Tan real como inquietante
Cualquier cin¨¦filo adulto que haya sufrido el castigo de una educaci¨®n desastrosa, de un s¨¢dico, legitimado e impune abuso de poder, siempre va a guardar en su retina las venganzas libertarias y po¨¦ticas de los que sufrieron el yugo como las que describ¨ªan la maravillosa Cero en conducta, del irreemplazable Jean Vigo, y la incendiaria If, de Lindsay Anderson. Truffaut le devolvi¨® la dignidad al casi siempre mosqueante profesorado narrando la ¨¦pica labor del humanista Jean Itard para que un ni?o salvaje aprenda a comunicarse, acepte reglas, afiance su sentido de la justicia, descubra el placer, la utilidad o la necesidad del conocimiento.
Hollywood, con menos afanes did¨¢cticos pero sabiendo lo que exige la taquilla, tambi¨¦n ha frecuentado con m¨¢s trampas que verdad, con tesis convenientemente edulcoradas, con la convicci¨®n de que finalmente todo el mundo es bueno, las inicialmente conflictivas relaciones entre profesores y alumnos. Y afortunadamente, en los ¨²ltimos a?os, directores m¨¢s preocupados por la cruda verdad que por la tranquilizadora ficci¨®n, como Bertrand Tavernier en Hoy empieza todo, Zhang Yimou en Ni uno menos y David Simon y Ed Burns en la cuarta temporada de la serie de televisi¨®n The wire, se han propuesto extraer realidad y conclusiones duras de lo que ocurre o puede ocurrir en las aulas, de las relaciones entre profesores y alumnos, de la simbiosis entre las tensiones del mundo exterior y lo que sucede en el colegio, de la sufrida y frecuente imagen del educador que se toma en serio su trabajo, que a pesar de los pesares no se resigna a la derrota, a lanzar la toalla.
LA CLASE
Director: Laurent Cantet. Gui¨®n: L. Cantet, Fran?ois B¨¦gaudeau, Robin Campillo. Basada en la novela Entre los muros, de F. B¨¦gaudeau. Int¨¦rpretes: F. B¨¦gaudeau y alumnos del Instituto Fran?oise Dolto. Francia, 2008. 128 minutos.
Laurent Cantet se suma con la excelente e inaplazable La clase (el t¨ªtulo original Entre las paredes es m¨¢s adecuado) a los que se han propuesto con ¨¦xito retratar el muy duro aqu¨ª y ahora en la problem¨¢tica labor de ense?ar y de aprender. Nada huele a impostura en esta pel¨ªcula. Cantet adapta un libro del profesor Francis B¨¦gaudeau, que interpreta a su propio personaje, en el que cuenta su experiencia a lo largo de un a?o en un instituto de la periferia de Par¨ªs, habitado por la multirracialidad, por los hijos de la inmigraci¨®n o por nativos de clase baja lumpen, por alumnos negros que ejercen el racismo con los magreb¨ªes y viceversa, por gente con recelo o desidia ante la autoridad que encarna ese tenaz profesor que se ha propuesto ense?ar la asignatura de lengua a sus impuestos, indiferentes o agresivos parroquianos. No le amenazan con pistolas pero los estallidos de violencia entre ellos o contra ¨¦l pueden ser muy fuertes, tienen sus d¨ªas mejores y peores, hay listos, normales, tontos, retorcidos, limpios, traumados, osados, d¨®ciles. Hay de todo, como en la vida, pero las posibilidades de que el verdadero profesional de la ense?anza sienta que ha logrado los frutos que se propon¨ªa y que los alumnos asuman que estar entre las paredes es gratificante o decisivo para su futuro, pertenecen al reino de la utop¨ªa.
Cantet narra esta historia sin soluci¨®n y claustrof¨®bica con esp¨ªritu documentalista, plasmando la autenticidad de personajes y situaciones, haciendo que alumnos y profesores se interpreten a s¨ª mismos, huyendo del efectismo, el discurso y la moralina. Y lo hace admirablemente, logrando que el espectador se sienta inc¨®modo, testigo de algo que se parece excesivamente a la vida cotidiana.
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