El Tratado de Lisboa
Timothy Garton Ash, en su art¨ªculo de EL PA?S, suplemento Domingo, del 11 de enero, denuncia con harta raz¨®n dos hechos:
1. El solapamiento, "rid¨ªculo", de dos misiones de la Uni¨®n Europea para obtener un alto el fuego en Gaza, de un lado el premier checo por su presidencia semestral y de otro el ex presidente de la UE Sarkozy acompa?ado -dato significativo- por Javier Solana, mister PESC. (M¨¢s eficaces estos dos viajeros, consiguieron a trav¨¦s de Egipto una resoluci¨®n en la ONU, lamentablemente rechazada por el Estado de Israel y por Ham¨¢s).
2. El "fracaso europeo" en la crisis del gas natural, tan da?ina para varios pa¨ªses miembros de la UE.
Discrepo de Garton Ash cuando para evitar estos males, da menor importancia al tema institucional de la UE que a una -para m¨ª, evanescente- "voluntad pol¨ªtica" europea. ?Cae Garton Ash en la cuenta de que, seg¨²n el Tratado vigente versi¨®n Niza, "acciones", "posiciones" y "estrategias" PESC han de adoptarse por unanimidad, mientras que con el Tratado de Lisboa (TL), art¨ªculo 31.2, cabr¨ªan "acciones" y "posiciones" por mayor¨ªa, susceptibles de arrancar? ?Sabe Garton Ash que el Tratado de Lisboa inaugurar¨ªa una pol¨ªtica com¨²n de la Energ¨ªa (art¨ªculo 194), con una expresa "solidaridad entre los Estados miembros"? Nuestra "voluntad pol¨ªtica" est¨¢ hoy en exigir la entrada en vigor del Tratado de Lisboa, a¨²n por encima de un posible no irland¨¦s, clon¨¢ndolo entre los pioneros (vide www.fundacioninquietudes.org). Y los dem¨¢s, que aguanten.
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