por pasarelas a distintos niveles. Adem¨¢s de interactuar con los personajes, hay objetos por todas partes con los que, aunque a veces puedan parecer chatarra, con la pr¨¢ctica se puede llegar a fabricar armas.

El sistema de enfrentamientos con los enemigos, ya sean humanos, mutantes o insectos gigantescos, puede ser en tiempo real, como en los juegos de acci¨®n en primera persona, o por turnos, mediante el novedoso sistema V.A.T.S. que pauta la acci¨®n para elegir los golpes que repartir y ver el resultado a continuaci¨®n.

La est¨¦tica de los a?os cincuenta, presente en el ordenador de mu?eca desde el que se gestiona absolutamente todo, en los edificios y la m¨²sica, da un toque y una ambientaci¨®n perfecta para esta gran aventura.