La nueva resurrecci¨®n de Armstrong
El ciclista tejano cree que con Obama de presidente habr¨ªa sido m¨¢s querido en Europa
La sala, repleta de c¨¢maras de televisi¨®n; periodistas de todos los pa¨ªses, un contingente de norteamericanos en la primera fila... Esto es Australia, la v¨ªspera del Tour Don Ander, la primera carrera de Lance Armstrong desde el Tour de Francia de 2005. Zumban los susurros, la expectaci¨®n. Traen una bicicleta, su bici. Unas cuantas veces se oye de repente: "?Ya viene?... Falsa alarma... ?Hay que levantarse cuando aparezca?". Es como estar en la iglesia. Un silencio sepulcral acompa?a su llegada junto a Johan Bruyneel, su director en el Astana. Un periodista le comenta que el recibimiento que se le dispensa es como el que uno esperar¨ªa para Jesucristo tras su resurrecci¨®n y el estadounidense responde r¨¢pido: "No creo que Jesucristo montase en bicicleta".
El ganador de siete Tours vuelve en Australia a la competici¨®n
A pesar de la exageraci¨®n de los medios y de las medidas de seguridad, Armstrong pretende "participar en esta carrera con una expectativas modestas, una mezcla de nervios y emoci¨®n, sin grandes objetivos, excepto los de volver a coger el ritmo de la competici¨®n. Emociones encontradas, mezcladas con nervios...". Quiz¨¢s, como ¨¦l mismo dice, el deseo de triunfar sea diferente ahora. Si hay que creerle, no habla s¨®lo de la bicicleta. Dice que la raz¨®n principal de su regreso es promover la fundaci¨®n Livestrong. Una noble causa, por supuesto. Todos piensan que es algo bueno luchar contra el c¨¢ncer. Pero los sentimientos son confusos, como los suyos al volver a competir. "He regresado para llevar el mensaje de Livestrong por todo el mundo, para hablar sobre la carga de esta enfermedad". Su bici tiene dos cifras grabadas: la del tubo vertical representa la suma de los d¨ªas transcurridos desde su ¨²ltima carrera, 1.274. La otra, 27,5, los millones de personas que han muerto de c¨¢ncer en ese tiempo. "Una cantidad asombrosa", matiza; "m¨¢s que toda la poblaci¨®n australiana".
Desde su punto de vista, lo primero que hay que hacer es prevenir el c¨¢ncer; lo segundo, cogerlo a tiempo, y lo tercero, asegurarse de que toda la humanidad tenga acceso a la mejor atenci¨®n m¨¦dica, sin distinci¨®n de pa¨ªs o raza. Su objetivo tiene tanto que ver con la salud p¨²blica como con la bicicleta. Si el tiempo que va a dedicar a ¨¦sta cambia tal afirmaci¨®n est¨¢ por ver, pero, en todo caso, parece declararse firmemente a favor de la reforma de la sanidad en Estados Unidos.
Cuando se le pregunta si su legado se habr¨ªa visto de manera diferente en la vieja Europa si hubiera ganado sus siete Tours durante el mandato de Obama en vez de durante el de Bush, Armstrong admite: "Desde luego, ocurrieron muchas cosas... Irak, Afganist¨¢n, la personalidad ruda de Bush... A ello se a?ade el hecho de que pas¨¦ un tiempo con ¨¦l en la bici... La gente pens¨® que yo era su mejor amigo, pero fui a pedirle 1.000 millones de d¨®lares para luchar contra el c¨¢ncer. Nunca los conseguimos, pero, como defensor de la lucha contra el c¨¢ncer, tuve que ir y ped¨ªrselos, igual que espero reunirme esta semana con Kevin Rudd, el primer ministro australiano". "Pero, s¨ª", agrega, "probablemente la imagen habr¨ªa sido distinta si el presidente entonces hubiera sido Obama, no Bush".
El tejano no planea salir en bici con Obama, ya que el pr¨®ximo presidente prefiere el baloncesto: "?l puede saltar. Yo, no". Pero se siente "optimista" respecto al nuevo Gobierno de su pa¨ªs: "Obama es cercano y sensible al c¨¢ncer, pues perdi¨® a su madre y su abuela por su causa. Lo mejor que puede hacer es cambiar el sistema de sanidad nacional".
En relaci¨®n a su segunda resurrecci¨®n -la primera fue en 1998, cuando regres¨® al ciclismo tras superar un c¨¢ncer-, Armstrong afirma: "Estoy tranquilo porque disfruto al m¨¢ximo. Hago esto gratis [no va a cobrar por correr, pero recibir¨¢ 775.000 euros por hablar del c¨¢ncer]. Lo hago porque me encanta. En 2004 y 2005 era un trabajo, pero ahora he recobrado la pasi¨®n y eso ayudar¨¢ al ciclismo y a la fundaci¨®n Livestrong".
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