La emoci¨®n compartida

Cada vez que comparten escenario, Sara Baras y Jos¨¦ Carreras cautivan al p¨²blico con un derroche de sensibilidad, complicidad y energ¨ªa. Iniciaron su ins¨®lito idilio art¨ªstico en 2006, con el estreno, en el Festival Jardins de Cap Roig (Girona), de un espect¨¢culo que busca un enriquecedor punto de encuentro entre el baile flamenco y la canci¨®n espa?ola de concierto. Desde entonces, arrasan en taquilla en cada nuevo encuentro. Anteayer, en Barcelona, llenaron hasta la bandera el Auditori del F¨°rum y, a pesar de la frialdad del recinto, muy poco id¨®neo para una propuesta que pide mayor calor, intimidad y proximidad con el p¨²blico, acabaron seduci¨¦ndolo por completo.

La compa?¨ªa de Sara Baras rompi¨® el hielo con unos fandangos dedicados a Turina. Sali¨® Carreras, empez¨® a cantar un delicioso tango de Alb¨¦niz, El eco de tu voz, acompa?ado al piano por Lorenzo Bavaj, y al instante, la simple aparici¨®n de Sara Baras ilumin¨® la escena y la expresividad y el calor l¨ªrico del tenor catal¨¢n vieron multiplicado su efecto por la fuerza del gesto de la bella y elegante bailaora gaditana. Nada de fusiones ni experimentos raros. El secreto del ¨¦xito de la propuesta est¨¢ en la suma de sensibilidades, el cruce de talento, la inspiraci¨®n conjunta, la emoci¨®n compartida.

La pureza del baile parece buscar cobijo en la fuerza de la voz, y de pronto, basta un quiebro en la cintura, un movimiento de los brazos, para que el sentimiento flamenco lo embruje todo. Tambi¨¦n suenan canciones ajenas al mundo flamenco, como La rosa y el sauce, de Carlos Guastavino, y Lejana tierra m¨ªa, de Carlos Gardel, pero cuando el espect¨¢culo revela su verdadera identidad es en las canciones populares de Lorca y Falla, impregnadas de esencias flamencas.

Y, sin perder esa rigidez esc¨¦nica tan habitual en las estrellas de la ¨®pera, Carreras busca la emotividad m¨¢s cercana, inspirado sin duda por el baile jondo y seductor de Sara Baras, espectacular en sus intervenciones, con un zapateado de arrollador efecto. Al carisma de los protagonistas, hay que sumar la pasi¨®n y entrega del cuerpo de baile y los instrumentistas dirigidos musicalmente por el guitarrista Jos¨¦ Mar¨ªa Bandera.